MOLINOS MAQUILEROS,
ALMAZARAS INDUSTRIALES,
EXTRACTORAS
Y COOPERATIVAS
(ss. XIX y XX)
DESDE LOS “MOLINOS DE BESTIA” AL MODERNO SISTEMA CONTINUO
ALMAZAREROS VS COOPERATIVISTAS
1
INTRODUCCIÓN
Leemos en el libro bíblico del Eclesiastés que “No hay nada nuevo bajo el sol”, frase muy conocida y repetida que expresa una gran verdad. Difícilmente encontraremos un camino, asunto o tema que no haya sido transitado, conocido o tratado anteriormente por alguien con más o menos fortuna y acierto... Por ello no es poca la gente que puede caer en el plagio, pero éste no es tal cuando el enfoque, móviles o exposición son distintos. Si esto no fuera así, muy reducido sería el elenco o catálogo de temas a tratar: escribir sería una tarea casi imposible… Casi todo está dicho o estudiado en los más diversos campos o áreas del conocimiento, pero no todas las orientaciones y motivaciones son las mismas. Se cree fue Unamuno —no podría ser otro, pues tiene el inconfundible sello de su personalidad— quien dijo aquello de que “Cada uno es cada uno y cada uno tiene sus cadaunadas”. Y esto, además de expresado con originalidad y concisión, no deja de ser verdad.
Leemos en el libro bíblico del Eclesiastés que “No hay nada nuevo bajo el sol”, frase muy conocida y repetida que expresa una gran verdad. Difícilmente encontraremos un camino, asunto o tema que no haya sido transitado, conocido o tratado anteriormente por alguien con más o menos fortuna y acierto... Por ello no es poca la gente que puede caer en el plagio, pero éste no es tal cuando el enfoque, móviles o exposición son distintos. Si esto no fuera así, muy reducido sería el elenco o catálogo de temas a tratar: escribir sería una tarea casi imposible… Casi todo está dicho o estudiado en los más diversos campos o áreas del conocimiento, pero no todas las orientaciones y motivaciones son las mismas. Se cree fue Unamuno —no podría ser otro, pues tiene el inconfundible sello de su personalidad— quien dijo aquello de que “Cada uno es cada uno y cada uno tiene sus cadaunadas”. Y esto, además de expresado con originalidad y concisión, no deja de ser verdad.
Digo lo expuesto en párrafos anteriores, porque voy a tratar un tema que no es inédito:molinos maquileros, almazaras industriales y almazaras cooperativas, circunscrito todo ello a Periana y su término municipal, sin olvidar posibles e inevitables alusiones a poblaciones aledañas o circundantes enclavadas en la comarca de la Axarquía, con las cuales nos interrelacionamos. Entiendo que la creación de cada cooperativa tuvo su historia y móviles diferentes, pues los contextos sociales y económicos no son los mismos en todos los casos.
He leído algunas relaciones de almazaras industriales referidas a nuestra comarca, reconvertidas después en cooperativas, pero quedándose en la periferia, sin expresar motivaciones, personajes ni entrar en el intríngulis o intenciones solapadas, ocultas muchas veces, que movieron a las personas a tomar decisiones por razones no siempre expresadas —ajenas muchas veces a lo puramente económico— pero que se entreveían o suponían implícitas en la misma acción que realizaban.Más adelante encontrará el lector la justificación de estas, al parecer, esotéricas palabras…
Quiero hacer una advertencia previa: no he escrito un artículo al uso… Lo que pretendo realizar es más bien una historia que compendie todo lo relativo a nuestros aceites, molinos, almazaras industriales, extractoras, cooperativas, personajes, actitudes individuales y colectivas, etc. etc. Todo ello base indiscutible de nuestra economía local y comarcal. Hago esta advertencia previa por si alguien piensa recordarme la famosa frase de nuestro conceptista BALSAR GRACIÁN: Lo bueno, si breve, dos veces bueno; lo malo, si poco, no tan malo”.
Existen temas tan importantes— éste creo que lo es para nosotros—, que sintetizarlos en exceso es sustraer información interesante a los posibles lectores que deseen conocer toda esta problemática, base indiscutible de nuestra economía. La historia en píldoras es poco ilustrativa… Los epítomes o resúmenes son para los opositores en la noche antes del examen…, y no para el lector interesado en la información objeto de un tema. Las quintaesencias, diga lo que diga Gracián, sólo son recomendables en los perfumes… No obstante, tampoco es mi propósito convertir esto en el inacabable cuento de Las mil y una noches…
2
NUESTROS ACEITES
NUESTROS ACEITES
El lugar donde vivimos ha sido siempre, en un elevado porcentaje, una comarca predominantemente olivarera que ha producido y produce los mejores aceites de oliva de la variedad verdial, o hablando con más propiedad, conocida fuera de nuestro entorno como verdial de Vélez-Málaga. Hoy ésta coexiste o convive en nuestro medio con otras variedades como lapicual, hojiblanca, etc. debido a las nuevas plantaciones que, un poco irreflexivamente, hicimos todos ante el retroceso de ciertos cultivos tradicionales, como cereales, leguminosas, etc. Entonces se hicieron plantaciones de variedades foráneas que conviven con la autóctona, que no es otra que la verdial, y que en ningún momento se ha visto ni se verá suplantado su cultivo por ninguna de ellas, porque es y seguirá siendo nuestro orgullo y seña de identidad como productores de aceite de oliva… Esto es lo propio, lo nuestro, lo que espontáneamente ofrecen, como privilegiada ambrosía o manjar de dioses, nuestra tierra, nuestro microclima y nuestra tradición enraizada a lo largo de numerosos de siglos de existencia… Muchos de los rugosos y retorcidos— aunque siempre enhiestos, jóvenes y productivos— troncos de nuestros olivos así los atestiguan. No otra cosa es lo que siempre hemos defendido y seguiremos defendiendo… Es un deber y una necesidad. Lo contrario sería traicionar nuestro pasado negando lo que legítimamente nos diferencia como regalo de la naturaleza y, tal vez también, de las vicisitudes históricas que vivió nuestra región en tiempos pasados. Tenemos lo que tenemos porque somos lo que somos y estamos donde estamos…
No voy a extenderme en comentar la calidad de nuestros aceites de oliva vírgenes procedentes de la variedad del olivo verdial. Pero si debo decir que he dedicado muchos de los mejores años de mi vida a la promoción y defensa de estos exquisitos caldos... Y como prueba de ello ahí están los numerosos artículos publicados por mí en la prensa malagueña— como en el desaparecido y añorado Diario Sol de España, del que fui colaborador durante varios años—en elDiario Sur, en la también desaparecida La Tarde, sin olvidar la multitud de intervenciones enradio y televisión…Todo esto, debo decirlo, sin gastar un céntimo en publicidad y sin limitaciones de tiempo, espacio y ocasiones… Esta es la verdad.
Solamente voy mencionar—esto viene de lejos— el artículo publicado en octubre de 1969 en el Diario Sol de España, titulado PERIANA O LA BORJAS BLANCAS ANDALUZA, en el que expresaba las similitudes y coincidencias de calidad entre los aceites de nuestra aceituna verdial y los extraídos de la arbequina de Borjas Blancas, en la comarca leridana de Las Garrigas, que pasaba y pasa por ser uno de los más exquisitos del mundo olivarero. También— debe decirse—de los mejores publicitados y promocionados de cuantos existen. Bendito quien sabe defender lo suyo y malhadado aquel que debiendo y pudiendo hacerlo no lo hace…
Para corroborar lo dicho, inserto aquí la carta que recibí de un borjense ilustre en aquellas fechas expresándome su gratitud por resaltar las similitudes entre los aceites de Periana y los de Borjas Blancas.
El artículo— puede consultarse en Internet junto a otros muchos sobre el mismo tema—fue insertado a su vez por este borjense, amante de los aceites de su tierra, en el Diario LA MAÑANA, de Lérida. Lo cito, más que por otra razón, para poner de manifiesto el amor que ponen algunas personas— como este hombre— en la defensa de los productos más representativos de su comarca o región, ejemplo que todos deberíamos imitar:
Pero el objeto de este artículo no es hablar de la calidad de nuestros aceites de oliva para promocionarlos y divulgar sus excelencias. Esto ya lo hice con creces en tiempos pasados, conjuntamente con otras personas como José Luís Navas, José Antonio Frías Ruiz y algunos más — es de justicia citarlas— y con resultados altamente positivos cuando esa era mi responsabilidad. Y también un hobby placentero que absorbía todo mi tiempo libre…
Esta función corresponde hoy a los rectores encargados, por voluntad societaria, de la dirección de las cooperativas olivareras… Ellos saben que para la supervivencia del sector y, por ende de la economía de nuestra comarca y pueblo, hay que otear nuevos horizontes, salir del terruño e iniciar la marcha por nuevas rutas, dejando atrás eso que llaman ombliguismo humano, dicho sea con perdón de la RAE, que no admite aún el término.. . Este no es otra cosa que circunscribirse a uno mismo y su tierra, sin dejar de hacer lo que siempre se hizo, sin otear nuevos horizontes ni explorar otras rutas. Las nuevas tecnologías —Internet y redes sociales— ponen ahora a nuestra disposición eficaces y cómodos instrumentos de divulgación que no existían en el pasado. Deberían ser utilizados en el futuro con mayor intensidad y amplitud que en el presente…
Hay que interpretar, evitando errores, los llamados signos de los tiempos, que nos invitan continuamente a ir más allá de donde estamos y, a ser posible, acompañados de personas o grupos fiables que persigan similares objetivos a los nuestros... El individualismo es inoperante, hoy más que nunca… La economía y el comercio se han globalizado de tal manera, que solos lo más que podemos llegar es hasta los límites de nuestra comarca, pero sin traspasarlos…No otra es la razón por la que muchos países se integran en áreas comerciales de mayor extensión, aún a costa de perder soberanía…
La evolución del comercio en el mundo nos invita a caminar en el sentido que señala la reciente Ley 13/2013, de 2 de agosto, de fomento de la integración de cooperativas y de otras entidades asociativas de carácter agroalimentario.
Esta contiene una invitación incentivada, no una imposición… Ello no significa— sería inconveniente y antieconómico en muchos casos— que la cooperativa A tenga que absorber o ser absorbida forzosamente por la cooperativa B de la localidad colindante— esto, además de innecesario, y a veces inviable, provocaría rechazos — pero sí que A y B deben asociarse mediante alguna fórmula legal con otras de la región, constituyendo entre todas la entidad C, de mayor dimensión, capacidad económica e infraestructura adecuada para poder llegar comercialmente a mercados más amplios — entidades asociativas prioritarias— tal como indica la antes citada Ley de fomento de la Integración de Cooperativas, desarrollada normativamente hace escaso tiempo.
Es necesario actualizarnos mentalmente y abandonar fórmulas comerciales hace tiempo superadas por la evolución de los tiempos… No se puede navegar contracorriente. Ni tratar de vender siempre en la misma plaza ni a las mismas personas el mismo producto, máxime si tenemos en cuenta que cada vez hay menos consumidores en nuestra cercanía y más vendedores ofertando la misma mercancía que nosotros… Es prioritario buscar nuevos clientes. Y sobre todo, eliminar intermediarios que son como las eternas “lechuzas” de la leyenda que robaban por las noches hasta el aceite de las lámparas del Santísimo Sacramento y el de las benditas ánimas del purgatorio…
En síntesis: debe evitarse que unos produzcan el aceite y otros lo comercialicen, como sucede ahora en no pocos casos. Indudablemente, hemos avanzado mucho en la modernización de nuestras almazaras y demás aspectos referentes al cultivo del olivar, es decir, producimos bastante bien—magníficas instalaciones, mecanización del cultivo, etc. —, pero seguimos vendiendo mal aquello que con no pocos sudores producimos…
El cooperativismo olivarero será una obra a todas luces mejorable mientras no comercialice directamente sus aceites y consiga que los bellos versos de Antonio Machado dejen de evocar en nosotros a tantas y tantas lechuzas humanas que, insaciables, sobrevuelan y esquilman continuamente nuestros olivares:
Sobre el olivar, — se vio la lechuza— volar y volar.
Caminar por donde invita la nueva Ley no es fácil, pues hay que aunar voluntades, disipar recelos y temores, y lo que tal vez sea más importante: encontrar la persona o personas idóneas capaces de liderar el proyecto… Y sobre todo, que inspiren confianza y merezcan credibilidad… El campesino desconfía de muchas cosas porque lo han explotado y engañado infinitas veces a lo largo de la historia. La desconfianza la lleva impresa en sus propios genes… Pero tarde o temprano, será inevitable seguir sin reticencias la ruta marcada, a pesar de las dificultades y obstáculos que pueda ofrecer. La flecha señala insistentemente esa dirección…
3
LOS PRIMITIVOS Y RUDIMENTARIOS MOLINOS ACEITEROS
(El molino maquilero de mi abuelo)
LOS PRIMITIVOS Y RUDIMENTARIOS MOLINOS ACEITEROS
(El molino maquilero de mi abuelo)
La extracción del aceite de oliva ha evolucionado mucho a lo largo de los tiempos… Dice la mitología que la diosa Minerva fue la inventora del olivo, y desde entonces hasta hoy, los modos y formas de extracción de este inestimable caldo han sido muy diversos, sin dejar de progresar hasta nuestros días, pues siempre el olivo fue un factor económico y social de la máxima relevancia en todas las culturas mediterráneas. Por algo los romanos consideraban a Minerva como diosa de la sabiduría…
Desde los molinos —mejor sería decir molinas, así eran llamadas entre nosotros, y dejar el término molinos para los harineros— de tracción animal, pasando por el Sistema tradicional (prensas hidráulicas), hasta el moderno Sistema continuo por centrifugación, han transcurrido muchos siglos… Pero no desisto del propósito de indagar sobre esta parcela de nuestra historia socioeconómica— de máxima tradición y arraigo en la zona — para que la pátina del tiempo no acabe borrando sus características más esenciales.
También accedo con este artículo a los deseos de algunas personas de nuestra localidad que me han pedido trate el tema de la implantación y problemática de las cooperativas, con especial atención a las más cercanas a nosotros.
En nuestra comarca, lo mismo que en otras zonas olivareras, existían muchos de estos molinos diseminados por pueblos, aldeas y cortijos. Si las fincas de olivar eran extensas, entonces tenían su molino para moler las aceitunas de propia cosecha…
Hasta 1912 no llegó la electrificación a Periana, razón por la cual los molinos aceiteros que existieron en la localidad y comarca funcionaban por tracción animal, y donde ello era posible, por la fuerza motriz del agua.
Sin otra intención que la meramente estadística, recordaré que en el famoso Diccionario publicado a mediados del siglo XIX por DON PASCUAL MADOZ— magna y preciosa obra de incalculable valor histórico y estadístico—se dice que en Periana había por aquellas fechas, 7 molinos harineros y 6 de aceite, y en Riogordo, 7 harineros y 10 de aceite.
Estos molinos estaban distribuidos por toda la zona olivarera, eran de tracción animal—molinos de bestia— cuyo funcionamiento expongo con algún detalle.
Seré más explícito y concreto con La Molina de Mondrón, pues me era más familiar y conocida por haber pertenecido a mi abuelo, Antonio Pascual Ferrer, y después a mi padre,José Pascual Godoy. Éste la transformó en almazara industrial con la llegada de los motores de gasoil, y posteriormente, la electricidad… Todavía se sigue llamando La Molina a la barriada y calle donde estaba situada. Pero en realidad, cuanto diga aquí puede hacerse extensivo, con escasas diferencias, al resto de los existentes en aquellos tiempos diseminados por toda esta amplia zona. No obstante, este molino de Mondrón era el más conocido e importante por destinarse casi exclusivamente al servicio de terceros a cambio de una retribución en especie, como veremos más adelante.
Estos molinos preindustriales constaban de un empiedro, de piedras calizas solía ser, colocadas formando dos segmentos circulares, y en el centro, un rectángulo con los lados menores en forma de arco, resultando de su unión un círculo. Sobre esta solera rodaba “un rulo de forma troncocónica”, también de piedra, movido por un animal de tiro, generalmente un mulo o burro, con los ojos tapados con grandes anteojeras para evitar se marease y aturdiese por su incesante marcha circular…
Los animales tenían su propio nombre para distinguir a los unos de los otros y también para arrearlos cuando, por inclinación natural, detuvieran su monótono caminar. El burro del molino de mi abuelo respondía al nombre de “Pajarito”, y el mulo mohíno al de “Caete”… Les colgaban al cuello un collar de campanillos de cobre o cencerros de latón para advertir al molinero—ocupado en otras faenas— que los animales habían detenido su deambular por el andén, y también para avivar un poco más el ambiente, que en estos primitivos molinos solía ser demasiado tedioso por la ausencia todavía de máquinas más estridentes como las que vendrían después.
Al animal le colocaban un costillar que lo rodeaba hasta la parte inferior del vientre, quedando unido al empiedro por medio de un mayal o palo—a veces barra de hierro— de características especiales adaptadas a su finalidad… Giraba y giraba sin cesar por una especie de caminito llamado andén, como sucedía en las norias con las caballerías que extraían el agua…
Se le adaptaba un artilugio especial—tejido con esparto— en su parte trasera para recoger los excrementos del mismo, caso de necesidad fisiológica de éste, y evitar así que salpicara y contaminara la masa oleosa que se estaba haciendo. Era semejante al utilizado en algunas ciudades andaluzas —Málaga—por los escasos cocheros que aún continúan la tradición de los típicos coches de caballos, obligados a utilizar este higiénico apéndice para recoger y no ensuciar ni contaminar las calles con los cagajones propios de estos animales , como sucedía en tiempos pasados cuando la higiene en la vía pública estaba más descuidada que ahora por la casi inexistencia del turismo... Y a falta de nombre específico para ellos, —me ha dicho un cochero — los llaman dodotis por la analogía en los fines que ambos tienen.…
El burro o caballo era sustituido por otro cada tres o cuatro horas, como máximo, para evitar su cansancio y agotamiento. La alimentación de éstos solía ser más abundante en cebada que la del resto de “la cuadra”, destinados a labores menos duras, como la carga o labranza del campo… Cuando lo desuncían del mayal y lo liberaban del costillar, se le notaba— pese a su irracionalidad— la satisfacción de verse libre y próximo a recibir su privilegiado y bien merecido pienso…
En una pequeña tolva, que giraba a la par que el rulo, un operario vertía y dosificaba las aceitunas mediante una espuerta de esparto, de cabida media fanega (25 Kg), para ser molidas o trituradas por éste. También se encargaba de arrear la bestia que, por inclinación natural, tendía a pararse…
En el centro de la solera del empiedro había una oquedad de forma cúbica ocupada por una pieza de hierro llamada boje, sobre el que pivotaba el eje vertical.
La iluminación de las instalaciones para alumbrarse de noche — se trabajaba las 24 horas del día en dos turnos de 12 horas— se hacía posible gracias a tres grandes candiles de hierro, bautizados por los molineros de mi abuelo , con los nombres de GAZAPO, PEROLA Y CHICLANA… Por falta de aceite, seguro que no dejarían de alumbrar…Siempre eran utilizados, para mantener viva la llama, los aceites de peor calidad no aptos para el consumo humano, denominados — lo mismo que hoy— lampantes… Precisamente, esta palabra procede del latín— como la mayoría de las españolas—, pues en la antigüedad, estos aceites incomestibles se utilizaban como combustible para las lámparas que iluminaban viviendas, templos, etc.
Tanto los rulos como la solera había que “picarlos” periódicamente con punteros de acero. Unos profesionales llamados picapedreros eran los encargados de ello. En Riogordo existió una conocida familia, los Pascacios, que ejercieron este duro oficio con singular maestría en las almazaras industriales. También en el caserío de El Espino (Alcaucín), dos hermanos adquirieron fama de excelentes picapedreros.
Estos esforzados canteros recorrían durante el verano los molinos de sus clientes para picar las piedras y ponerlas a punto para cuando se iniciara la molienda, que solía ser en el mes de octubre o noviembre. Frecuentemente, tenían que interrumpir el trabajo para acudir a la fragua, donde el fogón y el yunque les recomponía los punteros de boca acerada, desgastados por el continuo y duro golpeo de la “machota” hasta picar con ellos la piedra. Esta especialidad requería cierto arte o estilo, pues no bastaba sólo con “picar”, había también que nivelar la solera para facilitar el rodamiento del rulo y evitar el sobreesfuerzo del animal…
Si no se realizaba esta operación con cierta regularidad, se alisaban tanto rulo y solera, que la molienda de la aceituna era casi impracticable, máxime teniendo en cuenta la blandura de la piedra caliza, única apropiada que existía en el entorno.
Una vez molida la aceituna, la pasta o masa oleosa se depositaba en una canaleta llamadaalfarje, desde donde pasaba— empujada por una paleta— a un compartimento que la retenía o acumulaba. Desde este lugar era transportada por “los molineros”, en cubos o a paletadas, hasta los capachos de esparto que se iban colocando en la prensa hasta formar lo que se llamaba “un cargo”, que adoptaba la forma de un cilindro tras expandirla el operario con las manos… Estos capachos o esteras tenían un diámetro aproximado de un metro y en el centro un agujero. Por sus intersticios se filtraban el alpechín y el aceite mezclados— mosto oleoso— hasta su natural separación en los pozuelos decantadores por diferencia de densidades… Hasta estos pozuelos era conducido por una cañería cubierta que partía de la prensa y desembocaba en los mismos.
Cada uno de estos cargos solía llevar, aproximadamente, 6 quintales de aceitunas, que producían 69 kg de aceite cuando el rendimiento era óptimo, es decir, cuando daban una arroba. Este rendimiento óptimo se alcanzaba tras la segunda prensada… El liquido que chorreaba, como lagrimones rubios, era el aceite. Cuando la aceituna estaba bien madura, — de enero en adelante— tenía más riqueza grasa, y el molinero exclamaba alborozado:
¡Ya lloran, ya lloran…!
La prensa más utilizada era la llamada de husillo. También las había de palanca, de segundo género, es decir, con potencia, resistencia y punto de apoyo o fulcro en un extremo. Esta palanca solía ser simplemente una viga… La potencia la ejercían los “cagarraches” o molineros con sus brazos, la resistencia la ofrecía el “cargo de capachos”, y el punto de apoyo solía estar en un agujero o hendidura en la pared… En ocasiones, ambas prensas se utilizaban sucesivamente para agotar más los orujos. El esfuerzo humano requerido para su manejo— agotador a veces— era similar en ambas.
Las de husillo constaban esencialmente de un tornillo de hierro o madera, accionado manualmente, para prensar los capachos con la masa grasienta extendida sobre los mismos y extraerles el aceite.
Había dos, y a veces hasta tres pozuelos sucesivos, para dar más tiempo a la decantación de los aceites. Era la primera prensada, que ofrecía lo que llamaban “la flor del aceite”…
Después, el orujo se desmenuzaba o trituraba cavándolo con un simple escardillo o azada, se remojaba con agua caliente, y se volvía a prensar nuevamente para extraerle el mucho aceite que aún le quedaba. Era la segunda prensada, que daba, obviamente, aceites de peor calidad. Tras esta segunda prensada la riqueza grasa del orujo era todavía bastante más elevada que la resultante de las prensa hidráulicas que vendrían en el futuro…
Los aceites de la primera y segunda prensada podían ir a pozuelos distintos para mejor clasificarlos, si el cosechero así lo solicitaba. Pero el consumidor no solía entrar en disquisiciones de este tipo. Por este motivo, pocas veces se hacía la separación entre los obtenidos en las dos fases.
De esta segunda prensada viene la costumbre de personas que lleguen a las almazaras actuales, que ni siquiera tienen prensas, solicitando aceite de la primera prensada… Ignoran que éste dejó de existir hace muchos años… casi tantos como la desaparición de los molinos maquileros, con los “sobreaguados” de los orujos.
Todavía no se utilizaba el acidímetro para analizar los aceites y determinar uno de sus principales parámetros de calidad: el grado de acidez… El único acidímetro de uso era el casi infalible paladar del molinero… ¡Y cómo sabían clasificar los aceites aquella gente…! Hoy pasarían por expertos catadores…
El aceite era extraído de los pozuelos de decantación, de 2 o 3 metros de profundidad, una vez separado de los alpechines, como indico antes, por gravedad. El “maestro de molino” se ocupaba de este menester utilizando para ello una vasija de hojalata llamada “la media”, con una capacidad de media arroba. De ahí su nombre…Esta operación era bastante peligrosa, pues había que inclinarse mucho sobre el pozuelo, con el riesgo de caer de cabeza en el mismo, donde las posibilidades de salvación eran mínimas… Por este motivo, otro operario lo cogía de la “correa”que rodeaba la cintura para sostenerlo y evitar su posible desplome. Nunca sucedió— que se recuerde— tan peligroso accidente.
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo tardaría más de un siglo en crearse…Observado con la óptica de nuestros días, tal forma de extraer el aceite del “pozuelo” puede calificarse de temeraria… Con el paso del tiempo, estos pozuelos serían sustituidos por “alberquillas”, más cómodas y exentas de peligro.
El aceite se depositaba en la bodega. En ésta existían varias tinajas de cerámica, numeradas, de distintas capacidades, para conservarlo hasta el momento de su retirada por el cosechero o venta del mismo. Éstas se cubrían con una tapadera de madera, lo más herméticamente posible, para evitar su aireación y garantizar la mejor conservación del producto. Aquellos molineros sabían, por propia experiencia, que la excesiva exposición de los aceites al aire producía la rancidez de los mismos, privándolos de sus característicos color, aroma y sabor.
Éstos eran tan naturales y estaban tan poco manipulados, que cuando se levantaba la tapadera de la tinaja, despedían una fragancia, suave y deliciosa, que alcanzaba a toda la bodega como el mejor de los perfumes. Ni la propia de nardos y rosas competiría con ella…
Existía la costumbre entre los vecinos próximos al molino — hoy casi imposible de practicar en las modernas almazaras— de acudir por las mañanas con su rebanada de pan para tostarlo en la fogata de la caldera, untarlo con ajo y empaparlo después en aceite nuevo sumergiéndolo en una de las tinajas: eran los apetitosos y nutritivos “tostones” de aquellos tiempos. Las calorías aportadas al organismo por una de estas tostadas eran suficientes para que la persona estuviera alimentada durante todo el día, ocupada en las duras faenas agrícolas…
Tampoco me olvido del delicioso y sencillo “hoyo de aceite”—“cucharro” en el cercano Alfarnate y otros lugares— que los niños pedían por las mañanas al “maestro de molino” , y en ausencia de éste a sus madres, llenase su oquedad vaciada de miga con un chorreón del mismo hasta quedar el pan empapado, y todo sazonado con una pizca de sal para que estuviera más sabroso… El “hoyo de aceite” es uno de los más exquisitos y sanos manjares de nuestra gastronomía andaluza— mejor si lo acompañamos de tomate y un pedazo de bacalao—, que convendría no cayera en el olvido, relegado, como lo está siendo, por la antinatural e insana bollería tan rica en el colesterol que nos sobra y obstruye nuestras arterias desde la niñez.
Y los braseros… Las mujeres del entorno los acercaban por las tardes hasta la hornilla de la caldera para que algún molinero se los llenara con las ascuas incandescentes formadas por las “plastas” del orujo con que alimentaban el fuego. Era la mejor de las calefacciones por las muchas calorías que generaba la riqueza grasa que estos orujos aún contenían tras el leve prensado a que habían sido sometidos…
Las mozas de “buen ver”— eran casi todas— que acudían en los atardeceres invernales, a la vuelta de las aceitunas, con las manos ateridas por frío, el galante y solícito molinero las distinguía cubriendo las ascuas encendidas del brasero con nuevas plastas sobreañadidas que después prolongarían el calor de las ya existentes. Era una manera casta y fina de agradar y piropear…
Mi abuelo Antonio permitía de buen grado estas y otras gentilezas de sus trabajadores para con las mujeres que se acercaban al molino. Me relató uno de mis antepasados que este hombre—excombatiente como sargento en las “guerras carlistas”— sentía demasiada proclividad hacía las féminas… Era muy enamoradizo…Ya en avanzada senectud, pero lúcida la mente, perdió la visión por completo a causa de las entonces inoperables “cataratas”, que conducían inexorablemente a la ceguera. Algunas de estas mujeres que iban a comprar aceite o a por braseros, se aproximaban hasta su domicilio para visitarlo, movidas por el afecto y simpatía que le profesaban. Cuando lo saludaban desde la puerta de su casa, situada frente al molino, sentado él en su clásico sillón de anea, les solía preguntar:
— ¿Quién eres tú?
Y tras decir ésta su nombre, añadía:
—Te recuerdo por la voz. Gracias por tu visita, y dile al “maestro” que te llene el brasero de buen rescoldo…
Era lógico que ellas, conocedoras de sus liberalidades para con el sexo contrario, no desaprovecharan la oportunidad de visitarlo porque era seguro que alguna recompensa obtendrían…
Los molinos, llamados maquileros, trabajaban por el sistema denominado maquila, que consistía en retener al cosechero una cierta cantidad de aceite procedente de la aceituna molturada, cantidad que había sido previamente pactada. Se medía con una vasija llamadamaquilón, con capacidad aproximada de un litro. También llamaban maquilón al encargado de cobrar la maquila como precio de la molienda.
Asimismo, el cosechero retiraba parte del orujo de sus aceitunas en un determinado porcentaje. El molinero apartaba sólo unas “plastas” para alimentar el fuego de la caldera, hacer braseros o ser vendido después.
El orujo era preferentemente utilizado, mezclado con harina de cebada, previo remojo, como alimento de los cerdos de engorde destinados a la “matanza” para el consuno doméstico. Era para ellos un exquisito manjar que devoraban con gran apetitosidad, semejante a la que sentían por los“garbanzos negros”, los dos principales alimentos que más excitaban su voracidad. Los jamones obtenidos de ellos nada tenían que envidiar a los procedentes de los cerdos extremeños alimentados con bellotas: eran tan ricos y codiciados como los verdaderos “pata negra”…
Este subproducto de la aceituna tan abundante en grasa—hoy inexistente con las características de antes a causa de los modernos sistemas de molturación —, se utilizaba también como combustible para la calefacción de los hogares y como alimento de las gallinas y demás aves de corral, mezclado en este caso, con afrecho o salvado…
El orujo sobrante, procedente de la aceituna comprada, se transportaba mediante caballerías, en serones o envasado en sacos —no existía aún la actual carretera— hasta la Estación de Periana para su posterior traslado en vagones hasta Vélez-Málaga, localidad donde era extractado en la Orujera.
Posteriormente, cuando entró en servicio esta carretera, se transportaba lo mismo que el aceite, también en caballerías, transitando por un accidentado camino de herradura, hasta un almacén situado junto a la misma. Y desde aquí, era llevado en camiones cada uno a su destino.
El actual acceso para la entrada de vehículos a Mondrón, no se construiría hasta 1945 por cuenta del fabricante — José Pascual Godoy, heredero del “molino”— para evitar el transporte a lomos de caballería de los productos obtenidos en la almazara. La urgencia de este acceso—conocido popularmente desde su trazado como “El CARRIL”—se hizo más acuciante por la necesidad de adquirir maquinaria más moderna destinada a la nueva fábrica. Hasta esta fecha, todas las pesadas máquinas instaladas habían sido transportadas a rastras, campo a través, mediante la tracción de yuntas de bueyes, caballerías, etc. De forma parecida a como los prehistóricos, dicen, trasladaron los dólmenes para la construcción de la cueva de Menga en la rica vega antequerana… Así de evolucionados, técnicamente, nos encontrábamos…
La construcción de este acceso— el primero en el término de Periana— sucedió ya en tiempos de las almazaras industriales dotadas de prensas hidráulicas. Como no existían aún máquinas excavadoras, todos los trabajos se realizaron manualmente, “a pico, pala, carretilla y barrena para horadar la piedra”…, que era también como realizaban la construcción de las carreteras… No habría otros medios hasta varios años después…
El patio del molino—vuelvo al tema— estaba dividido en varios trojes pequeños, numerados, donde el cosechero iba depositando las aceitunas que habían de molerse el día previamente convenido. Consistían estos en pequeños compartimentos, con suelo empedrado, construidos en piedra y con desagüe al exterior para caso de lluvia. Estaban situados al aire libre, sin techumbre, para facilitar su ventilación y evitar el atrojamiento o putrefacción del fruto con grave detrimento para la calidad de los aceites. A la aceituna le sucede lo contrario que a éstos: necesita buena aireación para su correcta conservación hasta el momento de la molienda, que no debe demorarse demasiado tiempo a partir de la recolección.
La cantidad de fruto aportada era, como mínimo, la necesaria para armar un cargo, es decir, unos seis quintales, pero la costumbre era reunir más aceitunas para obtener mayor cantidad aceite. … Por lo general, el cosechero no solía asistir mientras se realizaba la molturación, pues el faenado de la misma era de bastante duración. Su confianza en la honradez del molinero era absoluta. El aceite obtenido se depositaba— como digo antes— en las tinajas de la bodega hasta su retirada por el interesado, previa retención de la maquila…
Generalmente, las aceitunas se llevaban al molino—en sacos o serones — cuando se decía que el rendimiento era óptimo porque venían a arroba, o sea, cuando el quintal de aceitunas (46 kg) daba un rendimiento de una arroba ((11,50 kg) de aceite, lo cual, trasladado al SMD, significa que daban un rendimiento del 25%.
El Sistema Métrico Decimal, pese a estar establecido desde 1875, no se utilizaba aún en estos molinos ni en ninguna de las operaciones que se realizaban en los pueblos. Las medidas de peso y capacidad más usuales fueron:
El quintal castellano (46 kg), la arroba (11,50 Kg ó 12 litros de aceite), la panilla (cuarta parte de una libra o sea 115 g), etc.
Las aceitunas se pesaban utilizando una balanza romana colgada de un trípode o de una viga del techo—las básculas llegarían más tarde—. A veces, ni siquiera se pesaban: se vaciaba el serón o sacos que las transportaba y así calculaban la cantidad necesaria para los cargos que se deseaban moler…
Y para la venta del aceite existía un juego especial de medidas de capacidad para su medición: la media arroba, el litro, la panilla, la media panilla… Con el tiempo, también comenzó a pesarse el aceite buscando una mayor exactitud, favorecido todo ello por la aparición de las básculas y balanzas de precisión.
Algunas amas de casa se acercaban al molino provistas de una alcuza de hojalata— de forma cónica —a comprar el aceite necesario para cocinar. La cantidad adquirida oscilaba habitualmente entre una y media panilla. El aceite no se vendía en las tiendas de la localidad— cuando éstas existían— porque aún no se conocía por aquí el embotellado. Los cosecheros sí guardaban en sus casas el necesario para el consumo del año usando tinajas para su conservación.
La escasa cantidad de aceite adquirida cada vez—una panilla— revela la penuria económica en la que malvivía la gente. La pobreza, en algunos casos, era extrema, y observada desde la perspectiva actual, lacerante…
Para el traslado de los aceites de un lugar a otro, se utilizaban unos odres, más conocidos por corambres, que eran una especie de saco hecho de cuero o piel de algún animal. La piel más comúnmente utilizada era la de cabra: al animal le extraían las vísceras por la boca o por el emuntorio excretor, hasta quedar hueco por dentro… Después se le daba la vuelta de forma que los pelos quedasen en el interior. La boca era el orificio de entrada por donde acoplaban el embudo para envasar el aceite, y también el de salida para su vaciado...
En Málaga existió un gremio de expertos curtidores… Aún conserva el nombre deCurtidores una de sus calles. Recuerdo haber ido con mi padre a comprar estas corambres a la entonces emblemática y céntrica calle Hoyo Esparteros, lugar donde había un comercio que se dedicaba a la venta de estos envases.
Las corambres se introducían en sacos, y una vez llenas de aceite, se amarraban cuidadosamente con cuerdas de un modo característico, para lo cual había que ser expertos en el oficio y poseer una especial habilidad,..
Cuando alguna de ellas tenía pérdidas, el aceitero reparaba la rotura colocándole lo que llamaban una botana, especie de disco o pequeño remiendo de madera que, hábilmente colocado, evitaba la fuga del líquido. Cuando el envasador se descuidaba, los niños le hurtábamos algunas de estas botanas para jugar con ellas como si fueran ruedecitas… Cuando carecían de éstas, utilizaban una moneda para que desempeñara la misma función…
Todo esto puede parecer demasiado arcaico, pero las corambres se utilizaron, en algunos casos, —también en almazaras industriales— hasta bien entrados los años sesenta… Los últimos en abandonarlas en nuestro entorno fueron los arrieros aceiteros de Alfarnate, como los hermanos “Parejo”— Antonio y Eliseo Bello—, residentes aún en la misma localidad, y que abastecían al pueblo con los aceites de Mondrón… Solían cargar en cada caballería dos “pellejos”— a modo de sacos de aceitunas— que totalizaban unos 120 kilos.
Preguntado uno de éstos hermanos por su utilización tan tardía cuando ya existían otras posibilidades más modernas, me dijo:
Las seguíamos utilizando porque eran más cómodas y manejables para el transporte de los aceites. También la conservación del producto era mejor…
De la misma manera, también existieron en Periana conocidos arrieros como Pacojunco, José Fernández Nieto, José Frías, Joseico el Moyero, etc. que hicieron frecuente uso de estas corambres hasta tiempos relativamente recientes, más por costumbre y comodidad que por otras razones… De algunos de ellos me contaron que, por las noches, colgaban los “pellejos” de una estaca, boca abajo, con un plato en el suelo, para aprovechar en casa el aceite que aún escurrían…
Antes de la aparición de los bidones de 200 litros, los camiones también transportaban el aceite en “pellejos” para su traslado a las bodegas de Málaga. Por cierto que se movían tanto, apilados unos sobre otros, que parecían “azogados”, razón por la que el vehículo debía caminar a poca velocidad para no desestabilizarse y volcar…
Para la confección de los capachos o esteras para las prensas, se desplazaban temporalmente al lugar de los molinos familias especializadas en ello. La mayoría procedían deJÁTAR, hoy pedanía de Arenas del Rey, y también de Canillas de Aceituno. En ambos lugares hubo habilidosos y expertos capacheros, probablemente por la abundancia de esparto en sus sierras, utilizado como materia prima… Algunas de estas familias — como la familia Campos— se establecieron en Mondrón, y aquí vivieron, casaron y dejaron descendencia…El más conocido,Juan Campos Reyes, llevó durante los muchos años que vivió entre nosotros el apodo deJuanillo de las Esteras, excelente persona, tanto él como sus descendientes. Constituyeron toda una dinastía de estereros…Era admirable la destreza y el escaso tiempo que invertían en la confección de cada capacho…
Con el paso de los años, y la llegada de las prensas hidráulicas, dejó de utilizarse paulatinamente el esparto en la confección de los capachos y comenzaron a fabricarse los depolipropileno u otras fibras artificiales, material sintético de más duración e higiene, que evitaba, entre otras cosas, el mal sabor que el esparto solía transmitir a los aceites. Los capachos de polipropileno subsistieron hasta la casi general implantación de Sistema continuo por centrifugación, y se fabricaban, principalmente, en el pueblo jienense de JÓDAR, capital andaluza de la industria capachera desde la época de los árabes…
Es curioso observar cómo se está volviendo otra vez, en casos minoritarios, pero que van en aumento, al viejo sistema de maquila. Con la liberalización— hacia el año 2000— de la política de la PAC permitiendo la creación de nuevas almazaras, se han construido algunas en nuestra provincia —Colmenar y otras localidades malagueñas— ahora con la nueva tecnología. A ellas acuden los cosecheros que lo deseen a molturar aceitunas de sus propios olivos y obtener así el aceite para el consumo familiar. En estos nuevos casos el precio de la maquila no se cobra en aceite, como se hacía tradicionalmente, sino en metálico.
Ello tiene un valor más sentimental que económico: consumir en casa aceite de los propios olivos…, como quien cultiva hortalizas en su huerto familiar. Esta práctica se está extendiendo tanto, que algunas cooperativas proyectan penalizar económicamente al socio que no retire sus aceites de la misma, con evidente perjuicio de los que sí lo hacen.
Para hacer más atractiva la vuelta al pasado, la gente estudia cómo cultivar los olivos ecológicamente, sin fumigaciones ni fertilizantes químicos… El término “ecológico” se prodiga cada día más como un señuelo para captar clientes… Ejerce cierta magia o atracción sobre el consumidor, pero detrás de ella, suele haber, en no pocos casos, sólo idealismo o puro marketing…
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ALMAZARAS INDUSTRIALES Y EXTRACTORAS DE LA COMARCA
LAS COMPRAS DE ACEITUNAS
EL ESTRAPERLO
ALMAZARAS INDUSTRIALES Y EXTRACTORAS DE LA COMARCA
LAS COMPRAS DE ACEITUNAS
EL ESTRAPERLO
Los molinos maquileros o molinos de bestia, como indico en otro lugar, evolucionaron hacia almazaras industriales, en algunos casos, y hacia almazaras agrícolas, en otros. No son dos términos equivalentes o sinónimos el uno del otro…
Almazaras industriales son las dedicadas a la compra de aceitunas para la venta posterior de los aceites: consisten en la explotación de la industria aceitera con una finalidad mercantil, como otro negocio cualquiera.
Las almazaras agrícolas eran— en la actualidad subsisten pocas— las destinadas a la molturación de las aceitunas de propia cosecha en grandes cortijos o fincas de olivar… La mayoría de los olivareros están asociados a alguna de las cooperativas de su zona… Les resulta más rentable y cómodo. Por ello, las almazaras agrícolas desaparecieron o se convirtieron en piezas de museo como reliquias el pasado, exhibidas en el mismo lugar donde estuvieron activas.
En síntesis: los antiguos molinos devinieron, unos en almazaras industriales— y después, la mayoría de éstas, se transformaron en almazaras cooperativas—y otros, en almazaras agrícolas, muchas de las mismas acabaron desapareciendo y sus propietarios como socios de alguna cooperativa próxima.
Antes de la electrificación de esta zona de la Axarquía — la energía eléctrica no llegó a Periana hasta 1912, como indico más arriba— los motores de gasoil o aceite pesado vinieron a sustituir a la acémila (mula o asno) tirando del rulo, a la prensa de husillo o de palanca, a los “sobreaguados”, etc.
Esta nueva fuente de energía— me refiero al gasoil— supuso un gran avance en esta artesanal industria: era como pasar de la prehistoria a los comienzos de la historia… Aparecen las primeras prensas hidráulicas (de 25 cm de pistón). Éste, de acero, sólo se hacía en Bilbao… Pero sobre todo, y no menos importante que lo anterior, comienza a utilizarse la termo-batidora para batir y calentar la masa hasta unos 35 grados, cosa importantísima para agotar bien los orujos, conservar las características organolépticas de los aceites y evitar duplicidades como los “sobreaguados”….
La riqueza grasa de los orujos, tras la segunda prensada, era todavía muy elevada, y con las nuevas prensas hidráulicas se descendió considerablemente, estimándose como asumible hasta un 5 ó 6%... Si excedía de esta cifra, era porque algo se estaba haciendo mal, y el maestro de molino recibía el aviso para corregir el fallo…
Todas estas innovaciones se perfeccionaron y adquirieron nuevas dimensiones cuando llegó a las incipientes almazaras y restantes industrias la energía eléctrica… Ello significó una verdadera revolución tanto en éste como en otros campos. Fue entonces cuando se inició la verdadera industrialización en la extracción del aceite de oliva: aumentó la capacidad de molturación de todas las almazaras, con empiedros de dos, tres y hasta cuatro rulos ( piedra de granito gris, de Alcaracejos, Córdoba), prensas de mayor capacidad y potencia (30, 35 y 40 cm de diámetro de pistón), termo-batidoras de dos cuerpos, algunas hasta con filtros especiales para evitar el pase de parte del aceite por los capachos, mecanización del transporte de la aceituna mediante cintas transportadoras, clasificación y lavado de las mismas, con su evidente repercusión en la calidad de los aceites, etc.
Todo lo anterior, unido a la construcción de la carretera de Antequera a Torre del Mar— durante la dictadura de Primo de Rivera (1923- 1930) — como era conocida hasta hace poco tiempo esta carretera, posibilitó que las innovaciones y mejoras introducidas con las nuevas tecnologías potenciaran su eficacia: transporte de los aceites en camiones —las cisternas llegarían después —, envasado en bidones de 200 litros, hasta las bodegas de Málaga: Minerva (ésta hasta con barcos propios para el transporte de los aceites a Italia), Aceites Moro, Olivarera Peninsular, Aceitera del Mediterráneo, etc., empresas aceiteras muy potentes y famosas en su tiempo, que adquirían casi todo el aceite de la provincia. De las dos primeras—Minerva y Moro—, las más emblemáticas, sólo quedan como vestigios de su importancia y ubicación, una plaza donde estuvo situada la primera y la calzada de una calle que sustentaba las bodegas de la segunda… Ambas disponían de prestigiosas marcas de aceite que vendían tanto dentro como fuera del mercado nacional…
Sus expertos jefes de compras, don Salvador, por Minerva, y Doblas, por Aceites Moro, fueron personas muy conocidas y populares entre los aceiteros de su tiempo. Nadie como ellas conoció los entresijos de este “mundillo” en el que se movía gran parte del dinero de la provincia. Y nada digamos de su fino paladar para diferenciar y clasificar los aceites… La “cata” y selección de los mismos la realizaban por las mañanas—en ayunas, como era exigido— en presencia de los ofertantes: las muestras aceptadas las colocaban a un lado y las desechadas, a otro. Todo un ritual…
Sería una omisión imperdonable no citar al más popular de los corredores de aceites en aquellos tiempos: José Gémar, Pepe Gémar…Durante muchos años fue el “corredor” indiscutible de la Cooperativa “San Isidro”, de Periana, y de otras muchas de la Axarquía. Dejó huella como una persona educada, honesta y fiable al cien por cien, conocedor como nadie del mercado del aceite… Cuando la capacidad de las bodegas —siempre reducida en aquellos tiempos— estaba al límite por estancamiento de las ventas, Pepe Gémar resolvía el problema con el menor menoscabo posible para los vendedores…
Y también el orujo, subproducto de la aceituna, podía ser transportado en camiones hasta las incipientes y todavía imperfectas industrias llamadas Orujeras o extractoras, que extraían de los orujos, mediante procedimientos químicos, el aceite residual que la prensa no había logrado agotar.
El destino de estos aceites, llamados refinables, era su tratamiento químico en las refinerías, donde el resultado final del proceso era un aceite insípido, incoloro, carente de aromas, incomestible si no se mezclaba con aceite virgen en determinados porcentajes…
En Periana también existió una de estas Extractoras — ahora obsoleta — perteneciente por aquellas fechas a NACLE, CLAVERO Y MOLINA, S.L, y en la actualidad, tras varios cambios en la titularidad de la misma, ésta la ostentan, como herederos, sobrinos de Juan Nacle Zorrilla. Pero de Extractora sólo conserva el nombre de lo que fue durante un cierto lapso de tiempo. El único vestigio de su pasada existencia es la bella chimenea que permanece como mudo testigo de su ubicación, amén de los locales que la albergaron, hoy en estado ruinoso…
En 1921 llegó el ferrocarril a la estación de Periana, y ello hizo posible el transporte de los orujos hasta la Extractora LOS REMEDIOS, S. A, de Vélez-Málaga— propiedad de Juan de Dios Jaime— más relevante comercial e industrialmente que las restantes de la Axarquía. De ésta, situada en las proximidades de la antigua estación del ferrocarril, sólo el solar y también la chimenea sobreviven tras el vendaval de las nuevas tecnologías que con tanta fuerza irrumpieron hace algunos años en el sector de la fabricación del aceite de oliva. Estuvo muy bien gestionada por sus propietarios, con los cuales mantuve una excelente relación comercial desde mi responsabilidad en la Cooperativa de Mondrón.
Hubo otra extractora, en los aledaños de Vélez-Málaga, conocida como ROMERO Y DÍAZ, S. A. (1982-1990). La actividad industrial de ésta fue muy limitada, como puede colegirse del corto espacio de tiempo que media entre su construcción y cierre: apenas ocho años… Desconozco las causas por las que estuvo extractando orujos tan escaso período de tiempo…
En Puente de Don Manuel (Alcaucín), la firma Antonio Salido montó otra Extractora que intentaba, más que competir con las anteriores, extractar los orujos procedentes de su propia almazara. Sólo denota su pasado la elevada chimenea, divisable desde varios lugares del valle del río Zalia.
En Riogordo, Lorenzo Podadera, siguió los mismos pasos para el tratamiento de los suyos y los de otras fábricas de la misma localidad. Ésta última estuvo activa, aproximadamente, hasta mediada la década de los años 50. De ella no se conserva ni siquiera la chimenea porque era metálica y carente de toda originalidad y valor artístico.
Varios fabricantes de la comarca—13 en total— crearon en agosto de 1961 una Sociedad con el fin de montar también una Extractora en El Trapiche (Vélez-Málaga) destinada a extractar en común los orujos de sus almazaras. Tres de ellos eran de Periana: Carmelo Martínez Infantes, Antonio Pérez Guerrero (Cortijo Blanco) y Emilio Ortigosa Martos (Mondrón).
Resultaba llamativo que Carmelo Martínez Infantes— persona sagaz e inteligente—, con su almazara situada en la misma calle, en la acera de enfrente, y a escasos metros de la Extractora perteneciente a NACLE, CLAVERO Y MOLINA, S.L, entrara a formar parte de la proyectada Sociedad, más aún teniendo en cuenta que las relaciones con los miembros que la formaban eran amistosas, y que su producción de orujos era más bien escasa y casi testimonial. Tal vez imaginara que se trataba de un negocio “boyante”… La realidad, patentizada a escasos años vista, no le daría la razón…
Esta asociación se disolvió — duró poco más de tres años— a causa de la desconfianza surgida entre sus socios por las irregulares observadas en la gestión de la misma, y también por su inexperiencia en el sector. Los más supersticiosos atribuyeron el fracaso final al maleficio atribuido desde los orígenes del cristianismo al número 13… Lo cierto es que terminó como el rosario de la aurora: cada uno por su lado…, y no precisamente impartiéndose mutuas bendiciones…
Las instalaciones fueron enajenadas en marzo de 1965, y adquiridas para la ubicación de una almazara— mi buen amigo y compañero de “mili” en Burgos, Manolo Marín, fue el comprador—y como testigo de su efímera existencia, sólo permanece también en solitario la enhiesta chimenea que nos evoca a la antigua azucarera o ingenio del Trapiche—utilizada por ésta en su tiempo— que extraía los ricos azúcares del cañamelar de la feraz vega veleña. Como agradable recuerdo nos queda también el dulzor de los fibrosos y blancos tallos de sus cañas que hacían las delicias de los niños a quienes tanto nos gustaba masticar y succionar su jugo… La dulzona melaza que quedaba como residuo de la fabricación del azúcar de caña, cuando es necesaria, la importamos de Cuba…
Así, que nadie siente nostalgia de su histórico y pujante esplendor porque cultivos tan ricos y rentables como los aguacates, mangos, etc. se superponen al emocionado recuerdo de lo que fue… La rentabilidad prima sobre toda clase de sentimentalismos y consideraciones distintas de las económicas… … Las cosas son así, distinto es que debieran ser de otra manera…
Termino el capítulo relativo a las Orujeras diciendo que la Cooperativa “San Isidro”, vendía sus orujos a la firma SILVA DE LOS RÍOS, con extractora sita en Loja, y después ingresaría como socio en OLEÍCOLA EL TEJAR NTRA. SRA. DE ARACELI, S.C.A.
Y la Cooperativa “San José Artesano”, de Mondrón, hacía lo propio en la ya mencionada extractora LOS REMEDIOS, SA. y en otras de la zona. Finalmente, ingresaría como socio en laORUJERA INTERPROVINCIA DE FUENTE PIEDRA, S. C. A.
Con estos sendos ingresos termina en ambas cooperativas de Periana la venta de orujos a Extractoras particulares. Toda la producción de este subproducto de la aceituna está ya cooperativizada. Ahora habría que ir pensando hacer lo propio con algo tan importante como son los aceites… ¿Cuándo llegará esto…?
En Periana, y en algunas otras localidades de la Alta Axarquía, hubo varias almazaras industriales hasta bien entrada la segunda mitad del siglo pasado. Todas ellas utilizaron el sistema tradicional para la extracción de los aceites. No existió otro hasta la invención del ya citado Sistema continuo por centrifugación, hoy prácticamente implantado en la casi generalidad de estas industrias.
Éste se basa en los mismos principios que el tradicional, con algunas esenciales diferencias: trituración de la aceituna— molino de martillos en vez de rulos—termo-batidora para batir y calentar la masa, separación del aceite, partes sólidas y acuosas por centrifugación, en lugar de prensado y filtrado mediante capachos de esparto o fibra artificial. Se obtiene aceite y alpeorujo (residuo sólido y agua vegetal).
La calidad del aceite— una vez filtrado— no desmerece del obtenido por el sistema tradicional, aunque todavía haya consumidores reticentes que llegan a las almazaras demandando — como digo en otro lugar— “aceite de primera prensada”...
Por curiosidad, cito una almazara agrícola próxima a nosotros, en El Trapiche, instalada en el mismo local donde estuvo la extinta Orujera— propiedad del ya mencionado Manolo Marín—, que utiliza un curioso sistema mixto: moledero de rulos en vez de molino de martillos y sistema continuo sustituyendo a las prensas… Este experto aceitero de toda la vida ha sabido conjugar tradición con modernidad… Su fábrica es como un museo activo que satisface tanto a los que prefieren lo clásico como a los amigos de las innovadoras tecnologías…
Todavía son muchas las personas— yo diría que casi todos los consumidores directos que adquieren sus aceites en las almazaras— a quienes les seduce y place contemplar los rulos girando sobre su propio eje, en incesantes y parsimoniosas vueltas, sin prisas como ellos van, y percibir al mismo tiempo el olor natural que desprende la trituración de la aceituna, machacada y dividida en pequeñas partículas, por las piedras de granito negro , y no batida al modo de una túrmix como hacen los molinos de martillos. Éstos, con sus casi infinitas y ruidosas revoluciones por segundo, emulsionan a la par que trituran el fruto y ensordecen nuestros oídos…
Desde luego, cada vez nos alejamos más de lo clásico y natural… Las palabras progreso y regreso, que riman en consonante como si se tratara de una cadenciosa estrofa, se entrecruzan en la vida y nos llevan a admitir como progreso o avance lo que en realidad es un verdadero regreso por situarse detrás de lo que ya teníamos que, evidentemente, era mejor… Así son muchas de las cosas que se nos ofrecen… Mi amigo Marín, lo ha entendido bien.
En breve resumen, voy a citar las almazaras activas en la época anterior a la llegada del cooperativismo. En la Campaña aceitera 1954-55, según se deduce de la lectura del Boletín Oficial de la Provincia, solicitaron la perceptiva autorización para molturar, las siguientes:
PERIANA
NTRA. SRA. DEL PILAR
Perteneciente a
NACLE, CLAVERO Y MOLINA, S.L.Juan Nacle Zorrilla
Bartolomé Clavero Núñez
Francisco Molina Toledo
LAS “POTENCIAS”José Núñez Núñez
Enrique Larrubia Sarrión
Rafael Ruiz Larrubia
Perteneciente a
NACLE, CLAVERO Y MOLINA, S.L.Juan Nacle Zorrilla
Bartolomé Clavero Núñez
Francisco Molina Toledo
LAS “POTENCIAS”José Núñez Núñez
Enrique Larrubia Sarrión
Rafael Ruiz Larrubia
Tras el fallecimiento del socio Rafael Ruiz Larrubia, la viuda de éste vende su parte de capital social en LAS POTENCIAS – 29 de abril de 1961— a los dos socios restantes, José Núñez Núñezy Enrique Larrubia Sarrión. En junio del mismo año, éstos entran, en igualdad de derechos y obligaciones, en NACLE, CLAVERO Y MOLINA, S.L. propietaria de la almazara Ntra. Sra. del Pilar y de la Extractora. La sociedad resultante tras la entrada de los dos nuevos socios continúa con la misma denominación, objeto y domicilio social.
Sobre el socio José Núñez Núñez, Pepe Núnez, quiero hacer una especial mención, pues lo conocí en profundidad y mantuve con él una franca y sincera amistad hasta su fallecimiento. Esta asiduidad en el trato fue más factible debido a las mensuales visitas que yo realizaba a sus recordadas hermanas, María y Mercedes Núñez, como personas habilitadas para el pago de haberes a los docentes de entonces…
No descubro nada si digo que fue un hombre honrado y cabal al cien por cien, muy trabajador, sagaz comerciante y buen administrador de sus negocios, y sobre todo, persona muy discreta, servicial, prudente y fiable, ajena a las intrigas y politiquerías propias de su tiempo…
Antonio Mateos Montiel
Antonio Pérez Guerrero (Cortijo Blanco)
José Pascual Godoy (Mondrón)
Antonio Arrebola Díaz (Mondrón)
Antonio Pérez Guerrero (Cortijo Blanco)
José Pascual Godoy (Mondrón)
Antonio Arrebola Díaz (Mondrón)
OTRAS LOCALIDADES
En nuestra comarca axárquica existieron, además de las anteriores, numerosas almazaras industriales diseminadas por Vélez-Málaga, Alcaucín (Puente de Don Manuel, El Pilarejo, Venta Baja), La Viñuela (en el mismo pueblo y en Los Romanes), Alfarnatejo (Sábar), Colmenar, Riogordo, etc.
LAS COMPRAS DE ACEITUNAS
Quiero hacer una referencia, aunque sea breve, a las llamadas COMPRAS DE ACEITUNAS. Algunos fabricantes establecían puntos de compra de éstas fuera de lo que podríamos llamar su propia demarcación o límites naturales donde sus almazaras estaban situadas.
Estas “compras” se instalaban, sobre todo, cuando la cosecha era deficiente en su zona o bien el precio de los aceites era muy elevado y resultaba muy rentable la molturación de aceitunas… Los lugares donde se solían ubicar fueron El Puerto de Sábar— la aceituna de Las Cigarreras era, y es excelente— , Los Parrales de Vilo y algunos más.
El comprador colocaba su trípode o armazón de tres pies, con la clásica romana suspendida para pesar las aceitunas, que apilaban después en cónicos montones, para su posterior transporte, en camiones, hasta la almazara compradora.
No es necesario decir que los fabricantes de la comarca—incluidos los de Periana y Riogordo — eran contrarios al establecimiento, aunque fuera temporal, de estos puntos de compra, y que, viceversa, los olivareros los saludaban con albricias y aleluyas porque la competencia obraba a su favor elevando el precio del fruto…
El comprador más conocido y agresivo en los precios era de Vélez-Málaga, José Gámez Alcántara, Pepe Gámez, dueño de la llamada fábrica del francés, quien, junto a su encargado y pesador, Clavero, era la pesadilla de los fabricantes…
También Los Ciegos de Mondrón establecían compras de aceitunas para los fabricantes de Vélez-Málaga. Este caso lo relato con detalle en un artículo anterior titulado LOS CIEGOS DE MONDRÓN Y SUS VERDIALES, donde explico pormenorizadamente la importancia artística de varios miembros de esta familia…
Las “compras” dejaron de existir, como era lógico, con la implantación y generalización del cooperativismo, pues perdieron con éste toda su razón de ser: nadie podía pagar las aceitunas a mejor precio que una cooperativa bien gestionada… Y tampoco a los socios les estaba permitido vender a terceros el fruto de sus explotaciones…
EL ESTRAPERLO
No es necesario recordar la situación ruinosa de España tras la contienda civil: desabastecimiento de los llamados artículos de primera necesidad, destrucción de los medios de producción, cartillas de racionamiento, etc. Con lo dicho, basta para conocimiento de los más jóvenes que tuvieron la suerte de no vivir las escaseces y penurias de aquellos tiempos… A los mayores, nada hay que contarles porque la padecieron y soportaron durante varios años…
Para hacer frente a esta situación, se creó en marzo de 1939 la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes con el fin de luchar contra el llamado mercado negro, más conocido como “estraperlo”... Los artículos objeto de intervención fueron el trigo, el aceite, el azúcar, etc., es decir, los clasificados como de primera necesidad.
En los años 40 esta intervención arreció con más fuerza… Eran los tiempos de la llamadaautarquía o autosuficiencia: el Estado tenía que bastarse con sus propios recursos a causa del aislamiento internacional llevado a cabo por las potencias occidentales como acto de repudio al régimen establecido por la fuerza de las armas.
Todos los llamados artículos de primera necesidad habían de entregarse al citado Organismo— a precios tasados— para ser distribuidos entre la población…Para alcanzar este objetivo, se creó un grupo de inspectores— conocidos popularmente como “los delegados”— que perseguían día y noche a los infractores, es decir, a quienes vendían estos productos— aceite, trigo… — clandestinamente y no los entregaban al citado Organismo…
La procedencia de estos inspectores era la misma que la de algún maestro nacional sobre el que hablaré en el capítulo siguiente de este mismo artículo: Alféreces provisionales del Ejército…. La verdad es que estaban bien preparados y muy concienciados en el cumplimiento de la misión a ellos encomendada.
Las inspecciones tenían una periodicidad casi semanal y eran muy rigurosas, además de sorpresivas… Venían en grupo de tres, utilizando como vehículo para el desplazamiento—los tiempos no daban para otra cosa— un sidecar…
Conocían muy bien tanto la contabilidad como el funcionamiento de las almazaras: aforaban exactamente las aceitunas y el aceite producido… Cubicaban hasta las “tinajas” y los trojes de aceitunas para determinar su cabida: disponían de tablas especiales para facilitar los cálculos… Por tanto, la ocultación y el fraude eran muy difíciles… Los fabricantes tuvieron que hacer verdaderos equilibrios contables para cuadrar sus cuentas y no ser sancionados…
Cito una anécdota muy curiosa que recuerdo bien, y que fue muy comentada en la comarca: Mi padre— almazarero de toda la vida— siempre tuvo la costumbre de rociar con agua el aceite de los pozuelos para lavarlo y limpiarlo de impurezas…Conocía muy bien su oficio…
Esta operación de lavado fue observada por los inspectores y sospecharon que añadía agua para aumentar la cantidad de aceite… Y aclaradas las cosas, se dieron cuenta de su “metedura de pata” como se dice coloquialmente. El ridículo que hicieron y sonrojo correspondiente, fue mayúsculo…
El aceite obtenido de la aceituna molturada clandestinamente, se ocultaba como cada cual podía: habitáculos subterráneos— a modo de zulos— ocupados por pequeños depósitos metálicos o tinajas hasta donde el aceite era transportado por la noche, bidones ocultos en el campo cubiertos con haces de leña, etc.
Como tomaban lectura de los contadores que registraban el consumo eléctrico para comprobar la correspondencia entre la energía consumida y la aceituna molturada — disponían de un baremo especial para ello— pronto los fabricantes encontraron la solución: fácil es imaginar la que sería…
Los almazareros ponían vigías en lugares estratégicos para divisar a los inspectores cuando sospechaban que alguna visita estaba próxima…Yo mismo —a mis doce años—me pasaba horas observando la carretera para ver si se aproximaba algún sidecar por la curva de la llamada “huerta de Antonio Díaz”… Cuando el resultado era positivo, daba el aviso para que los arrieros que cargaban aceite en la fábrica se dispersaran lo antes posible…
En los molinos de harina— como expuse en un artículo anterior—el control no era tan exhaustivo por su alejamiento de la carretera, pero eran citados a los locales del Ayuntamiento de Periana para examinar los libros de contabilidad y comprobar si existía alguna anomalía que pudiera ser objeto de sanción… La persona encargada por algunos de estos molineros— Balastrera, por ejemplo— para que los defendiese ante los inquisitivos inspectores, era Ángel Pérez, el médico del pueblo… Fue éste un hombre, además de excelente médico, hábil y sagaz defensor de causas difíciles… Tenía una cabeza, como se dice ahora, “bien amueblada”…
Uno de estos “delegados” — apodado La Parrala—se hizo famoso y temible por su rigurosidad e intransigencia… En los años 40 se puso muy de moda una copla llamada “La Parrala”, con letra del poeta Rafael de León… Era la más cantada y conocida en aquellos tiempos. De ahí viene el sobrenombre de “La Parrala”, con que era conocido este exigente inspector…
Pero, ¿por qué los fabricantes lo motejaron así? Porque, como eran tres los que ocupaban el sidecar, bien embutidos en sus abrigos y caladas las boinas o gorras sin visera para resguardarse del frío, no distinguían bien desde lejos si venía o no el más temido de ellos… Y la gente afirmaba y negaba, alternativamente, sí o no, como se cantaba en la popular Parrala en relación al vino y al aguardiente. También aludían con el mote o sobrenombre a su fama de persona insobornable:
Que sí, que sí, que sí, que sí,
que a La Parrala le gusta el vino;
que no, que no, que no, que no,
ni el aguardiente ni el marrasquino.
que a La Parrala le gusta el vino;
que no, que no, que no, que no,
ni el aguardiente ni el marrasquino.
Parra, que no, que no, que no,
Bartolomé Clavero o Paco Molina—ignoro cuál de ellos, o quizá ambos, — no pudiendo conquistarlo por otros medios, idearon matrimoniarlo con una bella chica del pueblo para suavizar su actitud y llevarlo al redil de sus intereses, pero aquello no salió adelante… La chica en cuestión vive hoy en avanzada senectud, con el doctor Alzheimer a la cabecera de su cama…
Bartolomé Clavero o Paco Molina—ignoro cuál de ellos, o quizá ambos, — no pudiendo conquistarlo por otros medios, idearon matrimoniarlo con una bella chica del pueblo para suavizar su actitud y llevarlo al redil de sus intereses, pero aquello no salió adelante… La chica en cuestión vive hoy en avanzada senectud, con el doctor Alzheimer a la cabecera de su cama…
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LAS COOPERATIVAS OLIVARERAS Y SUS FUNDAMENTOS LEGALES
COOP. SINDICAL OLIVARERA “SAN ISIDRO”
LAS COOPERATIVAS OLIVARERAS Y SUS FUNDAMENTOS LEGALES
COOP. SINDICAL OLIVARERA “SAN ISIDRO”
El movimiento cooperativo arranca en España de una manera más o menos decidida durante la II República Española, incluso antes, pero todo ello, por razones conocidas, no llegó a fructificar como tampoco lo consiguió de una manera efectiva la Iglesia Católica, pese a algunos intentos realizados en la misma dirección. Pero sea como fuere, me voy a centrar en la creación de las Cooperativas olivareras o agroalimentarias, como las denominan o clasifican ahora.
Expuse en el apartado anterior que, tanto en Periana como en el resto de la Axarquía, existían numerosas almazaras industriales que surgieron como una evolución lógica de los antiguos molinos aceiteros, evolución propiciada por la electrificación, mejora en las comunicaciones y la aparición de maquinaria más moderna para la extracción de los aceites de oliva. No hubo localidad de cierta entidad en todas las zonas olivareras donde dejaran de surgir estas almazaras industriales.
Pero centrándome en Periana, lugar donde estamos, y por tanto, el que más nos interesa, voy a explicar la motivación primera por la que surgió la idea de crear una Cooperativa olivarera en nuestro pueblo, cómo se consolidó y también la mente donde esta idea se generó primeramente.
Debo aclarar que en toda la comarca no existía Cooperativa alguna, y que la mayoría de la gente desconocía hasta el significado de esta palabra, incluso, les inspiraba poca confianza la idea de pertenecer a alguna de ellas, una vez conocida su organización y funcionamiento. El campesino, conservador por tradición, no se sentía muy proclive a que nadie le administrase sus bienes:
Aceituna comida, hueso a la calle, y dinero al bolsillo…, solían decir.
Los fabricantes de aceites de oliva de la zona operaban con los lógicos criterios comerciales basados en la ley de la oferta y la demanda, que regula el precio de los productos en función de este antiguo principio comercial. Esto ha sido así desde que se inventó el comercio, dicen, nada menos que por los fenicios... Pero ello no era óbice para que en ocasiones, los pactos secretos— reales o imaginarios— entre los compradores abarataran el precio del fruto. Esta es otra práctica que viene de lejos y que cobra más actualidad cada día entre los comerciantes, sobre todo, en las grandes empresas suministradoras …Todo ello no dejaba de producir el lógico descontento entre los olivareros — como ahora entre los consumidores— cosa por otra parte muy comprensible.
Y fue entonces, cuando aprovechando este malestar más o menos generalizado y justificado, ciertas personas de Periana vieron la ocasión propicia para promover la creación de una Cooperativa olivarera con el fin de eliminar intermediarios, objetivo primordial de los vendedores de cualquier producto.
La información que entonces se tenía sobre estas Cooperativas era escasa o nula. Muchos pensaban que embarcarse nada menos que en el montaje de una fábrica de aceite era una aventura atrevida y peligrosa, máxime teniendo en cuenta que la economía de nuestros labradores ha sido siempre tan poco boyante como lo sigue siendo ahora… Los campesinos rara vez han sabido lo que es el superávit en sus explotaciones… Desconocían el significado esta palabra. Las que más les sonaban eran: préstamos bancarios, letras de cambio, hipotecas, embargos, petición de anticipos dinerarios a los fabricantes, etc.
No creo necesario decir que aún faltaban muchos años para disponer de la lluvia de millones en subvenciones procedentes de los Fondos de la Unión Europea y de la Junta de Andalucía … Muchas Cooperativas construirían o modernizarían sus instalaciones industriales al amparo de estas importantes ayudas, cuya finalidad es evitar, entre otras cosas, disparidades sociales y económicas entre los mismos países de la Unión, pero esto no sería posible hasta algún tiempo después del 1 de enero de 1986, fecha efectiva del ingreso de España en la Comunidad Económica Europea.
Para informarse adecuadamente sobre el funcionamiento de una cooperativa, disipar temores y concienciar lo más posible a los agricultores, el sábado 9 de febrero de 1957, un grupo de éstos, acompañados y dirigidos por el maestro nacional de Periana Ernesto Iglesias Suárez — líder indiscutible de este movimiento— visitaron la Cooperativa Olivarera de Archidona, invitados por la Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Málaga.
El presidente entonces de esta modélica Cooperativa, Manuel Ortiz Sánchez-Lafuente, les mostró la almazara, bodega, extractora y demás instalaciones. Y ni que decir tiene que salieron entusiasmados y se reafirmaron en la idea de crear en Periana una de estas Cooperativas, si bien más modesta, adaptada a las necesidades y capacidad económica propias. Es pertinente aclarar que la Cooperativa de Archidona ha sido siempre, junto a la de Antequera, una de las punteras de nuestra provincia, tanto por el volumen de aceituna molturada como por los múltiples servicios que prestan a sus socios. El escaparate escogido no podía ser más acertado y atractivo para entusiasmar a los visitantes…
La base legal para la creación de una Cooperativa en aquella España era la Ley de Cooperación de 2 de enero de 1942. Todas las Cooperativas que surgieron en la Axarquía durante esos primeros años se acogieron a la misma. No habría otra hasta la implantación de la democracia…
El movimiento cooperativo que el nuevo Régimen pretendía impulsar fue encuadrado en un organismo llamado Obra Sindical de Cooperación encargado de proteger, vigilar e inspeccionar estas sociedades.
La primera de las creadas en nuestro entorno, fue, obviamente, la llamada Cooperativa Sindical Olivarera “San isidro”, de Periana. Ésta tiene el mérito de ser como la madre que alumbró—en no pocos casos con fórceps —a todas las demás de nuestra amplia comarca. Es de justicia reconocerlo explícitamente, porque la iniciativa, pese a malentendidos, obstrucciones y aviesas intenciones, resultó altamente positiva para la economía local, y de no haberse erigido o fundado en aquellas fechas, su creación hubiese sido impuesta por la propia evolución de los tiempos, tal vez, en circunstancias menos propicias que las que se daban entonces. En esto del cooperativismo los perianenses fuimos pioneros…
Antes de continuar, quiero recordar, como mero dato histórico, al hombre que impulsó el movimiento cooperativo en toda la provincia malagueña: Juan Sorroche Cobos, excelente persona y hombre de bien, que durante muchos años fue jefe provincial de la “Obra Sindical de Cooperación” y presidente de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Málaga (Uteco). Prácticamente, todas las cooperativas olivareras que se crearon en la provincia de Málaga fueron promovidas y orientadas por él. También fundó la Caja Rural de Málaga, comoCooperativa de Crédito.
Me unía al mismo una vieja y sincera amistad, y dada la proximidad de mi domicilio, así como el de mi centro de trabajo, a su despacho, nos veíamos con mucha frecuencia, casi a diario. Este hombre fue el primero que me dio a conocer las bondades del cooperativismo y me infundió la primera idea de transitar por este camino, como haría poco después…
A mi me cupo el triste honor—por deseo de su esposa— de escribir y publicar su obituario en la prensa local cuando se produjo el fallecimiento. Ni que decir tiene que la desaparición de persona tan conocida e impulsora del cooperativismo provincial fue muy sentida y considerada como una importante pérdida para éste.
Las primeras Cooperativas que se crearon incluían en su denominación la palabra Sindical, pues estaban encuadradas en la llamada Organización Sindical Española, conocida comúnmente como Sindicato vertical… Lo resalto porque puede resultar llamativa tal palabra en ese contexto... Más adelante desapareció esta expresión, impuesta por la anterior ley franquista, hasta alcanzar su plena liberación y conversión en modernas sociedades, lo cual ofrecía más credibilidad y solvencia económica frente a terceros: la politización de las cooperativas ni fue ni es buena para los verdaderos intereses de los agricultores. La manera más eficaz y segura de liquidar o cargarse a una Cooperativa es politizarla. La experiencia así lo avala en no pocos casos…
Con el advenimiento de la democracia, nuestro Estatuto de Autonomía recoge el mandato de la Constitución Española de promover las diversas formas de participación en las empresas, lo que trajo consigo el fomento de las Sociedades Cooperativas.
Todo ello cristalizó en la Ley de Cooperativas Andaluzas de 1999, a la cual hubieron de adaptar sus Estatutos todas las creadas con anterioridad. No hace mucho tiempo — a finales de 2011— se promulgó una nueva Ley de Sociedades Cooperativas Andaluzas, pendiente aún de desarrollo reglamentario, que deroga la anterior, y a la que habrán de adaptar sus Estatutos, en el momento oportuno, todas las sociedades de este tipo pertenecientes a nuestro ámbito autonómico. Ofrece algunos cambios respecto a la anterior que la adaptan más y mejor a las circunstancias actuales.
Hay que reseñar también que en 1990 se publico otra de carácter estatal, sobre elRégimen Fiscal de las Cooperativas, concediendo importantísimos beneficios fiscales a éstas —en forma de bonificaciones y exenciones—, sobre todo a las clasificadas comoEspecialmente protegidas, concepto que incluye a todas las olivareras . Esta beneficiosa protección fiscal, tanto en impuestos estatales como locales, las hace casi inmunes a la competencia, y ha sido una de las principales causas de su desarrollo y expansión.
Por ello, competir las almazaras industriales con las cooperativas era una pretensión poco menos que quimérica, máxime si se tiene en cuenta que el lucro personal no existe en estas entidades, o al menos, no debe existir si funcionan correctamente todos los Órganos sociales…
Tras esta breve síntesis sobre la legislación relativa a las Cooperativas, importante para conocer los fundamentos legales y funcionamiento correcto de las mismas, voy a retomar de nuevo el caso concreto de Periana.
El promotor y fundador de la Cooperativa Sindical Olivarera “San Isidro”, de Periana, fue el maestro nacional de esta localidad, ERNESTO IGLESIAS SUÁREZ, como señalo más arriba, al comentar la visita de éste y otros olivareros a la Cooperativa de Archidona. La idea iba tomando cuerpo y tenía visos de convertirse en realidad desde hacía algún tiempo, pues era algo que ocupaba y obsesionaba la mente de este hombre.
Él era gallego, orensano, de Villamarín. Durante la guerra civil fue Alférez provisional de Infantería, y en Boletín Oficial del Estado del miércoles 4 de enero de 1939, III Año Triunfal, aparece una ORDEN de la Subsecretaría del Ejército, fechada en Burgos, por la que se le nombraSubinstructor de la Academia Militar de Ávila.
Esto le valió— igual que a otros militares— para su ingreso en el Cuerpo del Magisterio Nacional en unas condiciones especialmente favorables, diseñadas por el nuevo Régimen para pagar a los excombatientes los servicios prestados a su causa. En aquellas aciagas fechas existieron muchas vacantes en la escuela pública dejadas por los maestros republicanos represaliados, y que jamás volverían a pisar las aulas de clase…
Para poder ejercer la profesión, hubo de reciclarse pedagógicamente en la Escuela del Magisterio de Málaga, ubicada entonces en la plaza de la Constitución, Centro emblemático donde se formaron la mayoría de los maestros nacionales que ejercieron su profesión en nuestra provincia durante aquella época.
El carácter militar de este hombre era innegable y lo evidenciaba en casi todos sus actos… Pero no obstante ser un hombre serio, introvertido, hermético, poco sociable y dado a los exabruptos, era considerado por una parte del pueblo, especialmente por los más modestos agricultores, como persona fiable y merecedora de la máxima credibilidad, cosa indispensable para llevar a cabo su proyecto de creación de una Cooperativa…
Otro sector, no menos importante e influyente social y políticamente, opinaba todo lo contrario, pero prevaleció el criterio anterior, y la idea se convirtió en realidad…
En estas entidades sin ánimo de lucro, el socio pone su dinero en manos de unos administradores, y lo mínimo exigible a éstos, es que sean transparentes y eficaces en su gestión… La desconfianza, fundada o no, ha sido siempre el enemigo número uno del cooperativismo…Y las personas que en principio se ofrecían para promover y administrar la futura Cooperativa, parecían reunir estos requisitos mínimos para inspirar esta confianza y disipar los naturales recelos.
Desconozco su ejecutoria como enseñante, ni tampoco esto interesa al tema que comento. Tuve ocasión de hablar con él pocas veces… La primera de ellas, en un Centro de colaboración pedagógica, donde fuimos presentados. Aún recuerdo sus lacónicas palabras:
— ¡Hola!, compañero de fatigas, ¿no?
Y no hubo más…
Para profundizar un poco en el conocimiento del carácter de este hombre, y conocerlo mejor, he formulado a dos mujeres mayores de Periana, que me consta lo trataron con cierta asiduidad, la siguiente pregunta:
— ¿Cómo era don Ernesto?
Y ambas contestaron con idéntica frase:
— Un tío con “mala pipa…”.
Esta expresión popular se utiliza en nuestro ambiente para calificar a una persona como brusca, seca, poco sonriente, con malaje, o sea, lisa y llanamente, dicho sin eufemismos, “un mala sombra”…
Similar pregunta trasladé a algunos hombres de la localidad, y todos ellos me dieron, en síntesis, la siguiente respuesta:
— Era un hombre muy “recto”…
El adjetivo “recto” califica a una persona como justa, severa, intachable en su conducta, insobornable, incorruptible moralmente…,
Cuando algún compañero de la Junta Rectora le propuso realizar una operación poco ortodoxa o de dudosa legalidad con el dinero de la Cooperativa, exclamó a voces— sobrecargadas de decibelios— audibles desde la calle:
¡¡ El dinero de los socios es sagrado y no se toca, eso ni siquiera lo insinúes…!!
Esta anécdota me la contó hace escaso tiempo un viejo socio de aquella primera Cooperativa para manifestar que era hombre de insobornable y probada honradez, al menos, en lo relacionado con la gestión de la Cooperativa… De su probidad como administrador de los fondos societarios nadie dudaba, cosa que no siempre sucedía en aquellos tiempos ni tampoco en los actuales…
No cabe duda que fue un hombre desabrido, áspero y desagradable en su trato, perohonrado y cabal al cien por cien, condiciones indispensables para administrar con éxito los intereses de una cooperativa. Los socios confiaban plenamente en él: la suspicacia, la sospecha o desconfianza, suelen anidar con frecuencia en la mente de los campesinos… Estos no han sido, ni son, demasiado proclives a confiar sus “sudados” intereses a personas de dudosa moralidad para que se los administren … Muchas anécdotas se podrían contar que certifican este aserto, aunque para desconfiar basta con ser humano y prestar ojos y oídos a lo que a diario se ve y oye… El panorama no invita al optimismo ni a la credulidad, aunque parece que poco a poco nos estamos inmunizando ante inmoralidades y escándalos semejantes que a diario surgen en nuestra sociedad... Y es que, como suele decirse, “lo poco espanta y lo mucho amansa”…
Un antiguo alumno suyo me refirió la siguiente anécdota también reveladora de su carácter: viudo ya de su primera esposa, casó en segundas nupcias con la bella Srta. de la localidad, Carmelina Fernández. Un buen día entregó unas macetas a dos alumnos para que las acercasen a su casa, próxima a la escuela. Y le pregunta uno de los niños, con esa candidez y familiaridad propia de la edad:
— Don Ernesto, ¿se las damos a Carmelina?
Y le gritó fuertemente:
— ¡¡ A doña Carmelina se dice!!
Las relaciones de Ernesto Iglesias con Bartolomé Clavero— hombre prominente en la Periana de aquella época— eran a todas luces mejorables. Los desencuentros y fricciones entre ambos fueron visibles y casi permanentes… A veces esta animosidad y beligerancia de Ernesto Iglesias excedía los límites de lo individual para extenderse al ámbito familiar. Era un renconcor visceral no fácil de comprender y menos aún de justificar…
Se le atribuyeron ataques a personas que eran muy estimadas en el pueblo y consideradas intocables por su labor social en beneficio de las capas más humildes de nuestra población local.
Si realmente obró así, cometiendo tal felonía o deslealtad, craso y lamentable error el suyo… Pero en la vida todos tenemos momentos de ofuscación u oscurecimiento de la razón que nos llevan a cometer errores que después hemos de negar o desdecirnos de ellos. Tal vez fuera este el caso…
Me permito otro inciso para explicar ciertas actitudes y comportamientos frecuentes en la época. En los años de posguerra, al no existir libertad de expresión, —lo único autorizado, y premiado, era decir, con voz lo más potente posible, ¡Viva Franco! y ¡Arriba España! — el género literario más cultivado en nuestro pueblo era, aunque parezca una contradicción, el de los escritos anónimos… Lo recuerdo perfectamente. Hubo entre nosotros más de un lazarillo de autor desconocido… Pero los perianenses eran tan perspicaces, que casi siempre adivinaban la máquina de escribir—nunca, lógicamente, se escribían a mano, pues lista sí que era aquella gente— en la que habían sido tecleados…
Estos anónimos versaban sobre los más variados temas, pero todos ellos con la misma motivación subyacente, la considerada por Fernando Díaz-Plaja y otros autores, como nuestro principal pecado nacional: LA ENVIDIA… Y también habría que añadir, LA SOBERBIA…
Ser objeto de una denuncia anónima ante una autoridad era algo frecuente, sobre todo si gozabas de cierta relevancia social o política en la localidad … El ser denunciado confería a veces hasta cierta notoriedad entre la gente del pueblo… Era señal de que pertenecías a la “élite” o grupo de personas importantes e influyentes de nuestro entorno social…
Los que acudían diariamente a la plaza de la vergüenza —taleguilla a la cintura— para participar en la bochornosa subasta del trabajo, esos nunca eran denunciados por ser personas irrelevantes, y por tanto, indiferentes…Tampoco eran los denunciantes porque, obviamente, nadie los oiría… Otro día escribiré algo sobre ellos: se merecen la mayor de las deferencias y el mejor de los recuerdos…
En el contexto sociopolítico de nuestro pueblo que acabo de describir—lo he hecho adrede—es donde hemos de situar reales o imaginarias actitudes y comportamientos que fuera del mismo podrían parecer más graves y deleznables… Extrapolar los hechos o sucesos para valorarlos o juzgarlos con la óptica de más de medio siglo después, es desnaturalizar las cosas, confiriéndole una importancia mayor de la que realmente tienen. Al menos así lo entiendo yo…
No es mi propósito escribir la biografía de Ernesto Iglesias, ni tampoco creo merezca la pena el empeño… Fue, como todos los humanos, una persona con virtudes y defectos. Y según a quien preguntes en el pueblo, conocedor de aquella época— cada vez serán menos los que la recuerden— te resaltará más las unas o los otros…
Desde luego, es evidente que la población de Periana se polarizó por aquellas fechas en dos bandos bien definidos: cooperativistas y anticooperativistas, o lo que es lo mismo,ernestistas y bartolomecistas… Esta división se hizo patente, incluso, hasta en el seno de algunas familias.
Este antagonismo personal no hay que basarlo sólo en el terreno económico—el control del aceite—sino también en el político: Bartolomé Clavero, político de vocación, ocupaba cargos locales que ambicionaba también, sin éxito, Ernesto Iglesias… Pero este es ya otro tema… En otra ocasión lo trataré con más extensión…
Bartolomé Clavero era accionista, con cuatro socios más, de la Sociedad NACLE, CLAVERO Y MOLINA, S.L., dedicada, como otras industrias de la comarca, al tráfico normal de compra y molturación de aceitunas en su almazara Ntra. Sra. del Pilar.
Ésta, conocida popularmente como la Extractora, era la más potente tanto en capital como por la ubicación y capacidad molturadora de sus instalaciones. Su emplazamiento era inmejorable y, además, disponía de agua propia…También contaba a su favor la relevancia social, solvencia económica y fiabilidad que inspiraban las personas que la componían. Todos sus socios eran expertos fabricantes y conocedores del “mundillo del aceite”, lo cual no dejaba de ser una garantía para el cosechero… Ni riesgo de quiebra, impagos ni sombra de nada que inspirase duda o desconfianza.
Pero tal vez por las inamistosas relaciones expuestas anteriormente— causa principal— como por los bajos precios de la aceituna, fruto en el que se basaba — también ahora— la economía de la mayor parte de la población de Periana, Ernesto Iglesias aglutinó a varias personas, y convirtió en realidad su idea de crear una Cooperativa olivarera en la localidad con el nombre del patrono del pueblo: SAN ISIDRO. Su adustez y aspereza de carácter no fueron obstáculos para suscitar las adhesiones y los apoyos necesarios para la culminación de su casi obsesivo proyecto, como señalo más arriba.
Hace escasas fechas mantuve una larga conversación con un sobrino de Ernesto Iglesias, residente en Granada— junto al que pasó los últimos días de su vida— para que me diera su versión sobre este tema. Es justo y clarificador oír a todas las partes, se compartan o no sus opiniones. Y me dijo casi textualmente, un poco dolido por cuanto se decía y escribía últimamente sobre su tío, lo siguiente:
Mi tío Ernesto era un hombre honrado, serio y justo. Todo cuanto se ha dicho de él son calumnias... Promovió la creación de la Cooperativa porque quería defender a los modestos agricultores de la voracidad de los fabricantes, que les pagaban las aceitunas a como querían… Esos fueron sus móviles, no aspiraba a otra cosa. Ni venganzas ni aspiraciones frustradas de nada…
Hablé mucho con él sobre estos temas en la última etapa de su vida, y me informó de todo… Puedo afirmar que sus ideales no fueron otros que la justicia y defensa de los más débiles.
Ahora que ha muerto, es cuando hablan mal de su persona diciendo cosas que no son verdad…
Y yo, proclive siempre a las citas, interpreté que me estaba transmitiendo el mensaje implícito en la conocida frase “a moro muerto, gran lanzada…”.
La cuñada de Ernesto, Mari Pepa Fernández Molina, mujer agradable y dialogante, de peculiar simpatía, apostilló lo dicho por su hijo, también con cierto dejo de amargura:
Ernesto fue un hombre muy servicial con todo el mundo. Recuerdo que tenía en casa una máquina de escribir, y siempre ayudaba a la gente del pueblo, haciéndole papeles y orientándolos en cuanto podía… Nunca hizo mal a nadie.
Su idea de fundar una Cooperativa en Periana dividió a muchas familias, pues en las mismas había unos miembros que estaban a favor y otros en contra, como pasa en todas las cosas de la vida… Hubo personas, no sé por qué, que se tomaron esto muy en serio… La verdad es que había muchos intereses en juego…
Estuvo siempre muy pendiente de la fábrica, y viajaba con frecuencia a Úbeda, donde estaba la Fundición Palacín, pues él se ocupaba hasta de la maquinaria, ayudado e informado siempre por su buen maestro de molino, CHAMARIZO, persona de su confianza…
Al principio se mofaban de los futuros cooperativistas. Cuando volvieron del viaje a Archidona, les pusieron hasta motes… A Francisco Toledo, apodado “Bigotecano”— persona muy conocida y apreciada en el pueblo— lo motejaron de nuevo satíricamente llamándole “Pacoarchidona”…
Bueno, ahí está la Cooperativa, que digan ahora si la idea fue o no positiva. Si era tan mala, ¿por qué continúan con la misma…? El tiempo suele dar o quitar razones, y en este caso, obró lo primero…
Cada uno tiene su mérito, y él fue pionero en esto del cooperativismo, independientemente de los móviles que lo impulsaran a ello… No hay efecto sin causa, dicen, pero lo importante es que el efecto o resultado final sea bueno…
Y de sus últimas palabras, deduje— como antes en el caso de su hijo— la esencia de la idea que me quería transmitir con ellas: el tiempo siempre dice la verdad, y pone las cosas en su sitio…
El proyecto fructificó pese a las lógicas dificultades económicas, como escasez de capital, inexperiencia profesional, limitaciones de espacio, maquinaria, etc. Pero, sobre todo, había que convencer a los olivareros de las ventajas del cooperativismo, entonces palabra desconocida para la mayoría de ellos, disipar recelos y desconfianzas, captar socios para que el futuro proyecto fuera viable, etc. Y especialmente, luchar contra la competencia de las almazaras, algunas muy fuertes económicamente como la ya mencionada NACLE, CLAVERO Y MOLINA, S.L. y otras, como las dos de Mondrón y la del Cortijo Blanco…
La nueva Cooperativa fue creada oficialmente el 11 de abril de 1957, según consta en el correspondiente Registro de Cooperativas, todo ello a los dos meses del comentado viaje a Archidona. Tuvo en sus comienzos como JUNTA RECTORA, promotora y organizadora, la integrada por personas de la localidad, todas ellas solventes económicamente y de reconocida honradez. Esto último era muy importante para que la nueva experiencia que se iniciaba llegara a buen puerto y no frustrara el proyecto la propaganda adversa que los fabricantes hacían al ver amenazados sus propios intereses.
Como se creó oficialmente en abril de 1957, acto seguido comenzó la construcción e instalación de la mueva almazara, cuyas obras terminaron a los seis o siete meses después de iniciadas. Por ello calculo abriría sus puertas a la recepción de aceitunas en la campaña 1957-58.
Para la realización del proyecto obtuvieron del entonces Instituto Nacional de Colonización —las cuantiosas ayudadas de la UE estaban a años-luz— un préstamo del 40 % del presupuesto como anticipo reintegrable, sin interés, y el 30 % con interés. En total el 70 %. El presupuesto global ascendía a 1.366.459,30 pesetas, cantidad onerosa en aquellos tiempos dado el reducido precio de los aceites, y consecuentemente , el de la aceituna, pero como las motivaciones eran muy fuertes, no se arredraron ante las dificultades y riesgos que el proyecto entrañaba. Y lo culminaron con éxito, no sin grandes sacrificios económicos: algunos de los socios más pudientes hasta adelantaron dinero…
De entre los cargos sociales de la recién fundada Cooperativa, destaco el carácter deAntonio Ruiz García, persona muy estimada en el pueblo tanto en aquellos tiempos iniciales del cooperativismo como después en su época de alcalde de Periana y director de la CAJA RURAL: sencillo, amigable, conciliador, limador de asperezas, convivencial con todos…
Era el jefe de ventas, tanto en ésta como después en la Cooperativa unificada, y debido a su experiencia comercial en este campo— experto en aceites—, obtuvo muchos éxitos en sus transacciones comerciales en beneficio de la entidad que representaba.
MIEMBROS DE SU PRIMERA JUNTA RECTORA
Presidente: Francisco Guerrero Pascual
Secretario: Ernesto Iglesias Suárez
Tesorero: Antonio Ruiz García
6
LA COOPERATIVA
“SAN ISIDRO” VS ALMAZARAS INDUSTRIALEs
CREACIÓN DE DOS NUEVAS COOPERATIVAS EN PERIANA
Superadas, no sin grandes esfuerzos y contrariedades, todas las dificultades que los inicios de una empresa de estas características conlleva, comienza la molturación en la nueva almazara cooperativa ante la expectación de las personas, interesadas por una u otra razón, en el proyecto…
Hasta hace poco tiempo, el precio final obtenido por cada cooperativa era unitario para todos los socios. Los análisis para determinar el rendimiento individual de la aceituna de cada agricultor no estaba todavía implantado: tardaría varias décadas en llegar…
Las liquidaciones finales solían hacerse en el mes de mayo — para San Isidro—. Alguien se preguntará, cargado de lógica: ¿Por qué ahora enlazan una campaña con otra…? Sería interesante que algún responsable lo explicara para conocer las razones que motivan este retraso. Se evitarían impaciencias y suspicacias…
Todos esperaban expectantes — los fabricantes ansiosos— la publicación del precio. Circulaban los bulos hasta que por fin se hacía público en el tablón de anuncios del domicilio social y en los bares de la localidad. Don Ernesto era el encargado de clavar en las paredes de los establecimientos los precios de la aceituna de cada campaña: todo un rito…
Satisfacción para los socios y decepción para los fabricantes y sus cosecheros… especialmente para estos últimos, que cobrarían sus aceitunas a menor precio que el percibido por los socios de la Cooperativa. El prestigio de ésta iba in crescendo y el de las almazaras industriales, menguando… Todo ello lógico y explicable.
Para evitar disidencias, los olivareros que entregaban su fruto en las almazaras particulares hicieron un pacto verbal con los fabricantes: éstos les abonaría la aceituna entregada en campañas sucesivas al precio final que obtuviera la Cooperativa, detrayendo del mismo la cantidad de 0,20 pesetas por kilo en concepto de beneficio o ganancia para el fabricante. Con ello pretendían fidelizar al cosechero cliente para que no solicitara su alta como socio en la nueva Cooperativa.
El acuerdo se generalizó e hizo extensivo a todas las almazaras tanto del pueblo como las enclavadas en Mondrón y Cortijo Blanco, ya mencionadas anteriormente.
El pacto, tácito unas veces y expreso otras, pero siempre verbal, funcionó más o menos satisfactoriamente para ambas partes, pero pasados unos cuantos años—no muchos— los fabricantes entraron en pérdidas y arrojaron la toalla, como se dice en términos boxísticos: tratar de competir con la Cooperativa era un empeño estéril y ruinoso…
Y decidieron vender sus almazaras a los clientes para constituirse en Cooperativas: los nuevos socios irían amortizando el coste de las instalaciones con un descuento pactado deducible todos años del precio neto final que alcanzara la aceituna hasta la total cancelación de la deuda, tal como hacía legalmente la Cooperativa “San Isidro” — y todas las demás— para la amortización de las inversiones.
Quiero señalar que los fabricantes— recuerdo a dos en concreto— que decidieron resistir el envite de las olas al frente de sus almazaras industriales, finalmente hubieron de claudicar ante las pérdidas y fuga de clientes a una cualquiera de las tres cooperativas que a partir entonces hubo en Periana.
Intentar navegar contracorriente es una temeridad que conduce inexorablemente al naufragio, como así sucedió… Los más sagaces atracaron el barco a tiempo para salvaguardar y librar al mismo del hundimiento total que ocasionaría el vendaval de cooperativismo que con tanta fuerza se expandía…
El descuento practicado para la amortización de la deuda contraída por la compra de la almazara, se llamó primeramente Capital retenido (CR), y después, Aportaciones obligatorias(AP), que deben ser aprobadas en Asamblea General por la mayoría cualificada requerida. Ambas retenciones entran a formar parte del Capital social de la Cooperativa y se deben reconocer a cada socio— cosa que no siempre se hace—mediante títulos nominativos numerados correlativamente y en las condiciones legalmente establecidas. Ello ilusionaba mucho a los socios, pues participaban en la propiedad de la Cooperativa proporcionalmente al Capital aportado. A más de un socio se le oía decir a este respecto, con alborozo:
Hombre, así tiene uno algo de propiedad en la almazara… De la otra manera, todo es del fabricante .Por lo menos tienes derecho a que te muelan las aceitunas, y a elegir a los administradores. Ahora somos dueños y no sólo clientes…
De esta forma, surgieron en Periana— en 1967— dos cooperativas más con las siguientes denominaciones, la primera de ellas ubicada en la misma localidad de Periana, y la segunda en la Barriada de Mondrón. Ambas iniciaron la molturación en la campaña olivarera 1967-68:
Cooperativa Sindical Frutera y Aceitera “Nuestra Señora del Pilar”.
Presidente: Bartolomé Clavero Núñez
Secretario: Francisco Molina Toledo
Tesorero: José Núñez Núñez
Secretario: Francisco Molina Toledo
Tesorero: José Núñez Núñez
Cooperativas Sindical Olivarera “San José Artesano”.Presidente: Manuel Díaz Pascual
Secretario: Segundo Pascual Toledo
Tesorero: Francisco Toledo Benítez
Secretario: Segundo Pascual Toledo
Tesorero: Francisco Toledo Benítez
Vocales: José Alba Pascual
Jerónimo Retamero Martín
José Pascual Toledo
Jerónimo Retamero Martín
José Pascual Toledo
Existe una regla de oro, relativa al cooperativismo, que podemos enunciar así: Si en una misma localidad coexisten durante largo tiempo una Cooperativa olivarera y una o más almazaras industriales, sin que éstas cierren o se arruinen, es porque la Cooperativa no funciona bien por la razón que fuere, casi siempre, por incompetencia de sus Rectores o pasividad de los Interventores de cuentas para inquirir o indagar si algo extraño sucede en su gestión…
Y retornando a la centralidad del tema, diré que cada una de estas dos Cooperativas nuevas, con sus correspondientes Juntas Rectoras al frente —así denominadas en aquellas fechas— iniciaron la actividad propia de su objeto social, con bastante éxito por cierto… Pero la disparidad de precios alcanzados —la igualdad de los mismos era muy improbable, además de sospechosa, caso de que se diera—suscitaría rivalidades, comentarios de toda índole, recíprocas acusaciones de trampas y maquinaciones para obtener precios más altos, trasvase voluntario de socios— no mucho— de unas a otras, donde siempre eran bienvenidos…, sigilo absoluto en las operaciones mercantiles (venta mayor de aceite), es decir, secretismo total…, aunque las relaciones personales de sus miembros parecieran cordiales, al menos externamente…
Comienzan “las guerras cooperativas”, pero aparentemente corteses, eso sí, aunque no exentas de críticas encubiertas de las unas a las otras… Si algún sucedido negativo desprestigiaba a una Cooperativa, la noticia era siempre recibida con albricias o júbilo, aunque disimuladamente, por las demás… Estas rivalidades tan poco comprensibles en entidades exentas de lucro, eran en cierta manera, hasta positivas para estimular a los rectores a ser más eficaces en la administración de los intereses a ellos confiados.
No obstante el secretismo señalado, sí existió un punto de encuentro altamente positivo y encomiable, hoy obviado: Los representantes de algunas Cooperativas de la zona— Periana, Mondrón y Riogordo, situadas en la misma ruta— se reunían al comienzo de cada campaña olivarera para fijar un precio unitario en las ventas de aceite al detall o por menor en evitación de absurdas y lesivas competencias... Este pacto funcionó de forma muy positiva durante varios años. La unificación de precios era más importante aún si tenemos en cuenta que se vendían grandes cantidades de producto a los clientes llamados “domingueros”… Estas interesantesventas directas — productor - consumidor— han descendido desde hace unos años. El hecho, curiosamente, entra en contradicción con la mayor tenencia o posesión de automóviles en la actualidad por parte de la ciudadanía, y también con la mejora de las carreteras…
Resultaría interesante analizar las causas de esta bajada de clientes directos para intentar recuperarlos y, a ser posible, incrementar su número con otros nuevos… La celebración todos años del DIA DEL ACEITE VERDIAl es una magnífica plataforma para la promoción de nuestra principal riqueza: el aceite de oliva. Buena idea ésta, pero no suficiente… Son necesarias más iniciativas…
Cada una de las tres Cooperativas aspiraba a pagar la aceituna al precio más alto posible, lo cual es lógico y explicable, pues no otra es su finalidad… Los socios, tan pronto se hacían públicos estos precios, establecían comparaciones entre los unos y los otros, y pensaban, aunque no siempre fuese así, que la que los obtenía más altos era porque estaba mejor administrada…
Esta comparativa de precios excedía a veces nuestros límites locales para alcanzar, incluso, a poblaciones aledañas, como Los Romanes, donde la Cooperativa “Santa Teresa de Jesús”— creada en 1964—, dirigida y administrada eficazmente por su entonces presidente,Angel García, solía obtener excelentes precios, debido también a la inmejorable calidad de su más temprana aceituna… Esto, claro está, estimulaba a los administradores de las restantes a aguzar el ingenio en la campaña siguiente.
Esta sana y positiva competencia no existe hoy, lamentablemente, al desparecer el preciounitario e implantarse el sistema de análisis para individualizarlos, según el rendimiento de la aceituna de cada socio. No entro a valorar si esto es bueno o malo—no obstante tener una opinión muy personal sobre ello—, pero sí constato que la anterior comparación de precios entre Cooperativas era un estímulo que movía a los gestores de estas entidades a avivar el ingenio en la administración de los bienes a ellos confiados…
Se dio el caso—omito nombre por razones obvias— de una Cooperativa no muy alejada de nuestro entorno geográfico que obtuvo un préstamo bancario para “pagar la aceituna” a precio superior al realmente reflejado en su contabilidad… Evidentemente, los problemas surgieron a la hora de reintegrar el préstamo a la entidad que lo concedió… Todo ello prueba la psicosis generada por la guerra de precios, alentada por los mismos socios, que se vivió en aquellos primeros años de expansión del cooperativismo.
El primer año en el que las tres cooperativas iniciaron simultáneamente su actividad—campaña oleícola 1967-68—, los precios finales oscilaron entre las 7 y las 8 pesetas kilo.Recuerdo con exactitud el precio obtenido por la Coop. San Isidro en esa campaña: 7, 89pesetas kilo de aceituna y el de Mondrón 7, 44. Buen precio para aquellas fechas. En los años siguientes, los precios se igualaron tanto, que las diferencias entre los de unas y otras Cooperativas eran mínimas, y con ello se logró que las tres gozaron de igual prestigio y confianza ante sus socios…
Las diferencias sensibles de precios entre las Cooperativas del mismo ámbito geográfico, siempre han generado críticas, recelos y desconfianzas entre los socios — antes más que ahora—, por las razones que expongo más arriba. Pero más inquietud y sospecha debería producir si las coincidencias en los precios fueran absolutas. Ello sería síntoma de algo más grave e incluso delictivo: amaño y connivencia, como dicen suele ocurrir en algunos deportes…
Sobre las diferencias de criterio observadas en la administración de las Cooperativas de nuestra zona, como sabemos sociedades exentas de lucro, — tema de actualidad por aquellas fechas— publiqué en la prensa malagueña, hace algo más de 43 años, concretamente el 12 de noviembre de 1970, un extenso artículo, titulado LOS COOPERATIVISTAS Y LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS.
No puedo resumirlo porque ocuparía excesivo espacio, y además, sería innecesario hacerlo. Pero invito al lector interesado en el tema a que lea la parábola de los talentos (Mateo 25, 14-30), y de ella sacará la conclusión de que no todas las personas administran con la misma eficacia los bienes a ellos confiados, y que por este motivo, los resultados y recompensas obtenidas son desiguales. Transcribo— admítase la autocita—sólo esta frase entresacada del mismo, tan válida antes como ahora:
Pero sea cual fuere la intencionalidad subyacente en los administradores de estas entidades, lo indudable es que por su similitud con la empresa privada, exigen para su buena marcha una dirección honrada, diligente, futurista, planificadora y animada de espíritu empresarial.
Y más adelante, añadía:
Los rectores deben dirigir los destinos de la entidad a ellos confiada en libre elección por los socios, con alteza de miras y conducta irreprochable, anteponiendo los intereses de los socios a los suyos propios…
Este aserto siempre ha estado y estará vigente, y puede hacerse extensivo a todos los tiempos y órdenes de la vida. Y hoy añadiría algo más: estos rectores deben ser conscientes de que son administradores y no dueños, y que las Cooperativas fueron los primeros y únicos entes económicos verdaderamente democráticos de la era franquista…
Y ahora vuelvo otra vez con don Ernesto Iglesias, persona vilipendiada, como expongo antes, por los fabricantes y sus seguidores al comienzo del cooperativismo en Periana. En su haber debo anotar, que, según la normativa vigente en aquel momento, para crear una Cooperativa en localidad donde existiera otra, la primera debía informar a la Jefatura Provincial de la “Obra Sindical de Cooperación” en sentido favorable, manifestando que no afectaba negativamente a sus intereses societarios. Aún recuerdo el comienzo de su escrito dirigido a este Organismo en el caso de Mondrón:
“Ernesto Iglesias Suárez, Secretario de la Cooperativa Sindical Olivarera “San Isidro”, de Periana, SALUDA a la nueva Cooperativa Sindical Olivarera “San José Artesano”….”.
O sea, que en ninguno de los dos casos objetó nada.
Quiero incidir sobre la valoración de este hombre— al César lo que es del César…—, persona que tuvo muchos detractores en el pueblo, y no sólo detractores, sino hasta enemigos, aunque el término resulte demasiado fuerte… Pienso que, cuando se marchó a vivir a Granada, algunos se alegrarían de su ida, diciéndose en su interior, al menos los más benévolos y piadosos, algo parecido a esto:
¡Adiós, tanta paz lleves como descanso dejas…!
Pero cuando esta marcha se produjo, ya jubilado y en el ocaso de su vida, muchas pasiones y motivos de fricción se habían acabado: las dos Cooperativas de Periana estaban próximas a su fusión, los viejos rivales habían desaparecido del escenario de la confrontación, la mayoría de la gente se ocupaba de cosas más constructivas, etc. Eran otros tiempos, soplaban los nuevos vientos que barrieron las mentalidades prevalentes en el pasado y trajeron los ideales de la democracia…
Su decisión de crear una Cooperativa olivarera en Periana, prescindiendo de los inconfesables móviles iniciales— más basados en la enemistad personal que en el altruismo o deseos de servicio a los agricultores, al menos esto se evidenciaba —, resultó a la larga sumamente positiva para el pueblo y la comarca: ella fue como el germen que propició el nacimiento de otras muchas en la Axarquía.
Tal vez sin saberlo, leyó el futuro… y acertó. Si esta idea nació con el pecado original de la animadversión y los deseos de revancha entre personas – sobre lo cual abrigo pocas dudas —después se redimió por el bien que trajo a la localidad, especialmente al sector olivarero. Para éste, Ernesto Iglesias fue como su mesías salvador… El respeto a la verdad me obliga a decirlo.
Conocí muy bien los entresijos del surgimiento del cooperativismo local porque lo viví intensamente, y en muchos aspectos, fui hasta protagonista activo del mismo. Y conste, para los que no lo sepan, que mi familia más cercana, — almazareros de toda la vida —fue una de las más perjudicadas económicamente por la implantación de este cooperativismo en Periana. De la lectura íntegra de todos los apartados de este largo artículo, se deduce la veracidad de mi aserto…
Pero es evidente, contempladas las cosas desde la perspectiva del tiempo, que, aunque este maestro no hubiese aparecido por nuestro pueblo, la Cooperativa, antes o después, habría sido creada lo mismo que se crearon otras en todas las zonas olivareras de Andalucía. No sé si con más o menos oposición y estridencias…. Probablemente con menos, pero hubiese sucedido así porque el signo de los tiempos que las imponía era imparable…
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FUSIÓN DE LAS DOS COOPERATIVAS DE PERIANA
FUSIÓN DE LAS DOS COOPERATIVAS DE PERIANA
Pero en el caso de Periana— casco urbano— resultaba antieconómico y poco estético que en la misma localidad coexistieran dos Cooperativas con el mismo objeto social y con almazaras situadas a escasos metros la una de la otra, haciéndose competencia desleal hasta en la venta de los aceites… Estas actitudes, en sociedades exentas de lucro, carecía de sentido y hasta resultaba vergonzante…Todo ello no era más que una consecuencia de las nefastas y absurdas rivalidades del pasado, más personales que sociales... Había que fusionarlas… El acuerdo se consiguió porque rectores sensatos y ecuánimes de ambas cooperativas alcanzaron un consenso, gracias también a la labor intermediadora de ciertas personas de relevancia social en el pueblo, que coadyuvaron con sus buenos oficios a que culminara esta unificación...
Era legalmente imprescindible— que las Asambleas Generales Extraordinarias de ambas sociedades, convocadas al efecto en tiempo y forma, y celebradas por separado, así lo acordaran en votación secreta por la mayoría legal exigida para ello, que para el caso de fusiones, es de dos tercios. Por fin, se impuso el sentido común y se fusionaron… La negativa hubiese sido, además de escandalosa, comercial y socialmente suicida…
Se firmaba la paz y con ella el final de “las guerras cooperativas” en Periana tras cerca de 20 años de absurdas hostilidades y competencias desleales para los intereses de todos…
Tres hombres, de talante abierto y dialogante, fueron clave para el logro de la fusión de ambas Cooperativas en aquel momento: Carmelo Martínez Infantes, Salvador Verdugo Núñez y Antonio Ruiz García.
Esta unificación, refrendada por ambas asambleas, se llevó a efecto mediante la fórmula legal de FUSIÓN POR ABORCIÓN, documentada, como era preceptivo, en Escritura pública. Esta se firmó el día 7 de febrero de 1985. Dice la normativa vigente al respecto que la Cooperativa absorbida—en este caso Olivarera y Frutera Ntra. Sra. del Pilar—queda disuelta y su patrimonio pasa a integrarse en la Sociedad absorbente— Coop. San Isidro—que asume los derechos y obligaciones de la Sociedad disuelta. Y así lo hicieron.
CONSEJOS RECTORES PACTANTES Por laCooperativa Olivarera “San Isidro”:Presidente: Salvador Verdugo Núñez
Secretario: Ernesto Iglesias Suárez
Tesorero: Antonio Ruiz García
Por la Cooperativa Olivarera y Frutera “Ntra. Sra. del Pilar”:
Presidente: Carmelo Martínez Infantes
Secretario: Manuel García Barroso
Tesorero: Juan Díaz Ropero
CONSEJO RECTOR ÚNICOCOOP. OLIVARERA Y FRUERA “SAN ISIDRO”
(absorbente)Presidente: Carmelo Martínez Infantes
Vicepresidente: Rafael Pascual Zorrilla
Secretario: Manuel García Barroso
Tesorero: Antonio Ruiz García
Secretario: Ernesto Iglesias Suárez
Tesorero: Antonio Ruiz García
Por la Cooperativa Olivarera y Frutera “Ntra. Sra. del Pilar”:
Presidente: Carmelo Martínez Infantes
Secretario: Manuel García Barroso
Tesorero: Juan Díaz Ropero
CONSEJO RECTOR ÚNICOCOOP. OLIVARERA Y FRUERA “SAN ISIDRO”
(absorbente)Presidente: Carmelo Martínez Infantes
Vicepresidente: Rafael Pascual Zorrilla
Secretario: Manuel García Barroso
Tesorero: Antonio Ruiz García
Quiero manifestar, en evitación de suspicacias e interpretaciones erróneas, que Bartolomé Clavero no figura ninguno de los dos últimos Consejos Rectores citados anteriormente porque había fallecido en Periana el 30.11.1981. No pudo ver fusionadas ambas Cooperativas, cosa que él deseaba — me consta— y a la que no dejó de aspirar porque siempre tuvo una visión certera de la realidad …
Ernesto Iglesias se jubiló como enseñante en 1983, y a los pocos meses trasladó su residencia a Granada, ciudad donde murió en junio de 2008, a los 95 años de edad, un mes después del fallecimiento de su segunda esposa.
Desde esta ciudad, el matrimonio se desplazaba periódicamente a Periana, donde conservaba su vivienda, y pasaba largas temporadas. Él continúo cumpliendo con sus obligaciones de Secretario de la Cooperativa hasta la fusión de ambas en 1985, como expongo más arriba. Con esta fusión vio culminada su obra, y se retiró del cooperativismo tras cerca de 28 años de servicio al mismo. También él, soportando la inexorable y pesada carga de los años y viviendo en la lejanía, anhelaría poner punto final a tan larga lucha y brega… La edad apaga impulsos e ilusiones…
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COOPERATIVA OLIVARERA “SAN JOSÉ ARTESANO”
MONDRÓN
COOPERATIVA OLIVARERA “SAN JOSÉ ARTESANO”
MONDRÓN
Como queda expresado en un capítulo anterior, en la Barriada de Mondrón se creó una Cooperativa con fecha 13 de octubre 1967 con la denominación de Cooperativa Sindical Olivarera “San José Artesano”.
Para cumplir con sus fines sociales adquirió, en el mismo año de su constitución, una almazara a don Antonio Pascual Toledo, como también lo hiciera en Periana la Cooperativa Olivarera y Frutera Ntra. Sra. del Pilar respecto a la almazara de Nacle, Clavero y Molina, SL.
En la Barriada de Mondrón, además de la almazara de don Antonio Pascual Toledo, existía otra, propiedad de don Emilio Ortigosa Martos. Antes de la creación de una Cooperativa en esta localidad, los promotores de la misma— entre los que me encontraba— invitaron en reiteradas ocasiones al Sr. Ortigosa para que se uniera con su almazara al nuevo proyecto que pretendíamos realizar en esta zona. Esta almazara gozaba de mejor ubicación, amplitud y capacidad de molturación que la anterior. Pero él, y aún más su esposa— la fábrica era bien privativo suyo— rehusaron hacerlo. No previeron que el cooperativismo se imponía de forma imparable como nuevo signo de los tiempos… El movimiento asociativo de los agricultores adquirió tal fuerza y despertó tanto interés entre los mismos, que hacerle frente compitiendo con él, era una temeridad y poco menos que un suicidio económico.
A los pocos años de iniciar la actividad la nueva Cooperativa, el Sr. Ortigosa cerró su almazara. Ésta sería arrendada durante un período de seis años por la Cooperativa constituida en previsión de alguna avería importante en la propia o incapacidad para molturar todas las aceitunas en años de abundante cosecha. Afortunadamente, no fue necesaria su utilización. No obstante, la cantidad pactada por el arrendamiento se satisfacía puntualmente al final de cada campaña.
Pasado algún tiempo , la almazara fue adquirida por don Antonio Arrebola Toledo, hermano de la propietaria, y vendida por éste—en 1997—, a la Cooperativa de la localidad, interesada en su adquisición desde los inicios, por gozar de mejor situación y accesos que la propia al estar enclavada junto la carretera A-7204.
En este edificio tiene actualmente sus modernas instalaciones industriales y comerciales, tras la realización de fuertes inversiones en moderna maquinaria, bodega, recepción de aceituna, oficinas, mejoras en la edificación, etc.
El local de su primera almazara fue vendido al Excmo. Ayuntamiento de Periana, adquirido por éste para destinarlo, al parecer, a la construcción de viviendas sociales.
El Consejo Rector que creó y puso en marcha esta Cooperativa, estuvo formado, como indico en otro lugar, entre otras, por las siguientes personas:
Presidente: Manuel Díaz Pascual
Secretario: Segundo Pascual Toledo
Tesorero: Francisco Toledo Benítez
Secretario: Segundo Pascual Toledo
Tesorero: Francisco Toledo Benítez
En el primer semestre de 1969, la CAJA RURAL MÁLAGA aperturó en Mondrón una Oficina para prestar los servicios propios de esta Entidad a los socios de la Cooperativa y demás vecinos de la comarca. Fue Director de la misma hasta su jubilación el socio don JOSÉ PASCUAL TOLEDO, persona de especiales cualidades humanas para la función que se le encomendó. La oficina estuvo situada en la calle Arriba hasta su cierre por traslado a Periana. Este traslado tuvo lugar en septiembre de 1971 a petición del Tesorero de la Cooperativa “San Isidro”— don Antonio Ruiz García— persona que fue director de la misma también hasta su jubilación.
Traigo a colación los datos anteriores relativos a la CAJA RURAL de Periana— hoy CAJAMAR – porque siempre resulta interesante— al menos para mí lo es, como amante de los orígenes y evolución de las instituciones— conocer todo aquello que utilizamos a diario.
La persona que dirige y preside actualmente esta Cooperativa olivarera de Mondrón es don Antonio Alés Fernández, asistido en la administración de la misma por su secretario, donAntonio Ranea López, ambos agricultores de esta localidad, a la que dedican parte de su tiempo libre, sobre todo, a la promoción y venta de los excelentes aceites de esta comarca.
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COOPERATIVA SINDICAL OLIVARERA “SAN MIGUEL”
SÁBAR (ALFARNATEJO)
COOPERATIVA SINDICAL OLIVARERA “SAN MIGUEL”
SÁBAR (ALFARNATEJO)
Pocos años después de la creación de las citadas cooperativas en las localidades de Periana y Mondrón, se creó la COOPERATIVA SINDICAL OLIVARERA “SAN MIGUEL”, en las inmediaciones del Puente sobre río Sábar (Alfarnatejo). La molturación no se iniciaría hasta la campaña oleícola 1970-71, pues surgieron multitud de obstáculos, entre ellos, la ausencia de electrificación, tema sobre el que afloraron ya las primeras discrepancias y disputas entre algunos de sus miembros, presagio de otras posteriores…
Su promotor y primer presidente—don Salvador Quintana Mérida— persona de singular locuacidad, se negó a suministrar electricidad para el alumbrado de algunas viviendas cercanas que carecían de ella. El motivo de la negativa era que sus moradores rechazaron la invitación para causar alta como socios en la proyectada Cooperativa ante los malos presagios que sobre la misma se vaticinaban. Mal comenzaban las cosas…
Su primera Junta Rectora la formaron, entre otros, los siguientes socios:
Presidente: Salvador Quintana Mérida.
Secretario: Antonio Zorrilla Alba.
Tesorero: Jerónimo Retamero Martín.
Salvador Quintana, aunó esfuerzos y voluntades de los agricultores de aquella pequeña comarca. Embaucó con su peculiar charlatanería y promesas a muchos de estos modestos labradores hasta el punto colocarlos ante el abismo de la ruina…
Los estudios previos que deben realizarse — especialmente producción de aceituna— para conocer la viabilidad del proyecto de construcción de una almazara cooperativa, fueron a todas luces erróneos e ilusorios: la cantidad máxima que llegaría a molturar en cada una de las cinco campañas de su efímera existencia apenas alcanzarían los trescientos mil kilos de este fruto, y ello en años de óptima cosecha…
No hay que hacer demasiados cálculos económicos para llegar a la conclusión de que la idea estaba condenada al fracaso antes de plasmarse en realidad… La fantasía y quijotismo del promotor— no dudo de su buena voluntad— condujo a algunos pequeños agricultores de la comarca a una difícil situación económica de la que a duras penas pudieron resarcirse, no sin gran quebranto para sus modestas economías.
A los dos o tres años de su actividad, una noche, alguien no identificado, les robó el aceite de parte de la campaña… Este hecho, unido al esfuerzo económico que supuso la construcción de la almazara— con financiación bancaria—sembró la desconfianza entre los socios, y ello propició, como una causa más, la disolución de la sociedad. Se dice que cuando en una de estas sociedades entra la desconfianza por una puerta, por otra salen los socios…
Esta Cooperativa construyó una buena almazara de nueva planta en la margen izquierda del citado río, planificada y montada por la entonces prestigiosa firma industrial PALACIN, de Úbeda, especializada en el montaje de industrias aceiteras —como aludo en otro capítulo— pero que por las razones explicadas anteriormente , fue cerrada y liquidada a escasos años de iniciar su funcionamiento. El proyecto era, a todas luces, inviable.
Su nueva maquinaria la adquirió la Cooperativa de Mondrón para ampliar sus instalaciones, y sus socios causaron alta en ésta en igualdad de derechos y obligaciones, pues la mayoría de ellos ya habían pertenecido a la misma.
De la existencia de esta almazara sólo quedan, como vestigios de lo que fue, la nave industrial y dependencias anejas, utilizadas previa adaptación, hasta hace escasos años, como concurrido restaurante, hoy cerrado. Un recóndito y bello paraje, idóneo para la industria hotelera, a orillas del mencionado río— con posibilidad de baños en el mismo— y junto a la Carretera A- 7204. Todo ello en las estribaciones de la Sierra de Sábar, que le sirve de fondo, y de entre cuyas rocas manan las aguas del río del mismo nombre.
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RIOGORDO Y SUS COOPERATIVAS
RIOGORDO Y SUS COOPERATIVAS
Como prueba evidente de lo que podríamos llamar elefecto dominó, tenemos el caso de Riogordo. Existe cierto paralelismo y analogía entre esta localidad limítrofe con la nuestra en cuanto se refiere a la creación de su Cooperativa. No obstante, el ambiente social existente era distinto al de Periana. Las relaciones cooperativistas- fabricantes fueron más cordiales y amistosas que en nuestro pueblo…
Pero la causa base o motivación primera, y la consiguiente reacción, fue similar: el descontento de los olivareros ante los bajos precios de la aceituna y la lógica defensa de sus intereses. Se conjeturaba o presentía que el viejo sistema comercial de compraventa de aceitunas entraba en crisis y comenzaba una nueva forma de comercializar los productos del campo, afortunadamente con bastante éxito, aunque, como toda actividad humana, perfectible y mejorable en muchos aspectos…
En la localidad de Riogordo se dio una circunstancia especial que sería como el germen de su almazara cooperativa: el año precedente a la iniciativa de su creación , los fabricantes tuvieron importantes pérdidas por la paralización de los mercados y brusca bajada de los precios del aceite, lo que incidió muy negativamente en su cuenta de resultados, pues habían almacenado en sus bodegas una parte importante de la cosecha esperando una elevación de precios en verano, cosa que algunas veces sucedía, y sucede, sobre todo si la siguiente se vaticina mermada o deficiente. Pero los mercados no se comportaban ni comportan siempre con las reglas de la lógica: los silogismos no son aplicables al comercio… El factor de riesgo existe siempre, y además, es bueno que así sea…
Este inesperado contratiempo les ocasionó un importante quebranto económico. En la campaña siguiente trataron de resarcirse pagando la aceituna a precios más bajos, y ello, consecuentemente, provocó la indignación de los olivareros. Entendieron éstos, con toda razón , que no debían ser ellos los que soportaran esta adversidad comercial— los “paganos” del error— pues vendieron su fruto al precio de mercado que corría en el momento de la recolección. Por consiguiente, las negativas consecuencias de las habituales fluctuaciones del marcado debían asumirlas los fabricantes como un riesgo propio de toda actividad mercantil, y no ellos, que para nada habían intervenido en esta toma de decisiones por ser ajenos a la misma.
La única especulación posible para los agricultores ha sido siempre qué mano extender para cobrar el precio de sus frutos: si la derecha o la izquierda, pero siempre con el decepcionante resultado de ver depreciado el producto, base principal o exclusivo de su modesta economía, basada en nuestro caso, en el casi monocultivo del olivar.
La información precedente me ha sido facilitada por personas allegadas a los mismos fabricantes, razón por la que no podemos dudar de su certeza…
Fue entonces cuando los llamados cosecheros tuvieron un motivo más para la creación de una Cooperativa. Y las miradas se dirigieron hacia Periana, como lugar donde obtener la información necesaria de parte de Ernesto Iglesias, considerado, como dije en otro momento, pionero e impulsor de la iniciativa del cooperativismo en nuestra comarca…
Pero antes de aventurarse a la creación de una almazara cooperativa acordaron con los fabricantes locales la práctica utilizada en Periana durante las dos o tres campañas siguientes a la constitución de la Coop. San Isidro: cobrar la aceituna al mismo precio que ofreciera ésta a sus socios, previo descuento de de 0,20 pesetas kilo. Pero la experiencia del primer año fue tan negativa para los fabricantes de Riogordo como lo estaba siendo para los de Periana… Como expuse otro lugar, competir con una cooperativa bien administrada es tarea imposible cercana al suicidio empresarial… Y rompieron el pacto para campañas sucesivas.
Cooperativa “San Jacinto”
Así las cosas, decidieron constituir — año 1964— su propia cooperativa. Ésta se denominó Cooperativa Sindical Olivarera “San Jacinto”. El considerado promotor de la misma fue el médico ejerciente en la localidad, don Victoriano Elorza Trigueros, que era al mismo tiempo agricultor por el cultivo de las fincas de su esposa. Si en Periana fue un maestro gallego quien enarboló la bandera del cooperativismo, en Riogordo sería un médico manchego el que hiciera lo mismo … Pero en realidad, el médico era —me informan— como un señuelo para prestigiar la operación y captar socios, pues ni su profesión le dejaba tiempo libre para ocuparse de actividades ajenas a la atención de los enfermos ni sus conocimientos sobre la fabricación y comercio de los aceites era el requerido para dirigir una cooperativa. Su vocación era otra. Tampoco su economía familiar dependía de la agricultura, razón ésta por la que su interés por el tema no era prioritario ni formaba parte de sus inquietudes. Su aceptación del cargo se debió a las sugerencias y presiones de ciertos vecinos, que lo veían como la persona más idónea para liderar el proyecto.
He conversado largamente en su casa de Riogordo con Antonio Guerrero López, primer interventor de esta Cooperativa. Es en la actualidad la persona mejor informada sobre los orígenes y primer desarrollo de la misma. He recurrido a él porque, además, es un viejo amigo que orientó mis primeros pasos en la nueva experiencia que se iniciaba en el asociacionismo agrario. Observé que goza de una memoria prodigiosa. Conversador ameno, me relató con franqueza y todo lujo de detalles, entre otras cosas, lo siguiente:
El hombre que más influyó en la constitución de la primera Cooperativa de Riogordo— el verdadero organizador y artífice — fue Antonio Morales Molina, que después sería Tesorero de la misma. El impulsor inicial fue él. Mantenía muy buenas relaciones de amistad con las personas de mayor relevancia social de Periana, comoBartolomé Clavero, pues vivió largos años en aquella localidad ejerciendo la profesión de agricultor, y conoció también a los promotores de la primera cooperativa creada en la comarca. Allí comprendió las ventajas de la asociación de los olivareros para la defensa de sus intereses. Esta experiencia suya nos la transmitió con entusiasmo, y caló pronto entre nosotros.
Otra persona que no quiero soslayar, pues todo cuanto comento forma parte de la historia local, es la influencia que en todo este proceso tuvo también Rafael Núñez Lagos, miembro de la conocida familia de Los Núñez, de Periana. Este hombre casó con una hacendada local, dueña de parte del conocido cortijo El Marqués— y esta circunstancia lo convirtió en un importante cosechero de aceitunas. Por ello se posicionó desde un principio con los que estábamos a favor del proyecto. Aunar voluntades y suscitar adhesiones, era muy importante, y sobre todo, había que contar con las personas de mayor predicamento y estima en el pueblo… Su apellido y antecedentes familiares eran por sí mismos un aval…
Don Victoriano, el médico, fue sólo “un cuadro decorativo”. Pensamos en él por ser también gran cosechero, y sobre todo, por su prestigio e influencia moral sobre los habitantes de la localidad: había que inspirar confianza y conseguir la mayor cantidad posible de afiliados, pues todo aquello era desconocido para la gente sencilla… La persona del médico era muy relevante e influyente socialmente en los pueblos, mucho más que hoy, pues en la mayoría de los casos ni siquiera habitan en la misma localidad donde prestan sus servicios. Sin su apoyo, tal vez hubiésemos fracasado…Fue un hombre agradable y convivencial, además de excelente profesional. Era imposible no adherirse al proyecto que proponía negándose a participar en el mismo…
Pero el verdadero promotor de todo aquello fue, como indico al principio, Antonio Morales…. Y como éste tenía muy buenas relaciones con los cooperativistas de Periana, nos pusimos en contacto con ellos y nos fueron suministrando toda la información necesaria para iniciar nuestros primeros pasos en la andadura del cooperativismo, infundiéndonos ánimo y confianza…
En este colindante pueblo tuvimos varias entrevistas, sobre todo, con el maestroErnesto Iglesias, que era el más entusiasta y mejor informado. También asistía a estas reuniones Francisco Guerrero Pascual, presidente, pero este hombre intervenía poco en las conversaciones…
Fue el maestro—el secretario— quien nos orientó y alentó mucho en nuestras pretensiones. Seguimos sus indicaciones hasta lograr nuestro objetivo: crear en Riogordo una Cooperativa como la tenían nuestros vecinos…
El proyecto no estaba exento de dificultades: elección y adquisición del solar, montaje de la maquinaria, escasez de medios económicos —préstamos bancarios— propaganda adversa de mucha gente deseosa, incluso, de que nos equivocáramos, reticencias y desafecciones de algunos futuros socios… Pero de todo aquello salimos con éxito gracias al aliento y apoyo de muchas personas que confiaron en nosotros.
Durante los primeros años de molturación, el administrador fue el mismo Morales. Recuerdo que percibía la exigua cantidad de doscientas pesetas diarias, más en concepto de gratificación que como salario. Estaba claro que a este hombre no le movía el lucro personal… Pero pasado algún tiempo quiso renunciar por cansancio y, sobre todo, para poder ocuparse con más dedicación de sus asuntos personales. Entonces me ofrecieron a mí el cargo que él ocupaba. Yo me resistía a aceptarlo porque era un puesto de mucha responsabilidad, pero me presionaron varias personas, y tuve que aceptar… La cantidad que me ofrecían — seiscientas pesetas diarias— tampoco era desdeñable para aquellos tiempos. Eso sí, me exigían dedicación casi exclusiva… Después me subirían el sueldo conforme aumentaba el coste de la vida… Y allí estuve varios años como administrador y responsable de todo: contabilidad, balances, ventas, maquinaria, etc. En este ambiente, conocí y establecí buena amistad con muchas personas con las que obligadamente tenía que relacionarme. Todo ello me resultaba muy gratificante…
Comenzamos a pagar la aceituna según su riqueza grasa o rendimiento individual, como se hace ahora, pero con la particularidad de que nosotros mismos hacíamos los análisis en nuestras propias dependencias, valiéndonos de un grupo de chicas de la localidad, sin tener que recurrir a un laboratorio foráneo, como en los tiempos actuales. Con esta medida creábamos también puestos de trabajo, tan necesarios antes como ahora…
Para los trabajos burocráticos contamos durante algún tiempo con la inestimable colaboración del oficial del Ayuntamiento, Francisco Fernández Palomo, másconocido en el pueblo como Paco “El Tronchao”, excelente persona y buen administrativo, hasta que tuvo que cesar por incompatibilidad de su trabajo con el nuestro. Ni él ni nosotros deseábamos su marcha, pero se la impusieron desde el ente local al que pertenecía, sin que viéramos por ningún lado los motivos de esa aducida incompatibilidad… Lo recuerdo porque fue el puntal administrativo en aquellos primeros años en los que toda la contabilidad tenía como únicos instrumentos de trabajo el lápiz, el bolígrafo y la calculadora manual Olivetti…
A veces oímos decir a los gestores actuales de las cooperativas que la gestión de las mismas es ahora más compleja que la de antaño, y a mí me gustaría saber en qué se basan para este aserto… La complejidad es la misma, pues existían similares obligaciones contables, fiscales y administrativas que hoy… Y nada digamos de la comodidad y ventajas que en todos los órdenes nos ofrece ahora la generalización de la tecnología informática, con magníficos programas que nos hacen hasta las liquidaciones finales…
Como dato de mera curiosidad, diré que la primera cantidad que se destinó a poner en marcha la construcción del edificio e instalación de la maquinaria, fue Un millón seiscientas mil pesetas. Este dinero lo solicitamos y obtuvimos, a título personal, Antonio Morales y yo, con la garantía de nuestro patrimonio personal, sin que nos temblara el pulso, a pesar de ser el préstamo de una cuantía muy elevada para los tiempos que corrían, y el destino, un proyecto colectivo aún en ciernes…
El solar nos costó Treinta mil pesetas. Posteriormente, hubo que recurrir de nuevo a los préstamos: veinte socios solicitaron cada uno Ciento cincuenta mil pesetas, también como préstamo personal,, y con esta cantidad nos pagaron a Morales y a mí la suma que adelantamos. El resto se invirtió en la continuación de las obras, etc.
Recuerdo que, como la propietaria del cortijo era la esposa del médico, fue ésta— Custodia Guerrero— la que firmó el préstamo individual que le corrrespondía. Cuento esto como mera anécdota…
Las sumas de dinero referidas pueden parecer ahora exiguas, pero en los tiempos donde se sitúan los hechos, eran bastante importantes, pues el kg de aceitunas se vendía, por ejemplo, a 3 ó 4 pesetas. Por ello, montar una fábrica de aceite en nombre de tantas personas era un proyecto arriesgado y difícil, pero nos decidimos porque teníamos fe en la utilidad de la obra que proyectábamos realizar…
Cuento todas estas cosas para que las nuevas generaciones que ven ahora la grandiosa fábrica que tenemos en El Campillo, sepan los sacrificados orígenes de todo aquel complejo industrial, y cómo germinó y evolucionó todo hasta alcanzar la inimaginable meta que hemos alcanzado… .
La Junta Rectora de la nueva Cooperativa la componían, entre otras, las siguientes personas, según consta en el Acta constituyente fechada el 10 de abril de 1964:
Presidente: Victoriano Elorza Trigueros
Secretario: Miguel Guerrero Morales
Tesorero: Antonio Morales Molina
Interventor: Antonio Guerrero López
Secretario: Miguel Guerrero Morales
Tesorero: Antonio Morales Molina
Interventor: Antonio Guerrero López
Esta primera entidad—me piden no olvide el dato— realizó en el pueblo una encomiable labor social: aplicó el Fondo de Obras Sociales— ahora llamado de Formación y Sostenibilidad — a los fines propios señalados en sus Estatutos, siempre en beneficio de las personas más desfavorecidas del entorno, cosa que no todas las cooperativas cumplían, bien por desconocimiento de la legislación o por desidía o negligencia de los gestores , no obstante la obligatoriedad de reflejar el debido porcentaje en los balances y libros de contabilidad…
Cooperativa “San Isidro”
Posteriormente, en 1968, se creó la Cooperativa Sindical Olivarera “San Isidro”, promoviendo esta segunda creación don Antonio Pascual Campos, por aquellas fechas alcalde de Riogordo , desde cuya alcaldía realizó una meritoria labor en beneficio del pueblo, como con justicia se expone y demuestra en el libro titulado:
ANTONIO PASCUAL CAMPOS
Retazos de la historia viva de Riogordo
La autora, Emilia P. Madrona , me ha adelantado, con su peculiar gentileza, algunas de sus páginas, cuyo texto comparto plenamente, tanto por la veracidad y justicia del relato como por la brillantez de su expresión literaria.
Enhorabuena, Emilia… Parafraseando a nuestro conceptista Gracián, te diré que lo bueno, expresado con tu ágil y sencillo estilo, doblemente bueno…
La valía del biografiado y la brillante ejecutoria durante su largo mandato como alcalde de Riogordo, bien merece la dedicación de un libro como el que acabas de publicar. Era una exigencia de justicia: cualquier rincón o calle del pueblo que visitemos, nos ofrece la marca o huella de su paso por la alcaldía… Silenciar su fecunda labor hubiese supuesto ocultar a las futuras generaciones una importante página de la más brillante historia de su municipio…
Retornando al tema de las Cooperativas, diré que de la lectura del Acta constituyente de la creación de esta segunda Sociedad, fechada el 19 de enero de 1968, se deduce que su primera Junta Rectora estuvo integrada por las siguientes personas:
Presidente: Antonio Pascual Campos
Secretario: Salvador Quintana Mérida
Tesorero.: Antonio Aguilar García
Interventor: José Bueno Pérez
La nueva Cooperativa adquirió una almazara existente en calle Iglesia, y pasados unos dos años, vendió sus locales y compró la fábrica y extractora a don Lorenzo Podadera Muñoz, trasladando a este lugar la maquinaria de la anterior, más moderna y potente que la propia.
Esta nueva ubicación situaba a las dos almazaras cooperativas de Riogordo alejadas del casco o centro urbano de la población. No obstante, el normal crecimiento de ésta las había ido rodeando — como sucede en otras localidades— hasta crear un problema urbanístico, y a veces, también sanitario…
Ambas sociedades — San Jacinto y San isidro— coexistieron durante varios años de forma similar a las constituidas en Periana. Por su capacidad de molturación y número de socios eran, en términos generales, equivalentes.
LA FUSIÓN
Agro- Olivarera Riogordo S. C. A.
Y el 4 de abril de 2004 se celebró la asamblea conjunta que aprobó la fusión de las dos cooperativas existentes, tras un largo proceso de reflexión y maduración del proyecto— apoyado éste mayoritariamente por el pueblo—, surgiendo de la unión una nueva Sociedad denominadaAgro- Olivarera Riogordo S. C. A.
Tampoco en Riogordo tenía lógica explicación la existencia de dos almazaras cooperativas separadas la una de la otra por escasos metros de distancia. Esto, además de producir cierto escándalo social, era antieconómico y lesivo para los verdaderos intereses de los agricultores, intereses que deben prevalecer sobre cualesquiera otros, cosa que en no pocos casos se olvida y pospone en beneficio de bastardas intenciones que degeneran su origen y naturaleza… Por todo ello, hubo varios intentos de personas cualificadas de la localidad encaminados a lograr esta fusión, pero todavía habría que esperar algún tiempo para que la idea se plasmara en realidad. La fruta no aún estaba madura…
La Cooperativa surgida tras la fusión dispone de magníficas instalaciones fabriles, comerciales y administrativas en el lugar conocido como El Campillo, a 1,50 km del pueblo — en el emplazamiento del polígono industrial de la localidad —considerándose en la actualidad como una de las más modernas y mejor situadas de la provincia.
Su presidente me manifestó a este respecto, lo siguiente:
Antes de la elección de la futura ubicación, visitamos varias almazaras cooperativas de nuestra provincia para informarnos adecuadamente sobre las características que debía reunir el futuro emplazamiento, todo ello para no errar en asunto de tanta trascendencia e irreversibilidad, pues eran muchos los socios, la mayoría de economía modesta, pendientes de nuestra decisión. No podíamos defraudarlos ni equivocarnos…
Y tras el lógico contraste de opiniones, la asamblea general optó democráticamente por este lugar como el mejor de los disponibles en nuestro municipio. La experiencia nos dice que acertamos en la elección…
El coste total del proyecto supuso una inversión de Tres millones seiscientos mil euros, cantidad que incluye una subvención de Ochocientos cuarenta y nueve mil. La financiación de la diferencia se realizó mediante préstamo hipotecario. Cito estos datos, amablemente facilitados por su gerente, Sr. Cañamero, para satisfacer la curiosidad de ciertas personas interesadas en profundizar en el conocimiento sobre la construcción de esta industria aceitera considerada como modélica, y por tanto, como posible ejemplo a seguir en situaciones similares de nuestro entorno...
Esta almazara moltura aceitunas pertenecientes a olivareros — 1200 socios— con fincas enclavadas en cuatro términos municipales: Riogordo, Comares, El Borge y parte de Colmenar. Tanto por el número de socios como por la cantidad de kilos que aportan, es la primera de nuestra comarca.
Su emplazamiento y accesibilidad — en el cruce de dos carreteras—son inmejorables. Está considerada como una Cooperativa puntera y vanguardista tanto por su organización interna como por la comercialización de sus aceites. Esto último— lo digo en otro lugar— es prioritario para la supervivencia del sector olivarero. Hay que otear el horizonte y poner la proa hacia donde soplan los nuevos vientos comerciales. Se puede naufragar, pero si el barco permanece anclado en el mismo puerto el hundimiento económico y la corrosión son casi seguros… Lo importante es saber hacia el punto al que nos dirigimos…
El presidente de la Cooperativa resultante tras la fusión fue— y continúa siéndolo en la actualidad—don Antonio Zorrilla López, quien cuenta con la eficiente colaboración de su gerente Antonio Miguel Cañamero, personas ambas que promovieron y convirtieron en realidad la creación de la nueva planta, tras una fuerte inversión de capital ya comentada.
La venta de los solares de las dos entidades fusionadas, pendiente de realizar cuando escribo este comentario, disminuirá la deuda contraída. La crisis económica que incide sobre el sector de la construcción, ha propiciado que se ralentice y demore temporalmente su enajenación…
El emplazamiento de dos almazaras en el casco urbano del pueblo era una fuente de insalubridad, como apunto más arriba, algo prohibido por las normas sanitarias más permisivas. De allí, antes o después, había que salir, y así lo hicieron a tiempo y bien. Un ejemplo a seguir antes de que las ayudas comunitarias para estos fines se acaben de extinguir…
Con este comentario, algo exhaustivo y pormenorizado, pongo colofón o remate final al tema de las almazaras industriales y cooperativas olivareras en nuestra comarca, pergeñado con la deliberada intención de que no se diluyan en el tiempo ciertos aspectos o detalles relativos a la creación de las mismas, no recogidos, hasta donde yo sé, en ningún texto escrito. Con ello he pretendido— no sé si conseguido —informar a la generación presente de ciertas peculiaridades de nuestro pasado asociativo, y también, facilitar la tarea a posibles futuros investigadores que se interesen por el mismo. Pienso que las líneas generales del tema no son difíciles de localizar y conocer, pero no así los intersticios y anecdotario del mismo…
Segundo PASCUAL TOLEDO
Agosto de 2015.
PUBLICADO EN LA WEB www.mondron.es