lunes, 3 de junio de 2024

Las mejores fotos de la feria de Mondrón en honor a San Fernando Rey 2024.

 


























PREGÓN A CARGO DE DÑA. EVA MARÍA RANEA DÍAZ

Buenas noches Mayordomos, vecinos de Mondrón, banda de música y a todos los que os habéis traslado hoy hasta aquí para acompañarnos en la procesión de nuestro patrón.

Para los que no me conozcáis, soy Eva Ranea, hija de Antonio Ranea y de la Lucía de Manuel Díaz y hermana de Miguel Ángel y Lupe.

Cuando me propusieron ser la pregonera, dudé, era un honor y un orgullo pero también era una gran responsabilidad y me producía un gran respeto. El plantarme aquí en un sitio que significa tanto para mí, delante de mi familia, no sólo de la de sangre, sino de todos los vecinos de Mondrón y alrededores, que también considero mi familia.

Este es un sentimiento que solo tienen el privilegio de comprender y sentir las personas que se han criado o viven en un entorno como este.

Y es que no hay nada como crecer en un pueblo pequeño, rodeados de naturaleza y de buena gente, gente llana y humilde, con la que hay un sentimiento de cercanía y un vínculo y unión para toda la vida.

Para mí Mondrón es el lugar donde me crié, donde encuentro paz y donde me recupero del estrés del día a día, para coger impulso y fuerzas.

Y es que ya son muchos los años y las experiencias vividas aquí y que se guardan en la memoria para siempre.

Recuerdo lo especial que fue para mí, la época de la escuela de Mondrón con el maestro Jesús, su mujer Concha y su hijo Santi, cómo en una única aula estábamos los distintos cursos, esta forma particular de enseñanza que para la gente que no lo ha vivido puede resultar raro, ha hecho que se forjen personas muy válidas y que han llegado lejos.

Nunca se me olvidará aquella vez que en el colegio de Mondrón, en el recreo, le dí a probar un trozo de bocadillo de lomo a una compañera (no se si está presente ni si se acordará), con el dedito muy pegado al borde, (no me fuera a dejar sin desayuno) y en el bocado se llevó parte de mi dedo.

Tampoco se me olvidarán las fiestas de cumpleaños cuando era niña con esos bizcochos de yogurth o esas tartas de galletas y chocolate hirviendo que a todos nos quemaba menos a Mª Teresa que tenía la boca de acero.

Jugando al juego de los globos colgados y rellenos de agua, harina, garbanzos o sorpresas que había que pinchar con los ojos cerrados y colocados debajo de ellos, que nos poníamos pingando.

Recuerdo cuando nos juntábamos todos los primos y con a penas nada y mucha imaginación nos montábamos nuestras propias películas y nos daba para horas de entretenimiento.

Aunque a veces jugábamos con tanto ahínco que salíamos hasta escalabrados.

Cómo me gustaba ir a la tienda de Salvador y Teresa a hacer las compras, con una nota con la lista de la compra apuntada por mi madre para que no se me olvidara nada.

También recuerdo cuando iba a llevarle el bocadillo de la merienda a mi padre a la molina (cuando estaba abajo), me encantaba ver el proceso de producción del aceite (nuestro preciado aceite) y es que ya apuntaba maneras como ingeniera de procesos.

Recuerdo cuando durante un tiempo nos juntamos casi todos los jóvenes de Mondrón a unas clases de baile que aunque no duró mucho tiempo, pasamos buenos momentos. Al parecer ninguno floreció en el arte del baile, menos Jose que está haciendo sus pinitos.

Recuerdo como si fuera ayer esas mañanas subiendo la cuesta para el coger el autobús para ir al instituto con la mochila pesando como un muerto y con la leche recién tomada (que mi madre me obligaba a beber antes de salir) que estuve a punto de vomitar más de una vez.

Recuerdo esas noches de verano cuando nos juntábamos para tomar el fresco los amigos y nos sentábamos en el murillo de nuestro pino que estaba (para los que no lo sabéis) al lado de la casa de Don Segundo. Este pino era testigo de nuestras largas charlas y risas.

Y los fines de semana de verano, recorriéndonos las ferias de los pueblos, con mi amiga Mari de chófer.

También son muchos los momentos vividos en el campo, y es lógico ya que desde pequeña (como la mayor parte de los que estamos aquí), hemos arrimado el hombro en cada época en lo que tocaba, con los melocotones (cómo picaba la pelusilla), con las almendras (con esa combinación entre bichitos y calor tan agradable), con las aceitunas y quemando leña (que acababa llena de arañazos). Esto me hizo ver desde pequeña la importancia del esfuerzo y del trabajo y de lo duro que es el trabajo en el campo.

Y aun hoy día sigo muy vinculada con el mundo de la agricultura, aunque con unos productos muy distintos, aguacates y mangos (como muchos de los que estáis aquí ya sabéis).

Mi relación con la agricultura actualmente es distinta y es que gracias a la calma y paz que se respira aquí en Mondrón, (mi retiro de concentración) me ha permitido sacarme 2 carreras de ingeniería, y poder vivir de algo relacionado con la agricultura pero desde un punto de vista más industrial.

Todas estas heridas de guerra y momentos vividos, han hecho ser quien soy hoy.

Me enorgullezco de ser de donde soy y haberme criado donde me he criado.

Bueno aquí junto a nuestro patrón empieza nuestra querida y esperada feria, son esos días que lo dejo todo para no perderme el único momento del año donde nos juntamos todos en el mismo sitio.

Cómo me se siguen emocionando cuando se escuchan esos primeros cohetes.

Nunca falta nuestra fiesta de la tercera edad, ni nuestra carrera de cintas, tradición tan nuestra con la que nos ilusionamos tanto grandes como pequeños, donde el reto es buscar un hueco donde no te atropellen.

La primera noche, para mi la mejor, lo pillamos con muchas ganas y algunos bailamos sin parar, tengo que reconocer que en ocasiones me han salido hasta ampollas en los pies.

Uno de los puntos fuertes de la primera noche es la elección de la reina y las damas y nuestro Míster, que por ahora nadie a destronado a nuestro Ismael.

No se me olvidarán esos años en los que la zona de la feria estaba cubierta con unos toldos y con la lluvia se generaban bolsas que había que rajar para que no reventaran sobre alguien y tuviéramos una desgracia.

Y nunca entenderé por qué todos los domingos de feria son los días con más viento del año.

Bueno… y el día más especial para todos los mondroleños, los de aquí y los de corazón. EL DÍA DE NUESTRO PATRÓN!!

Que empieza con la misa en honor a nuestro patrón San Fernando, en la iglesia donde hice me bauticé e hice la comunión (como muchos de los que estáis aquí). Para la misa todos nos ponemos guapos y la vivimos con mucha emoción.

Hay que decir que no con tanta emoción se vive el nombramiento de los Mayordomos entrantes, que para nuestros adentros decimos ¡¡QUE NO ME TOQUE, QUE NO ME TOQUE!!

Pero es sorprendente y admirable cómo con el esfuerzo y compromiso de todos, conseguimos que esta costumbre no se pierda.

Por la tarde sacamos la procesión que despierta en todos nosotros algo que no tiene que ver con la religión sino con algo que es parte de nuestra aldea y es que desde adolescente, es decir, desde que tenía altura suficiente para poder hacerlo, no fallo nunca en llevar a nuestra virgen.

Es sorprendente lo bien que nos llevamos el compás llevando el trono para no haber ensayado, igual ayuda el que los mayordomos vayan acercando comidas y bebidas (a veces un poquito aliñadas) durante el camino.

Y es que después de todo el trayecto agotador, a la hora de devolver nuestros santos a la iglesia, sacamos todas nuestras últimas energías, fuerzas y emoción para entrar y sacar todas las veces que se pueda al ritmo de la música, aunque a la banda de música les fastidia un poco.

Y por último, agradecer a todos los mayordomos por el esfuerzo y dedicación desinteresada y por hacernos un año más disfrutar de estos momentos juntos.

QUE TENGÁIS UNAS FELICES FIESTAS!

VIVA SAN FERNANDO!

VIVA LA PURÍSIMA!

VIVA SAN JOSÉ!

VIVA MONDRÓN!