domingo, 28 de diciembre de 2014

Noventa años no son nada.


www.laopiniondemalaga.es 28/12/2014
Si ya es complejo hallar residentes centenarios ENTRE los poco más de 200.000 HABITANTES que conviven en la comarca de la Axarquía, es absolutamente extraordinario encontrar en una misma familia a tres hermanos que hayan superado la barrera de los 90 años. Entre los Pascuales de Riogordo, no obstante, hallamos el caso de Antonia –91 años–, Antonio –93 años– y Emilio –94 años–, que rompen todo tipo de estadísticas.
¿Cuál es el secreto para que en un mismo HOGAR hayan nacido un total de tres nonagenarios que por la salud que atesoran apuntan a ser centenarios? Emilio responde que una parte de culpa la tiene la genética: «Nuestro abuelo paterno, Antonio Pascual Ferrer, nacido en Alfarnatejo, murió con 94 años. Y fue muy conocido porque fundó en Mondrón la semilla de una pionera cooperativa agrícola, que luego permitió transformar a ESTA pedanía de Periana en lo que es hoy, la capital del aceite de oliva virgen de la Axarquía», manifiesta.
Pero Antonio agrega que existen otros factores que incluyen y mucho en la longevidad y buenas facultades físicas y mentales que en la actualidad conservan: «Es imprescindible llevar una vida recta, sana, honrada, trabajadora, sin vicios y sin tabaco. Y debes acostarte y levantarte a tu hora. Además es fundamental respetar a la familia y a la vecindad. Esa es la mejor receta que puede uno transmitir a sus hijos y a sus vecinos para poder llegar en este ESTADO a la vejez».
La «pequeña» de los Pascuales de Riogordo, María Lucía, nacería en 1937, «en plena Guerra Civil». Ella subraya que en el municipio ha sido una familia muy conocida. De hecho, Antonio, uno de sus hermanos mayores, fue alcalde durante el periodo franquista, DESDE los 35 años y hasta la llegada de la Transición. Y Emilio fue corresponsal de Banesto en Riogordo y se encargó de fundar una biblioteca pública. El legado político de los mayores lo heredarían precisamente dos de los hijos de María Lucía. En la actualidad, de hecho, Antonio Gavilán es teniente de alcalde.
En el árbol genealógico no deja de señalar la figura de sus padres, Emilio Pascual y Antonia Campos, nacidos respectivamente en 1894 y 1897, así como tres hermanos ya fallecidos, Miguel, Teresa y Pepita, que murió a los NUEVE meses. Emilio subraya que otra suerte para los Pascuales es «haber permanecido como familia unida durante décadas». La prueba, este encuentro navideño que ha reunido a parientes que residen hasta en Madrid. E incide, justo como su hermano, en el peso de la honradez para que las futuras generaciones «puedan gozar de tanta salud como la que hemos tenido».
Una receta muy saludable
Emilio explica que en la dieta también puede encontrarse una de las recetas para vivir tantos años. En el aceite hay un condimento esencial. Pero sin embargo a Antonia no es de los productos gastronómicos que más consuma. «Lo fundamental es COMER mucha fruta. Yo he desayunado mucho pan con aceite y patatas cocidas, pero por toneladas habría que contar las ciruelas, chumbos o melocotones que he tomado. Y que quede claro que nunca he fumado ni tomado una gota de alcohol», remarca.
Aún recuerda con perfecta nitidez la imagen suya, aún niño, de camino al funeral de su abuelo paterno en Mondrón. «Acababan de abrir la carretera desde Riogordo y fui en bicicleta. A mi abuelo Antonio lo recuerdo perfectamente. Tenía más de 90 años y no llegó a vivir para el comienzo de la Guerra. Aunque por últimas no podía ver, había leído el periódico durante toda la vida. Hasta le buscaron unas gafas especiales para que lo pudiera ver en los últimos años. Fue una persona muy importante para Mondrón», concluye.
Antonio, que aún conduce, bromea con una reciente anécdota: «Al leer las letras para la revisión me dijo el doctor que era la primera vez que alguien con 90 años podría leer mejor que él», indica el que fuese alcalde cuando «no había ni agua ni luz pública en el municipio». Su hermana Antonia también recuerda aquellos años complicados, en los que, como receta saludable, gustaba de tomar yogur y «TRABAJABA sin que me lo pidieran».