EL CHORRO DE LOS PEDERNALES
(la fuente de la discordia)
LA VIÑA, LOS MARINES, LAS ROZAS Y SUS CORTIJOS
(evolución social y económica, anécdotas y curiosidades)
LUCHA, CÁRCEL, JUICIO Y VICTORIA FINAL
( el valor y coraje de unas mujeres)
LA VIÑA, LOS MARINES, LAS ROZAS Y SUS CORTIJOS
(evolución social y económica, anécdotas y curiosidades)
LUCHA, CÁRCEL, JUICIO Y VICTORIA FINAL
( el valor y coraje de unas mujeres)
1
El ENTORNO GEOGRÁFICO
Conocido popularmente como El Chorro de los Pedernales, existe en la
ladera norte del Cerro de Alcolea un modesto manantial que enviaba sus
excelentes aguas al conocido río de Sábar. Tras un serpenteante
arroyuelo de escasos metros, allí se mezclaban con las propias de este
río para confluir más abajo con las procedentes del Guaro y acrecer el
aporte de aguas a la Presa de La Viñuela. Pero nótese que hablo en
tiempo pasado, y esto es así, porque desde hace unos años las aguas de
esta fuente unidas a otras procedentes del caudaloso manantial El Batán
se destinan al abastecimiento domiciliario de las barriadas La Viña,
los Marines, casas y cortijos diseminados por la extensa comarca
conocida como Las Rozas, situados todos ellos en la Alta Axarquía.
Próximas a ésta manan otras fuentes — Las Vegas y Rajaestacas— que
no pueden competir con El Chorro ni por la cantidad ni la calidad de
sus aguas. Estas se destinan hoy a otros usos, como el regadío de
pequeñas parcelas cercanas a las mismas, cuando su caudal, casi siempre
escaso o nulo, lo permite. En tiempos lejanos se utilizaban asimismo
como abrevaderos para el ganado, y cosa curiosa, en sus frías aguas
bullían muchas “sanguijuelas”, que se adherían a la boca de
estos mamíferos — caballerías, vacas, cabras, etc. —, para alimentarse
de la sangre que succionaban a los mismos, formando una especie de ecosistema o comunidad
de seres vivos dependientes las primeras de los segundos... Cuando
estos animales se aproximaban a las pilas de las fuentes o bebederos,
acudían instintivamente como “nubes” para introducirse en la boca de los mismos y adherir sus “ventosas”
a las mucosas para succionar o chupar la sangre… Y como éstos
animales han desaparecido de la zona por las razones que expondré más
adelante, también lo han hecho las sanguijuelas, rompiéndose el
ecosistema o comunidad que les aseguraba el alimento necesario para
mantenerse vivas… Sucede lo mismo que con las aves carroñeras:
también éstas han desaparecido de nuestro entorno geográfico al
desaparecer los cadáveres de animales muertos de los que se
alimentaban…O las granívoras—como el gorrión—, asimismo en recesión al disminuir los sembrados de cereales en cuyos granos hallaban el sustento.
La Fuente de El Chorro ha sido determinante para el nacimiento y
desarrollo de las barriadas antes citadas. De la misma manera que el
viajero griego Herodoto acuñó la conocida frase “Egipto es un don del Nilo” —como se lee en casi todos los textos de historia universal—, podemos afirmar que estos caseríos son “un don o regalo”
de tan importante fuente… El milenario país africano surgió gracias
a las periódicas crecidas portadoras del limo fertilizante
contenido en las aguas de este histórico río, y nuestros caseríos—
hechas las pertinentes salvedades — por las aguas de este también
histórico manantial… Sin su existencia, tanto el crecimiento como la
prosperidad de los mismos hubiese sido muy diferente, o tal vez, ni
siquiera hubiesen surgido, pues la experiencia nos dice que los
asentamientos humanos han tenido lugar en las proximidades de un río,
fuente o manantial de agua potable. Esto siempre, o casi siempre, ha
sido así, como nos lo enseñan la geografía y la historia…
Fuente del chorro actualmente
El entorno de la misma es conocido tradicionalmente como Las
Canteras. Éstas se denominan así por ser una zona rocosa donde
abundan las piedras de sílex natural o pedernal, de color gris,
mezcladas con las calizas propias de nuestro paisaje kárstico o
formación caliza producida por la acción disolvente de las aguas. Es
precisamente la existencia de las piedras de perdernal lo que hace que este montículo se conozca con el topónimo de El Cerro de Los Pedernales (729 m de altitud), próximo a la confluencia de los ríos Sábar y Guaro. Su punto más elevado hace de magnífica atalaya desde la que se puede contemplar un amplio y bello paisaje de pueblos, caseríos, casitas dispersas, montañas y mar…
Cortijo Los Pedernales en los años 60
Desde tiempos prehistóricos y hasta finales del s. XIX, existió en
este lugar una importante industria lítica, con numerosos talleres para
la explotación de estas piedras de sílex. Fueron muy diversas sus
aplicaciones, entre otras, la fabricación de hachas pulimentadas—hombre neolítico—, piedras de fusil
para armas de fuego en tiempos históricos más cercanos, etc. No es
difícil encontrar algún ejemplar de estas “hachas” en las tierras de
labor próximas a las mencionadas canteras, pues ya el hombre
neolítico trabajó el pedernal en este lugar. Debió ser éste un hábitat
privilegiado, tanto por el agua como por el clima, para el desarrollo
de la vida humana, como prueban los importantes descubrimientos
arqueológicos realizados en los alrededores más cercanos por
conocidos especialistas en la materia.
Como
mera curiosidad, diré que, aproximadamente hasta los primeros años de
la década de los 30 del s. XX, nuestros campesinos fumadores —mayoría—
usaban pequeñas lascas de este pedernal para prender la yesca—elaborada artesanalmente por ellos mismos con los tallos de cardos yesqueros
(secados al sol, retorcidos, encenizados y machacados con mazas como se
hacía con el esparto…) — mediante el brusco roce con las aristas de
las artísticas cajitas de acero y tapa de cobre, que a modo de
mecheros, existían al efecto, y que eran utilizadas también para
guardar la yesca. El rápido roce del eslabón
acerado con el pedernal producía las chispas necesarias para iniciar
la combustión de los cardos previamente preparados. Esta práctica era
muy común entre el campesinado de nuestra comarca.
Encender
el cigarro, parsimoniosamente, sin prisas, como ellos, sabiamente,
solían vivir la vida, extraído el tabaco de la clásica petaca de cuero
y liado a mano en el fino papel separado del librito
—ensalivado después para pegarlo—, unido todo ello al agradable aroma
desprendido por la lenta combustión de la yesca —con olor a incienso
—, constituía un ritual litúrgico digno de ser incluido en nuestro
acervo común de hábitos y costumbres populares, merecedoras, como
otras tantas cosas, de no caer paulatinamente en el olvido, esa oscura
tumba donde yacen cada vez más alejadas del recuerdo.
Y
para más singularidad, muchos de ellos cultivaban sus propias matas de
tabaco, camufladas, eso sí, entre los maizales y plantaciones
hortícolas para evitar ser localizadas por la vigilancia del monopolio imperante
y librarse así de la sanción correspondiente, que podía ascender a
cantidades elevadas para su tiempo, dependiendo del número de matas
sembradas y del uso —propio o comercial— que se pretendiera dar a las
mismas…
2
CONTEXTO HISTÓRICO Y USUARIOS DEL AGUA
Históricamente se encuadran los hechos que voy a relatar en el llamado bienio radical- cedista (1933- 1935) de la II República Española. Es de notar el protagonismo alcanzado por la mujer en este período de nuestra historia al recocerse constitucionalmente el sufragio femenino en 1931, derecho ejercido por primera vez en las elecciones de 1933. La historia de su marginación social hasta tiempos no muy lejanos es tan conocida que resultaría una obviedad cualquier comentario al respecto… Traigo a colación cuanto antecede porque así se comprenderán mejor algunas actitudes y comportamientos posteriores de varias de estas mujeres en su brava lucha en defensa del agua.
De las aguas de esta fuente se abastecían para el consumo doméstico no sólo las antes citadas barriadas de La Viña y Los Marines,
núcleos entonces de cierta entidad poblacional, cercanos entre sí, y
próximos ambos al mismo nacimiento de El Chorro, sino también los
habitantes de los cortijos Colodra, El Terrado, Veleta (hoy
acreditado restaurante), Caracol, El Marqués (ocasionalmente) , Los
Corralillos, Tormenta, La Herriza Blanca, Las Pencas, Rasca, Venta de
Marrullero, Loma de los Tres Cortijos, Pepe Alonso (ocasionalmente), Las
Mezquitas, Los Goros, Alcántara y caseríos como Los Molineros, Haza
del Río, Las Tajoletas, amén de algunas viviendas diseminadas.
Este
conjunto de cortijos y viviendas dispersas acudían de forma
esporádica u ocasional, y obligadamente, cuando los pozos propios se
agotaban o se convertían sus aguas en salobres, no aptas para el
consumo humano. En esta situación, iban a la fuente con sus
caballerías, en ocasiones, hasta tres veces al día…Las haciendas con
mayor número de habitantes y necesidades de agua disponían de un
trabajador — el aguador— dedicado exclusivamente a esta tarea o labor.
Me
cuentan una curiosa anécdota relacionada con el agua, sobre un
incidente acaecido en La Venta de Marrullero. Acabada la guerra civil
existieron en nuestros campos y montes los llamados maquis o guerrilla antifranquista.
Para combatirla se establecieron en algunos cortijos destacamentos de
la guardia civil. Tal era el que había en La Venta de Marrullero, a cuyo
mando se encontraba un capitán. Y un día acertó a pasar por allí un
buen hombre— era su camino — con dos mulos, procedente del lejano
cortijo “La Malena”, en Colmenar, con destino a La Viñuela, para calzar o poner rejas nuevas a unos arados en la entonces renombrada fragua de Juan Frías.
Esta
emblemática fragua merece una especial mención por su conexión con la
agricultura de nuestra extensa comarca. Era el taller de herrería
—diría que uno de los pocos— que había en la Axarquía, fundado por Juan Frías Delgado
en 1919, experto maestro en el arte de la forja. Fue sucesor suyo su
hijo Juan Frías Cabello, que continuó el exitoso negocio paterno hasta
1990.
Juan Frías Cabello, en el Taller de la Viñuela, punto de referencia de labradores y pequeños industriales de la comarca.
A este taller acudieron —durante los 70 años de su larga existencia— labradores de todos nuestros campos a reparar sus aperos
o herramientas propias de la labranza en aquellos tiempos: arados de
vertedera, rulos para trillar, bieldos de hierro, ubios de tubo,
azadas, almocafres y demás útiles para el laboreo del campo…
También
trabajaba con éxito cuchillos, llaves, rejas de ventanas, defensas de
balcones, herraje para almazaras, molinos harineros y otras
pequeñas industrias agrarias…
En
la portada de su taller era frecuente observar numerosas caballerías
amarradas a los troncos de los corpulentos eucaliptos que existían en
los alrededores, mientras los dueños de las mismas hacían turno de
espera para que les reparasen sus arados o herramientas. Fueron
clientes suyos la mayor parte de los cortijos de la Axarquía y demás
casas de labor del entorno, incluso de provincias aledañas, como la
granadina…
El fogón, el fuelle, el pilón de agua, el banco de herrero, el yunque, las tenazas, los machos, martillos y tornos
de la fragua de Juan Frías eran tan conocidos y familiares a los
labradores y pequeños industriales de la comarca como los instrumentos
de sus propias haciendas... En ocasiones no daba abasto para atender a
la numerosa clientela que depositaba en él su confianza. Seguro que su
fundador no sospecharía el éxito que en el futuro habría de alcanzar el
negocio por él creado.
Cuando
la agricultura tradicional entró en declive en nuestra amplia comarca,
como indico en otro lugar de este artículo, Juan Frías y su hijo
sucesor, tuvieron la visión comercial de derivar el negocio hacia las
nuevas actividades que irrumpían con fuerza, como la construcción,
realizando trabajados en su taller con destino a esta actividad. Y así
hasta 1990, año en que cerró sus puertas definitivamente, como señalo
más arriba.
No
he podio soslayar hacer una especial mención de esta representativa
empresa de La Viñuela, industria que divulgó como nadie el nombre de
este pueblo por todos los rincones de nuestra provincia... La Viñuela y la fragua de Juan Frías
fueron dos términos asociados durante muchos años en la mente del
pueblo. Eran como sinónimos el uno del otro… Pronunciar el nombre de La
Viñuela nos hacía evocar, como por asociación de ideas, el del maestro
herrero Juan Frías, y viceversa…
Raro era el problema para el que la fragua que regentaba este
experto profesional no hallara la adecuada solución. Por su servicio a
la agricultura de la época, singularidad y pericia en el arte de la
forja, hago, como acto de debida justicia, este breve comentario.
Existen nombres que la pátina del tiempo no puede ni debe borrar, y
menos, cuando como en este caso, contribuyó a popularizar y promocionar
más que nadie, el nombre de tan pintoresco pueblo como es La Viñuela…
Nótese
— retomo el tema tras el inciso anterior— que para llegar a este
destino debía atravesar el labriego nada menos que cuatro términos
municipales…
Visto
por el capitán, éste lo obligó a descargar los arados para
sustituirlos por las aguaderas con sus cántaros, y dirigirse a la
fuente EL CHORRO— distante unos 5 km— por dos cargas de agua para el
destacamento, gesto autoritario en sintonía con la mentalidad y el
despotismo que se respiraba en el ambiente de la época... El hombre no
tuvo otro recurso que obedecer, aunque lógicamente a regañadientes,
como no podía ser de otra manera, dado el largo camino que había
recorrido ya y el que aún le quedaba por recorrer hasta la fragua.…
Sobre este incidente, me relata uno de los mayores de la zona, vecino de Los Marines:
Recuerdo
que pasó por aquí con los mulos y los ocho cántaros en las aguaderas
preguntando dónde estaba la fuente del Chorro, echando por la boca
más chispas que “los pernales” del Cerro…
Por
las muchas arbitrariedades de toda índole cometidas por este capitán—
afectado del tic autoritario propio de aquellos tiempos—, fue
sancionado y trasladado forzosamente a otro destino. Al menos, esto me
refiere gente de la época y lugar dotada de esa excelente capacidad
retentiva que caracteriza a muchos de nuestros campesinos a la hora de
rememorar cosas del pasado...
3
LA VIDA ECONÓMICA Y SOCIAL DE LA COMARCA
No pocos de los cortijos enumerados anteriormente se encuentran hoy deshabitados, y sus viviendas, en estado de ruina o utilizadas como segundas residencias. También, en algunos casos, destinadas al turismo rural…
Sus tierras — “ tierras de pan llevar”
, llamadas así en el pasado— , se cultivaban con esmero, se
araban con la clásica yunta de vacas o caballerías— el tractor aún no
había aparecido por aquí —, y se sembraban a manta o a voleo, los garbanzos, “pintados”
de uno en uno o de dos en dos. Después se labraban con el escardillo
o almocafre para erradicar las hierbas más nocivas: era la escarda, labor que solía hacerse dos veces al año en el mismo sembrado…
Al
cambiar el signo de los tiempos, se abandonaron hasta convertirse en
eriales o pastizales como los baldíos del pasado… Es las crisis de la
agricultura tradicional que se inicia a partir de 1960 con el trasvase
de población del campo a la ciudad… Ahora es difícil encontrar por aquí
un sembrado de cereales —de leguminosas, menos aún— y cuando esto
sucede, se hace pensando más en la subvención comunitaria que en la propia rentabilidad del producto en sí…
Arando en Los Marines, año 1959
Ya no se ven gañanes en la besana —con las rústicas abarcas de goma de camión o cuero de bovino, liado el pie en el peal, amarrado éste con las calzaderas de pita o esparto — ni yuntas de vacas con frontiles uncidas con las coyundas al ubio, ni arados de vertedera para surcar la tierra, ni segadores sudorosos, hoz en mano, con su sombrero de palma soportando inclinados la canícula del verano, ni consecuentemente, la trilla en la era triturando la mies con el rulo de ruedas dentadas, o de pie el muchacho haciendo equilibrios sobre la “tabla de cuchillas”, zurriago en mano jaleando a las caballerías… Todo esto pertenece ya a un pasado irreversible, cada vez más lejano, que no volverá por representar una agricultura de subsistencia, hoy económicamente inviable, pero ello no obsta para que sea recordado, y también, si se quiere, por algunos, añorado…
Sólo los rodales o manchas verdosas de las nuevas plantaciones de olivos foráneos reemplazando a los viejos pegujales,
introducen un cambio en el paisaje y anuncian la derivación hacia una
nueva economía, quizá, más productiva que la anterior, aunque el
cultivo del olivar tampoco invite, al menos por el momento, a
demasiados optimismos, si comparamos el precio en origen del aceite de
oliva y costes empleados en las diferentes labores necesarias para su
obtención…Todo ello conlleva que el precio de la aceituna esté muy por
debajo de los niveles de rentabilidad deseados…
De
la misma manera, la ganadería ha quedado reducida a su mínima
expresión con algún rebaño testimonial de ovejas, como el existente—me
dicen— en el cortijo Los Goros, y otros dos de cabras, en régimen de estabulación, en el cortijo Caracol, amén de algún pequeño hatajo de las mismas sin apenas entidad económica…
La abundante y diversa ganadería del pasado, con el sonar de sus cencerras o collares de campanillos, y el crujir de las hondas de sus guardianes acompañados de su peculiar silbido, poniendo orden en la manada, es sólo un nostálgico recuerdo para algunos o una bucólica estampa para los más idealistas …
Francisco Guerrero Madrona con su esposa, a caballo en el cortijo Los Pedernales
Sus accidentados y viejos caminos de herradura, muy transitados en otros tiempos por recuas de arrieros
de diversas procedencias y cargamentos, han sido reemplazados por
carriles para la circulación de vehículos con destino a algún
cortijo o para enlazar con la Carretera del Arco, de la que más abajo
hablaré.
La
importancia económica y características propias
que la arriería tuvo en el pasado, tanto aquí como en otros
lugares de España— los arrieros maragatos—,
bien merece una mención especial por haber sido un oficio de caminantes — calzados con la
popular “alpargata de goma y lona”—, gente madrugadora que animaba nuestros solitarios caminos con sus típicas
coplas y el cascabeleo de sus acémilas… Ellos, juntamente con otra actividad que tampoco merece el olvido —los recoveros— visitaban cortijos y
aldeas, divulgaban noticias, compraban y
vendían toda clase de productos, desde yesos
para la construcción —yeseras de Las Cuevas
de Comares— juguetes, telas, quincallas, huevos, gallinas, comestibles…
Eran los vendedores ambulantes.
¿Recuerda
alguien a Joseico Buenos Aires, con su caballo y angarillas, repletas éstas de
gallinas, pollos y huevos? Vivía en Periana,
donde murió, y se dedicaba a la recova y venta de tejidos. Era el
más popular y locuaz de
todos los recoveros conocidos… ¡Cómo vendía sus telas a las mujeres e intercambiaba con
ellas gallinas y pollos…! ¡Y cómo lo
esperaban ilusionadas las mocitas casaderas para que les mostrara los vestidos que traía y
las ropitas para el ajuar…! ¡Hasta novio prometía a las que no lo tenían y deseaban tenerlo, que eran todas…!.
También
ejercía el oficio propio de “la cigüeña”
que traía por encargo los niños a las madres
embarazadas…En otros tiempos y ambientes más refinados los niños venían de París, pero en estos rústicos lugares los traía Joseico Buenos Aires, quien los
compraba en Vélez-Málaga y los
transportaba envueltos en las telas que vendía… Nunca garantizaba que fuese
niño o niña, ello dependía de las existencias del momento en la tienda donde
los adquiría… La ecografía tardaría
aún muchos decenios en inventarse… Esta misión
tendría hoy poco éxito, pues los niños actuales, más perspicaces y menos
inocentes que los de tiempos pasados,
conocen su procedencia a poco de nacer,
pues la verdad nunca mancilla la
inocencia…
De
estos vendedores había algunos, viandantes,
que ofrecían sus productos —juguetes
para niños— en una canasta de asa única colgada del
brazo…
Permítaseme
un singular recuerdo para el bueno de Andrés…
Era de Benamocarra, y visitaba nuestros cortijos y caseríos, siempre a pie —calzado,
recuerdo, con sandalias de goma de camión— con su canasta repleta
de figuritas de barro, casi todas de
animales... Era tenido como el rey mago de los niños de entonces, entre los que
me contaba… Las madres nos decían:
-- Si eres bueno, cuando venga Andrés, te compro
una mulita o una vaquita. ¿Qué te gusta más…?.
— La
mulita…
Y los niños soñábamos con la venida de
Andrés como sueñan ahora con los generosos Reyes Magos… y éramos felices hasta
con una mulita o una vaquita de barro
con patas de alambre, traídas por
Andrés, Andrés El de Benamocarra…
Un dato anecdótico sobre Andrés:
Tuvo varios hijos e hijas, y a todos los bautizó con el nombre de algún niño o niña conocido
por él en su itinerario de ventas.
Tal es el caso de su hijo Segundo
— vive en la actualidad en Benamocarra— quien, precisamente, tomó el nombre de la persona que esto escribe…
Los que conocieron esta bulliciosa y poblada, incluso rica, comarca, y la contemplaran ahora tan silenciosa y despoblada,
seguro acudirían a su mente los
conocidos versos de Rodrigo Caro:
… campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.
fueron un tiempo Itálica famosa.
El
transporte del agua se hacía a lomos de caballerías provistas de aguaderas de
esparto o pletinas de hierro, con cuatro departamentos, en los que se
introducían sendos cántaros de cerámica o, a
veces también, garrafas de vidrio
utilizadas antes para bebidas alcohólicas. Los cántaros se cubrían en verano con sábanas blancas para evitar que los rayos
solares calentasen el agua durante el transporte. Era lo
típico. Los recipientes de plástico no se conocían aún. Vendrían después, como otras muchas cosas…
En las viviendas más próximas a
la fuente, como las de La Viña, las mujeres solían
transportar el agua con el cántaro de barro al cuadril— era un arte—,
y a veces, también con el botijo en la otra mano… Esta escena nos recuerda
bellos cuadros, como La
Aguadora, de Goya, sustituyendo en este caso el botijo
por el canastillo…
La Viña
En mi niñez contemplé esta estampa más de una vez: aún retengo en mi mente la
imagen de su cansino caminar, cubierta la cabeza con el clásico
pañuelo —casi siempre, no sé por qué, de color negro… — a
través del erial La Cucharona,
portando el agua por la estrecha vereda que unía sus casas con El Chorro.
El ocasional cruce con alguna vecina era ocasión para una larga conversación
entre ambas, sin bajar el cántaro del cuadril, como si éste no les pesara,
probablemente comentando algún intrascendente hecho o dicho de la chismografía local. Las
aguadoras y lavanderas eran como las portavoces de la comarca…
Estas mujeres estaban muy habituadas a la labor de aguadoras, como complemento a otras faenas
propias del hogar, asignadas a ellas por tradición. Las jóvenes de hoy, probablemente,
no sabrían llevar el cántaro al cuadril
con el garbo y airosidad con que solían hacerlo sus abuelas, por la falta de
práctica en el oficio debida a la nula
necesidad de este transporte.
Aquí
casi nunca se cumplió el sentido literal del refrán “tanto va el cántaro a la fuente que al final de rompe”, pues era
raro se produjese algún accidente, y menos ver fragmentos o cascos de cerámica en el camino…Hasta para esto era proverbial
el buen hacer de nuestras abuelas…
Las pilas de la casi generalidad de las fuentes de la época, esculpidas a mano por los canteros a
golpe de machota y puntero acerado en
piedra caliza, presentan la huella de siglos por el incesante roce o deslizamiento de los cántaros de cerámica
tras su llenado en los caños. Testigos mudos ellas de penas, sufrimientos,
alegrías, verdades, mentiras, confidencias,
chismorreos, amores y amoríos…Y nada digamos de las losas de los
lavaderos públicos— ¡éstas si que oyeron
cosas¡—, pulidas y alisadas ellas por el continuo frotar con los puños la ropa enjabonada… Todo se contaba y
comentaba en estos sitios. Eran como “los mentideros” locales de la época…
¡Cuántas cosas sabríamos hoy
si las piedras de las fuentes y
lavaderos públicos —propios de nuestros pueblos— hablaran y nos contaran lo que durante
siglos escucharon, y mudas, callaron…! ¡Cuántas confidencias nos harían, y cuántos mitos y altas torres no caerían, al declarar como mentiras lo que sólo fueron falsas verdades, y como verdades, lo que sólo fueron falsas mentiras…¡. Y también, a honrar al que no
mereció ser deshonrado, y a descubrir al
farsante que no mereció ser encomiado…
Aunque, tal vez, algún día
venzan a los mágicos poderes que las petrifican, enmudecen y “encantan”,
y siguiendo al romancero, se animen a contar lo que vieron, oyeron y durante siglos silenciaron:
Cosas tenedes, el Cid,
que farán fablar las piedras.
Los
cortijos antes relacionados disponían de
pozos para abastecerse de agua destinada a la limpieza y como abrevaderos para la abundante ganadería que muchos de ellos
poseían. También se destinaba esta agua al consumo humano, pero al final del verano bajaba
notablemente su nivel hasta agotarse y sus aguas se hacían muy salobres al aumentar su concentración en
sales, sobre todo si habían
sido excavados en tierras de asperón. Esto motivaba que disminuyera su potabilidad y no fueran aptas para beber y cocinar. En estas circunstancias era cuando acudían más
frecuentemente a la fuente de El
CHORRO para aprovisionarse de agua fresca
y de buena calidad.
Estos pequeños embalses se llamaban —y continúan
llamándose— perezones, aunque
el término, muy usado
por aquí, no lo registra el
diccionario de la RAE. Tampoco lo recoge el conocido popularmente como el CORAMINAS… Ignoro si esta
palabra se escribe así, no lo sé, pues
nunca la he visto impresa en ningún texto solvente… Probablemente se trate de un
localismo o, mejor, regionalismo,
pues la he oído también en alguna otra provincia andaluza con diferentes
acepciones, aunque todas ellas relacionadas con el agua… No es descartable
tampoco pueda tratarse de la deformación
popular de la palabra presa en su larga evolución en el medio rural o de una construcción anómala sin etimología
conocida…
Hasta
donde yo sé, en Periana existen varios perezones más —también llamados así —
de gran capacidad cada uno de ellos que,
a modo de albercas terrizas, se utilizan para regar en verano, y aprovechan
para su llenado tanto el agua de la lluvia como la de las acequias. Modernamente, algunos de
estos perezones están siendo
plastificados para evitar filtraciones y retener la mayor cantidad de agua
posible para cuando sea necesaria su utilización.
Insisto
en esta cuestión —a pesar de
reconocer su intrascendencia— porque hace escasos meses se debatió en la red de redes, entre conocidas personas
de nuestro entorno, el origen del término,
basándose precisamente en el caso
concreto de este perezón, observado in situ
y propuesto como tema de debate por la más
laboriosa, omnipresente e infatigable
divulgadora de las internautas. Yo
añadiría algún adjetivo más: omnisciente,
porque está tan bien informada, que lo sabe casi todo… ¿Cómo se entera? ¿Qué fuentes secretas de información tiene? No lo sé, pero parece una Agencia de Noticias… Se mueve siempre como los paparazzi: ojo avizor, cámara en mano, a la caza de la noticia y disparando fotos a derecha e
izquierda… Como los “reporteros”
de los grandes diarios… Y todo ello con pulcritud, delicadeza, veracidad y respeto a la intimidad de las personas.
Alguien tendrá que hacerle
justicia algún día reconociendo, al menos, sus inestimables servicios al pueblo… Nadie
antes que ella divulgó y promocionó más y mejor el nombre de Periana por todas las
plazas y foros del mundo… ¿Saben a quién aludo? ¿Conocen su “portal”?. Adivínelo el
lector. Es fácil identificarla, porque ella parece gozar del especial don de la ubicuidad,
es decir, capacidad de estar
presente al mismo tiempo en sitios distintos ocupada en cosas diferentes, y
además, haciéndolas todas bien…
4
REGANTES, MOLINEROS Y GANADEROS
El ganado, muy numeroso en aquellos tiempos y perteneciente
a diversas especies, transitaba sediento
por estrechos caminos y atajos hasta las
pilas de los pozos, y cuando estos se
agotaban, se dirigían a las pozas del
río, levantando tras sí densas polvaredas visibles desde algunas de las más elevadas
calles de nuestro pueblo.
En los años de lluvias escasas, el estiaje
o caudal mínimo a final de verano solía
ser tan pronunciado, que las pozas carecían de agua para
que abrevara tan abundante
ganadería. Era entonces cuando
la desaparecida Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Periana—
cuya jefatura la ejercía eficientemente por aquellas fechas Bartolomé Clavero Núñez, Bartolomé—,
cumpliendo este organismo con una de sus finalidades, intercedía cerca de la Junta de
Regantes de la Acequia de Mondrón- Vilo para que se abstuviesen
voluntariamente de regar y dejaran ir
las aguas río abajo hasta llenar las pozas… Este gesto solidario
lo solicitó y alcanzó en varias ocasiones mediante
sus persuasivas formas y peculiar
don de gentes… Como persona, gozó de gran estima en el pueblo tanto por su
afabilidad como por su disposición a
intermediar en todo cuanto redundara en
beneficio de sus convecinos…
Esta
cesión temporal representaba un gran
sacrificio para los regantes, pues la
mayoría de las tierras de esta comarca se sembraban por aquellas fechas de “habichuelas”,
legumbre que se regaba “a manta”, conducida el agua por
cuidados surcos, con riegos abundantes
y muy frecuentes, para que la cosecha fuera óptima en cantidad
y calidad… Además, era una de las plantaciones más sociales en tan
proverbiales tiempos de miseria y penuria económica…
Aprovecho
la ocasión para decir que las
habichuelas o alubias de Mondrón fueron
tan afamadas en su tiempo como las de La
Bañeza (León) o los garbanzos de Alfarnate, mencionados y valorados estos últimos
por el escritor egabrense Juan
Valera en su novela Juanita la
Larga… Lamentablemente, ni las alubias de Mondrón ni los garbanzos de
Alfarnate se siembran desde hace décadas por su difícil mecanización y elevado coste en mano de obra…
No obstante, la simulación , y
consiguientemente, la desconfianza de
los regantes, también existían: a veces, se sospechaba que los ganaderos
alegaban las prioritarias necesidades del ganado para regar sus tierras, y los molineros, conseguir que los cinco molinos harineros de la
ribera, aguas abajo de la “junta de los ríos”, —Balastrera, Broches (después Domingo Vallisco, y por último, Antonio Báez “ Vicente) , La Puente, José el Cojo (Osecojo) y El Algarrobal — muy activos
en la época del llamado estraperlo, utilizaran la fuerza motriz del agua para mover sus
pesadas piedras y continuar
moliendo el trigo —negocio sumamente rentable en los tiempos de referencia—, es
decir, pretendían, como reza el dicho popular,
“llevar el agua a su molino…”.
Uno de estos molineros, Juan Ruiz, apodado Balastrera, se hizo muy
popular por sus dichos,
sentencias y chascarrillos… También
por sus aventuras amorosas, algunas, muy
comentadas y rocambolescas, fueron recogidas en sus coplas por las comparsas de
turno… En Periana alternaba con la élite del pueblo, derrochando, más que gastando, el
dinero… Con estos mismos amigos de “taberna” — personas de la máxima relevancia social y
económica de la localidad— se desplazaba a la ciudad de Málaga, donde en “juergas y borracherras" dilapidaba
el dinero que obtenía en el molino en tiempos de tanta bonanza económica… Y no sólo satisfacía sus propios gastos y
consumiciones, sino que también pagaba espléndidamente los de sus
acompañantes… Él sabía que el pueblo de Periana censuraba sus actitudes y
comportamientos. Por ello repetía frecuentemente esta frase:
La gente de Periana dice que conoce a
Juanito Balastrera, pero Juanito Balastrera también conoce a la gente de Periana…
Era
la única persona del entorno suscrita —lo cito como mera curiosidad— a un periódico en tiempos donde la lectura de la prensa era
poco habitual… Y las restantes lecturas también… Las noticias que conocía las transmitía a sus clientes, visitantes del molino y
tahona, y también a los compañeros de
taberna…Pasaba por ser una persona bastante
bien informada, ideológicamente
de tendencia progresista, para su tiempo y circunstancias… Murió en la pobreza, pero asistido por sus
familiares más directos… Es lo que suele
suceder en estos casos de excesiva prodigalidad y dispendio… Una consecuencia del dinero fácil…
Estos
modestos molinos harineros cesaron en su floreciente actividad hace bastantes años por falta de
materia prima, pues apenas se producen cereales en la zona. Tal vez hubiesen desaparecido también por la competencia de las grandes industrias harineras, dotadas de maquinaria
más moderna, con las cuales no podrían haber competido ni por la calidad ni precio del producto. Por estas razones, los encontramos hoy abandonados y en estado de ruina o, en
algún caso, utilizados como vivienda…
Hay que
precisar que moler trigo y abrevar el
ganado no eran cosas incompatibles entre
sí por el nulo consumo de agua por parte
de los molinos. No así el regar huertas…
Por este motivo, las suspicacias y reticencias eran tan frecuentes
como inevitables, y en no pocas
ocasiones, las meras sospechas dejaban
de serlo para transformarse en certezas…
Estos problemas coincidían siempre con los años de la llamada pertinaz sequía, término muy utilizado por el franquismo y divulgado
a través de su diario “NO-DO”, exhibido obligatoriamente en las pantallas de
todos los cines, para divulgar sus
logros y distraer la atención de la gente apartándola de la
tentación de inmiscuirse en temas políticos… Esto era lo que realmente preocupaba al dictador… No obstante, es
verdad que en aquellos años los llamados ciclos de sequía parecían más
largos y persistentes que ahora,
y en no pocas ocasiones, verdaderamente angustiosos… Tampoco la información
meteorológica que se tenía era tan precisa
y exacta como la actual.
Existían vados
en el río muy utilizados para el
paso de peatones o como bebederos para el ganado: La
Calaína, Colodra, El Algarrobal,
Fuente Mulero, etc.
Cortijo Colodra
Los pozos eran muy numerosos en todas Las Rozas,
pero existía uno en la
subcomarca La Morra— conocido como el Pozo la Perdiz— que merece el honor de ser citado por
su nombre, pues constituía una excepción por la excelente calidad de sus aguas. Obviamente, era el más celebrado
y utilizado por los campesinos. Hace
pocos años quedó muy afectado, casi
destruido y dispersadas sus aguas, por las obras realizadas con motivo del trazado de la Carretera del Arco, pero
después fueron concentradas de nuevo— a petición del propietario— y recuperadas
para su uso, gracias al interés demostrado en su día por el Ingeniero
Director de las obras de esta
carretera, don Manuel Miranda,
a quien agradezco la información que tan
amablemente me ha facilitado sobre el tema que comento, no obstante haber transcurrido tantos años desde su
finalización.
En la actualidad, las aguas de este
renombrado pozo no se destinan al consumo
humano por disponer las viviendas cercanas de agua
potable de excelente calidad procedente de la controvertida fuente El Chorro y
el manantial El Batán, como aludo antes y explicitaré al final.
El
agua, tanto para consumo humano como
para el ganado, se extraía de estos
pozos mediante un cubo de
aluminio u hojalata, a modo de solitario cangilón, elevado por una garrucha o
polea fija accionada por el aguador. En otros
casos, simplemente tirando de él con una cuerda… Cuando el agua
se destinaba para que el ganado abrevara, esta se vertía en unas pilas construidas
al efecto. Cuanto más profundo era el pozo, obviamente más esfuerzo humano requería. Pero por lo
general, su profundidad era escasa, pues
se excavaban a mano y después se
revestían interiormente con piedras calizas. Pensar en motores eléctricos
para la elevación del agua era en
aquellos tiempos algo inalcanzable...
Baste decir que ni siquiera las viviendas de los cortijos contaban aún con electricidad. Esta llegaría
al pueblo de Periana en 1912, y tardó varios lustros en ser llevada hasta los caseríos más
importantes: Los Marines, Mondrón, Vilo, Baños de Vilo… La
electrificación rural plena fue tan lenta —y costosa— que aún existen cortijos
que han tenido que recurrir a la nueva tecnología de “las placas solares” por ser éstas económicamente más asequibles… Cito
un ejemplo: el Cortijo La Cueva, también
en la Axarquía…
Por tanto, el candil,
el farol o el quinqué eran los únicos medios disponibles para alumbrarse de noche… Y el canto del gallo
o bien el Lucero del alba, el reloj que advertía a los soñolientos
gañanes la hora de pensar las vacas por las madrugadas, y al resto de trabajadores los
invitaba a desperezarse para iniciar sus faenas antes que despuntara el sol… Cuando
el cielo estaba nuboso, ante la
imposibilidad de observar el Lucero, los gañanes subían en una estaca del tinado o establo un gallo sacado del
corral para que con su quiquiriquí mañanero les anunciara la
proximidad del nuevo día…
El gañán que en el Cortijo de Colodra cuidaba las vacas se apodaba Miel
Blanca, y los compañeros de cortijos aledaños le cantaban esta copla:
Cuando
cantan los gallos — es señal de que viene el día—y se levanta Miel Blanca—a “pensar”
su vaquería…
Asimismo, la información y relación con el
mundo exterior dependía casi únicamente de las noticias transmitidas por arrieros, recoveros, buhoneros y demás
transeúntes que pasaban por allí o por
los soldados que volvían de “la mili”…
Al carecer de electricidad, tampoco existía la radio. Los “transistores”
de pilas aún no se habían inventado…Y pensar en el teléfono hubiese sido
una quimera…
Todo ello cargado de primitivismo, pero a la vez
expresivo de hábitos y formas de vida
aceptadas como normales en su
tiempo… Es posible que algún lector se sorprenda de costumbres
tan arcaicas en los albores del
s. XX. Esta era la realidad…
No
piense nadie que se sentían más infelices o esclavizados que los hombres de comienzos del s. XXI… Desconocían otras formas
de vida, y ya sabemos que “no se añora lo que nunca se conoció...”. En la vida todo es relativo…
Pero no son pocos también los que aman más lo que conocieron— y no olvidaron—
que lo que conocen ahora y tal vez
deseen olvidar…
Hay
cosas que nunca son absolutamente malas ni absolutamente buenas. Todo
es, como dijo el poeta, “según el color del cristal con que se mira…”. La psicología humana es más compleja de
lo que a simple vista pudiera parecer, y
que la conocida frase “el
corazón tiene razones que la razón desconoce” sigue siendo verdad desde que
la pronunciara Pascal hace más de tres siglos…
5
EL CONFLICTO
El llamado Cortijo de los Pedernales, en cuyas
tierras se encuentra la fuente de la discordia, EL CHORRO, tenía como propietario a Rafael
Guerrero Muñoz, vecino de Riogordo.
Este hombre era el mayor terrateniente de la Axarquía. Ser
terrateniente en aquellos tiempos otorgaba
prestigio, relevancia social y, en cierta media, poder e influencia… Eran los envidiados ricos
de entonces… Como dato ilustrativo, diré que
tuvo seis hijos y a cada uno de
ellos legó un cortijo. Solamente en el término municipal de Periana poseía
tres, limítrofes entre sí: La Callejona, El Cerro y
Los Pedernales, cuyas tierras bordean el Cerro de Alcolea por los cuatro puntos cardinales. Puede afirmarse
que este montículo era prácticamente posesión suya…
Rafael Guerrero Muñoz, dueño de
los Cortijos La Callejona, El Cerro y Los Pedernales
Fue éste un hombre muy activo, especialmente experto y habilidoso
para las cuestiones relacionadas
con la agricultura y la ganadería,
sectores en los que cosechó grandes éxitos, como prueba el extenso patrimonio
conseguido a base de constancia, esfuerzo y trabajo… Hay que decir también que
la coyuntura económica era en aquellos
tiempos muy favorable para la creación de fortunas de este tipo, aunque no
todos supieron aprovechar ocasión tan propicia…
Cito una anécdota que sintetiza el concepto
que sus paisanos tenían de Rafael: Éste enviudó relativamente joven, y casó en
segundas nupcias con una hermana de su anterior esposa, cosa posible, pero no demasiado frecuente… Así resultó que los
hijos del primer matrimonio y los habidos
en el segundo, eran entre sí,
además de hermanos de padre, primos hermanos…
Los más irónicos del pueblo, comentaban:
— Es tan
económico, que se ha casado con la
cuñada para ahorrarse una suegra…
Los tres cortijos, ninguno de ellos
pertenecientes ahora a la familia Guerrero,
son extensos y productivos, más hoy que antes,
al ser cultivados con criterios
empresariales más modernos. Y
uno de los tres— Los Pedernales—, reconvertido con acierto en una moderna dehesa acotada donde pasta una abundante y variada ganadería
que añade un aspecto de paisaje cántabro a la
comarca, donde es infrecuente ver este tipo de extensas explotaciones ganaderas en régimen de libertad.
Todos los signos de riqueza que
conllevaban las posesiones rústicas
desaparecieron como una consecuencia más
del trasvase de población del
campo a la ciudad, con la consiguiente
pérdida de peso del sector agropecuario
en beneficio del industrial y el de los
servicios.
A escasos metros de la fuente El
Chorro existe una extensa y fértil parcela denominada Huerta
de los Caros. Ésta formaba y forma
parte del Cortijo Los Pedernales.
En ella se cultivaban árboles frutales— hoy
aguacates—, y en verano, hortalizas y legumbres para el consumo familiar. Las labores necesarias
para el cultivo las realizaban operarios residentes en alguno de los caseríos
próximos, generalmente en régimen llamado entonces de “medianería”…
Antigua acequia desde El Chorro hasta la alberca
En la
parte inferior de esta parcela existía
una alberca— hoy en ruinas— que concentraba el agua procedente de la antedicha fuente mediante una rústica canalización
construida con lajas o finas losas de piedra— aquí muy abundantes—, utilizadas
también, en ciertos casos, como solería en
algunas viviendas de familias de economía modesta... Desde este pequeño
embalse se distribuía el agua por las partes regables de la huerta mediante
surcos abiertos con el arado y alisados después a mano con el
escardillo.
A escasos metros de esta alberca se encuentra— lo cito como
mera curiosidad— el conocido Tajo de la Parda, desde el cual, a
modo de trampolín, los muchachos lugareños
se lanzaban al Pozo de
la Campana, en
la margen derecha del río Sábar,
utilizado en aquellos tiempos como modesta playa local, pues era uno de los pocos pozos de este río que reunía las mínimas
condiciones para que los bañistas se
zambulleran en sus aguas... Debo aclarar
que los bañadores no eran utilizados— ni siquiera conocerían su existencia—por los jóvenes de estas
tierras, que se bañaban “en pelotas” como la cosa más natural del mundo…Desde luego, es innegable que el nudismo, o desnudez
completa, es más natural que el uso del bañador, aunque ellos, evidentemente, no se
bañarían así por seguir este criterio…
Tajo La Parda
No
muy alejado del anterior, a unos trescientos metros aguas abajo del mismo río
—lindante con la Huerta de los Caros—, está el
Pozo del Higuerón, muy
frecuentado también por los bañistas de
los alrededores. A éste acudían los más pusilánimes, pues circulaba una leyenda sobre el Pozo de la Campana que advertía
de los peligros de un sumidero, más imaginario que real, en
el fondo del mismo…No obstante, y pese a las advertencias del los padres, éste
era el más concurrido. Siempre lo prohibido
fue manjar más exquisito que lo permitido… Es la psicología humana, que siempre comporta así…
Es
probable que algún lector, desconocedor de aquella época, primeros años del s.
XX — hace casi un siglo—sienta curiosidad por saber dónde y cómo se bañaban las chicas aldeanas, o mejor, las muchachas, mocitas o mozuelas, pues así eran llamadas entonces. Eso de chicas o niñas era propio de ambientes más refinados, y llagaría por aquí bastantes años
después…
¿En las pozas del río? —se preguntará—. Eso
ni pensarlo…, y con los varones, absolutamente impensable… Y no digamos desnudas:
esto en la mentalidad casi medieval imperante
era metafísicamente imposible… Con
esta pedantesca y filosófica frase se dice que algo es absolutamente imposible que suceda…
¿Dónde se bañaban entonces? En casa, sin cuarto de baño, con los pies
metidos en un lebrillo de barro o cuba de cinc, o simplemente apoyados en el suelo, y arrojándose agua por
la cabeza, con un jarro o cazo, a modo de ducha, previo enjabonado del cuerpo…
De este modo es presumible no se bañaran por placer, sino más bien por higiene, pues hasta el agua
la tenían escasa… Éstos eran los usos y
costumbres imperantes y las
circunstancias impuestas por los tiempos, y así se vivía, sin añorar ni desear otra cosa, porque nada mejor habrían conocido…Tampoco
acudían a la playa, pues ésta estaba muy alejada, y además, esto tampoco estaba bien
visto por el entorno social...
Exhibirse en bañador —el biquini tardaría varias décadas en
aparecer por estos lugares— era como opositar a una plaza definitiva de mujer soltera con el cien por cien de probabilidades
de obtener el número uno… Pero
esta mentalidad hay que situarla en el tiempo de referencia como un dato
histórico. En la actualidad, el nivel de progresismo
es el mismo que el existente en
cualquier otra parte de nuestro país,
como es notorio para cualquiera observador…, y en ciertos aspectos de la vida,
tal vez seamos más vanguardistas que
otros, por aquello de la inexorable ley física
del péndulo…
Tras la digresión anterior, retomo el tema
de nuevo. El agua procedente de los
lavaderos es poco apta para el regadío
de frutales, verduras y hortalizas. Por ello, el propietario de estas tierras,
que lo era también de la aludida fuente,
trató de impedir que las mujeres de viviendas próximas— en ocasiones también de alejados cortijos—lavaran sus ropas en el
lavadero existente en la misma y utilizaran como tendederos los matorrales de
los alrededores. Asimismo, quiso
prohibir que los habitantes de caseríos y haciendas comarcales, se aprovisionaran de agua para el consumo doméstico. Eran tan
numerosas las caballerías que llegaban, sobre todo, a finales de verano, cuando
los pozos se agotaban, que solían
formarse largas colas a la espera de poder llenar sus cántaros cerámicos o garrafas
de vidrio… Y así, el agua del caño apenas daba
abasto para satisfacer la demanda de tantos consumidores...
Con su negativa e impedimentos de diversa índole , Rafael Guerrero no solamente pretendía evitar la disminución y contaminación de las
aguas destinadas al regadío— esto tal vez fuese secundario para él — sino reafirmar
al mismo tiempo su derecho de propiedad sobre ellas , puesto en entredicho por el uso tan generalizado
que personas ajenas hacían de las mismas.
Y secundariamente, desearía impedir
también el tránsito por su finca para evitar la consolidación de una
servidumbre de paso. Todo ello, parece
ser, era el principal
móvil de su tenaz oposición: evitar la adquisición de derechos por personas
ajenas en menoscabo de los suyos propios…
Por aquellas fechas estaba en vigor la Ley de Aguas de 13 de junio de 1879, que
consideraba las aguas afloradas en una
finca como aguas privadas. Hoy todas las aguas son públicas, salvo que fueran
declaradas como aguas privadas en tiempo y forma…Y no olvidemos que el derecho
de propiedad por aquellas fechas era casi absoluto y sagrado. No obstante, el uso continuado de las mismas por personas
ajenas a la propiedad
podía crear una servidumbre de
uso doméstico sobre estas aguas y, simultáneamente, también una servidumbre de paso, necesario
para acceder a ellas…
Y como el uso continuado de fuente y camino databa de siglos, ambas
servidumbres estaban más que consolidadas
por eso que los juristas llaman “servidumbre adquirida por prescripción
inmemorial”. Tan inmemorial, que
databa nada menos que desde el Neolítico, como se colige de cuanto
digo al inicio de este artículo… ¿Era posible más antigüedad?.
Para impedir que las
mujeres usaran el lavadero, operarios del dueño de la finca lo cubrían de
piedras durante el día para hacerlo impracticable, mientras que por la noche— amparados en la oscuridad— hombres de La Viña y Los Marines las extraían del mismo, deshaciendo lo realizado
durante el día…
El más decidido y destacado de estos
hombres fue el joven José Moreno Román, quien
a pleno día y con una barra de hierro —me informa su hermano Luís—, extrajo las
piedras más voluminosas para dejar patente
su deseo de ser
el adalid en la defensa del agua…
En
las restantes ocasiones, figuraban las mujeres como autoras de la extracción de las piedras por entender que la responsabilidad penal de éstas sería menor en caso de ser descubiertas y denunciadas, como
así sucedió…
Y de este modo actuaban unos y otros, como en el
mito de “la tela
de Penélope”, en un sucesivo y monótono tejer y
destejer, destejiendo por la noche lo
tejido durante el día…
Pese a las precauciones tomadas, estas precavidas y tenaces penélopes
no pudieron eludir su responsabilidad ni evitar su ingreso en prisión, como
veremos más adelante.
6
PALIZA, CÁRCEL Y VICTORIA FINAL
Era vox pópuli en toda la zona que el promotor de este
levantamiento vecinal en defensa del agua era el propietario del cercano Cortijo de Buenavista de Alcolea. Era, diríamos,
como el inductor y cabeza visible la protesta…No en vano su hija Teresa era considerada como la líder
del movimiento reivindicativo del agua. Esta joven gozaba de mucho ascendiente e
influencia social entre sus convecinos,
poseyendo un don especial para movilizar a la gente y suscitar
adhesiones…
Cortijos La Viña(izquierda) y Buenavista (derecha)
El
cortijo está situado a no muchos metros
del acuífero de la polémica, en un altozano desde el que se puede contemplar un amplio y bello panorama.
De ahí el sobrenombre de Buenavista.
Antoñico Pascual— así lo llamaban — era
persona muy lúcida, con inquietudes sociales, socarrón, de lento caminar y poca agilidad física...
Por iniciativa suya se creó, en 1925, la
escuela pública de Mondrón, según se expresa
en una lápida conmemorativa,
salvada, restaurada y conservada hoy por el periodista José Antonio
Frías Ruiz, exdirector de Diario Sur, alumno que fue de
esta escuela. Antonio Pascual Godoy (Antoñico)
Antoñico,
era oriundo de Mondrón, y solía
desplazarse con frecuencia por aquellos
parajes, a lomos de una mansa burra de su propiedad, para visitar
a su anciano padre que residía en esta aldea.
Un día, Rafael
Guerrero esperó oculto entre unos matorrales el obligado paso de Antonio
por aquel camino. Lo hizo bajar de la
borrica, y le propinó tal paliza, que a consecuencia de las
heridas y contusiones producidas estuvo
varios días en cama…
Con esta agresión, Antoñico alcanzó más popularidad y apoyos
en su lucha por el agua, convirtiéndose en portavoz y representante de los derechos de todo el vecindario…La
intención de amedrentar surtió,
precisamente, el efecto contrario. Esto es lo que suele ocurrir cuando en lugar
de la razón se usa la violencia…
Pasado algún tiempo, en los inicios de la contienda civil, recibió una tarde la
visita de unos “milicianos” que
venían para llevárselo— fácil es imaginar el para qué, aunque no el por qué… — a ese lugar al que muchos
fueron y jamás volvieron…
Había
ido, como de costumbre, a visitar a su
padre, y antes de llegar a casa, su amigo Manuel Ruiz López, Manolillo de la Viña, salió al camino para advertirle de los sospechosos huéspedes que lo esperaban. Intentó disuadirlo
para que se volviera, pero él contestó:
— Ya que estoy aquí
no me vuelvo. De todas formas, el perro ha llegado a
la casa y sabrán
que estoy cerca…
Nada tengo que temer porque nunca hice mal a nadie…
Y continuó.
Entró el jefe de la partida en el
cortijo, mientras los restantes compañeros esperaban en los alrededores, en la
cercana era, y tras conversar largo rato con él, constató que era una buena
persona, exenta de malicia, sin tintes
políticos, y decidió perdonarle la vida… Al salir de la
vivienda sin acompañante, le preguntaron los milicianos del grupo, con cara de desencanto:
— Pero, ¿no nos lo llevamos?
— No. Lo vamos a dejar que críe a sus hijos. Es un
buen hombre.
Este incidente me lo relató, no hace mucho
tiempo, un nieto suyo que fue testigo
presencial de la escena.
Hubo personas que interpretaron lo sucedido como una consecuencia derivada de la animosidad— más bien odio— que se generó durante la disputa por el agua. Pienso, no obstante, que entre ambos hechos no hubo ninguna conexión, y
menos, relación de causalidad. Sería absurdo… Éste fue un caso más de los
muchos que se produjeron en la zona, afortunadamente, sin consecuencias
que lamentar.
No obstante, puede ser que por la controversia del agua adquiriera Antonio cierta
notoriedad y relevancia social, dándose a conocer en la comarca como persona
con ascendiente moral sobre sus convecinos, con capacidad de convocatoria y
liderazgo, más influyente que otras personas, pero no otra cosa… Todo lo demás son absurdas
especulaciones carentes de lógica y fundamento… Ni siquiera militaba en algún
partido político de los existentes por aquellas fechas. Su lema fue siempre: paz, trabajo y buena vecindad…
Retomando el tema, diré que la cuestión del agua exacerbó los ánimos hasta tal punto, que la guardia civil tuvo que
hacer acto de presencia en varias ocasiones para sofocar la insurrección popular y evitar violencias. Éstas se desencadenaron con más fuerza cuando el propietario de la finca contrató a un conocido albañil de Riogordo— Francisco Fernández Moreno, más
conocido como Frasquito el albañil— para tapar la fuente mediante obra civil,
dado que el cubrirla de piedras resultó
ineficaz por la perseverancia de los vecinos
en extraerlas por la noche.
Mientras
éste realizaba su trabajo, varias mujeres lo observaban atentamente provistas de
sendos palos, esperando que finalizara la operación… Y cuando terminó su
faena, deshicieron la obra realizada,
descubriendo nuevamente las pilas y el fluir las aguas… Fue entonces cuando el Juez de 1ª Instancia e Instrucción de
Colmenar, en aquellos tiempos cabeza de partido judicial, ordenó su ingreso
en prisión al calificar lo sucedido como un acto de sabotaje…
Me refieren una curiosa anécdota relativa al juez. Este
vino a ver in situ la fuente de la polémica. Y una de las mujeres presentes, María
López Pareja, apodada La Manoleta, partera local, lavaba sus trapos. Era persona muy desinhibida, de carácter alegre y locuaz. Estaba
afectada de un visible y característico temblor
esencial en los brazos que le ocasionaba grandes oscilaciones…Vivía tan cerca, que estimaba
la fuente como las
cantareras de su cocina. .. Sin pretenderlo, salpicó de agua al juez. Y éste le dijo:
— ¡Señora, que me va usted a mojar!
María le contestó desenfadadamente:
— ¡Pues si se hubiese quedado en Colmenar
seguro que no lo habría mojado!
Las mujeres que más se significaron en la
revuelta fueron conducidas por la
guardia civil hasta Mondrón, y desde
aquí, en el cajón de una camioneta—los autobuses de entonces— a la cárcel de mujeres de Málaga. Parece ser que las autoridades pretendían más disuadir, y acaso amedrentar, que hacer justicia…
Desde la carretera se divisa muy bien la fuente de la disputa, y cuando la
vieron, comenzaron a mover los brazos gritando,
con gestos de despedida, y talvez, derramando alguna lágrima, mientras coreaban los más sentidos adioses:
¡Adiós
Chorro, adiós Chorro…!
¡Adiós,
adiós!
En esta prisión provincial permanecieron un tiempo que no he podido precisar al no vivir en la actualidad ninguna de las
protagonistas... Y como las cifras que
me dicen difieren entre sí, ante la duda prefiero omitir el dato…También se refiere que
una de éstas mujeres estaba en avanzado
estado de gestación cuando ingresó en prisión, y allí dio a luz a una hija…Algunos dan hasta el
nombre… Es posible porque todas eran jóvenes…
Lo que si es cierto es que una de las encarceladas, Teresa Pascual Ruiz, estuvo acompañada de su hijo Miguel, lactante
de seis meses, durante todo el tiempo que estuvo encarcelada. Por ello dice éste, irónicamente, que entró en la cárcel con seis
meses…
En
realidad, los actos de protesta en
defensa del agua fueron generales en toda la amplia comarca donde habitaban los
usuarios de la misma. No
hubo excepciones en las manifestaciones de rebeldía, pues sabían lo que se jugaban… La unanimidad fue absoluta. Todos, hombres y mujeres, actuaban
al unísono como una sola persona, sin deserciones ni cobardías. No obstante, sólo las mujeres exteriorizaban
su beligerancia… Pensaban —como digo antes— que la justicia sería más benévola
y condescendiente con ellas, precisamente
por su condición femenina… Pero nunca estuvieron solas ni les faltó
la complicidad y apoyo de todo el vecindario.
Esta
postura colectiva y unánime
de rechazo ante la injusticia infligida a toda
una población, la expresan muy bien los populares versos de Lope, sin duda los más conocidos y repetidos de nuestra rica
literatura, por recoger algo tan consustancial a la propia
idiosincrasia del pueblo español como es la unidad y rebeldía frente a sinrazones y atropellos:
— ¿Quién es Fuenteovejuna?
— Todos a una, Señor.
Las mujeres encarceladas a causa de la insurrección popular fueron muchas. Cito algunas de estas valientes amazonas cuyos nombres me han sido facilitados por sus descendientes y vecinos. Yo mismo guardo un grato recuerdo de varias de ellas, aunque por razones de edad, no
conocí los hechos que comento. Para estas mujeres y sus familiares fue siempre
un motivo de orgullo el haber sido
detenidas y vejadas por causa tan noble y justa. Los nombres de las participantes en la revuelta, fueron los siguientes, aunque
la relación puede no ser exhaustiva:
- Teresa Pascual Ruiz, Teresa de Buenavista.
- Ana Mateos Moreno, Anica de la Morena.
- María López Pareja, la Monoleta.
- María Cuenca Gómez, la María de Cencerra.
- Josefa Torres Ruiz
- Isabel Mostazo Alarcón
- Teresa Frías Pascual
- Teresa Ruiz López
- Encarnación Mostazo Alarcón
- Ascensión Pascual Ruiz
- Nieves Ruiz López
- Isabel Mostazo Ruiz
- María Román Benítez
Las
comparsas se hicieron eco de estos
sucesos. Como es sabido, éstas actuaban
a modo de juglares medievales, de
caserío en caserío, de cortijo en cortijo, de la misma manera que aquéllos lo hacían de castillo en castillo… En
un artículo anterior publiqué un amplio
repertorio de muchas de
estas coplas populares. Ahora
salvo del olvido algunas alusivas a los sucesos de la fuente de “EL
CHORRO”:
El señor Rafael Guerrero
Es un hombre muy decente,
y como tiene dinero,
quiso tapar la fuente...
Y las mujeres gritaban
y gritaban con razón,
que si nos tapan la fuente
es nuestra perdición.
Vino la guardia civil y se las llevaron presas,
pero no iban “amarrás”,
y cuando llegaron a la Audiencia,
les dieron la libertad.
Es un hombre muy decente,
y como tiene dinero,
quiso tapar la fuente...
Y las mujeres gritaban
y gritaban con razón,
que si nos tapan la fuente
es nuestra perdición.
Vino la guardia civil y se las llevaron presas,
pero no iban “amarrás”,
y cuando llegaron a la Audiencia,
les dieron la libertad.
Finalmente, se celebró el juicio en Colmenar, y
se reconoció a los vecinos su derecho al
disfrute de estas aguas, probablemente como una servidumbre de uso para consumo humano y otra
de paso para acceder a la fuente, y
a partir de entonces, nadie impidió el ejercicio pacífico de estos derechos…
Me cuenta un longevo— casi centenario—
vecino de Riogordo, de prodigiosa memoria, emparentado con alguna de estas
mujeres, que el fallo favorable se obtuvo gracias a la brillante defensa que hizo su abogado defensor, pues conviene no olvidar que el llamado
derecho de propiedad era tenido entonces
como algo sagrado, y que para ganar un juicio, lo mismo antes que ahora, no
basta sólo con tener razón sino que es necesario, además, saberla defender y… que te la quieran dar, añaden otros jocosamente.
Rafael Guerrero fue condenado a
pagar las costas judiciales, y
pese a su condición de hombre sagaz y
adinerado, tuvo que renunciar a la utilización exclusiva de las aguas, desmintiendo, al menos en este caso, el
quevedesco “poderoso
caballero es don Dinero…”
He
intentado hacerme con el texto de la sentencia para incluirlo en este trabajo
como prueba documental, lo mismo que
hice en otras ocasiones, pero estos archivos
fueron quemados en Colmenar durante la contienda civil,
cosa que todos sabemos…Y por ello, mis esfuerzos en esta
dirección han resultado infructuosos. No obstante, por las informaciones que he podido
recabar, la sentencia se dictó en los términos que expongo
anteriormente. Era, por otra parte, lo
que legalmente procedía…
Antes de la celebración del juicio, solicitó el juez una
analítica del agua de la fuente comunal de
Rajaestacas para ver si reunía las suficientes condiciones
de potabilidad para ser utilizada en
sustitución de la procedente de El
Chorro. Esta idea la sugeriría el Sr. Guerrero para probar la existencia de una
alternativa a la suya.
Y como la picaresca es
algo inherente a la idiosincrasia
de nuestro pueblo— raro es quien no lleva en su interior algún lazarillo—
las muestras para los análisis fueron recogidas de la alberca y no de los caños, como era pertinente…Evidentemente,
la comparación con la del Chorro no admitía
dudas sobre la que era de superior calidad y condiciones higiénica-sanitarias.
Vista actual de la alberca
La
siguiente copla expresa el júbilo de los ganadores:
Ya no valen los dineros,
lo que vale es la razón
porque el agua la han ganado
Los Marines, La Viña y Mondrón...
lo que vale es la razón
porque el agua la han ganado
Los Marines, La Viña y Mondrón...
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SOLUCIÓN DEFINITIVA AL PROBLEMA DEL AGUA
(Adiós a los pozos)
LA
CARRETERA DEL
ARCO
( otra realidad no soñada)
El
cortijo de Los Pedernales fue heredado por Francisco Guerrero Madrona, hijo de Rafael. El carácter de
Francisco contrastaba con el de su
padre. Paquito Guerrero, como era conocido, fue una persona cercana,
cordial, servicial, afable y amistosa
con todos. Habitó con su familia en la finca heredada durante varios
años, y desde entonces, se acabaron las discrepancias y fricciones
con los vecinos a
causa del agua y otros temas…
Dice un adagio popular que del tronco de un mismo árbol sólo pueden salir ramas con savia del mismo árbol, pero como todas
las reglas tienen excepciones, ésta fue una de
ellas… Y nada diré de su esposa —María Pérez— excelente señora que, además de sus encantos personales,
poseía unas especiales dotes de simpatía
y generosidad con los que supo granjearse el afecto y el cariño de sus
vecinos más próximos, contribuyendo a
hacer “tabla rasa” de los
episodios más escabrosos del pasado…
Como
prueba de su talante abierto y proverbial caballerosidad , debo decir —participé en el
hecho—que cedió gratuitamente una parcela de su cortijo a la Cooperativa Olivarera
de Mondrón para la construcción de una “balsa” destinada a
la concentración de los
alpechines de la almazara propiedad de
esta Cooperativa, cuando fue prohibido su vertido en el río… No es fácil encontrar
una persona dispuesta a la cesión de una
porción importante de metros
cuadrados de su finca en las condiciones de gratuidad total y
larga vigencia como él lo hizo, y menos aún, para el embalse de un producto tan contaminante y
maloliente como son los alpechines de almazara…
¡Ah, se me olvidaba¡ : nunca tuvieron,
tuvimos, con él un gesto de gratitud, ni siquiera el obsequio con la
materialidad de una garrafa de aceite… Mea
culpa… Parece como si la ingratitud
fuera consustancial al alma de las
cooperativas, algo que portan y transmiten en sus propios genes…
Siendo él propietario del cortijo pactó con el Ayuntamiento de Periana,
en 1978, la cesión total de la fuente para elevar sus aguas hasta
un depósito común destinado a la
distribución domiciliaria por toda la comarca… Era a la sazón alcalde de
este pueblo Juan Antonio Ortigosa Pérez, a cuya eficaz gestión se debió el importante logro anterior. Como compensación, el propietario recibió la concesión permanente
y gratuita de un caudal de agua, puesta mediante adecuada conducción, en la vivienda del cortijo, suficiente tanto para el consumo humano como ganadero.
Y como
el caudal del agua del Chorro se reveló insuficiente para el adecuado suministro de las
mencionadas aldeas y extensa comarca de
Las Rozas, cuatro años después, en 1982,
siendo alcalde Rafael Zorrilla Moreno, este caudal se incrementó con otras aguas procedentes del manantial El Batán, igualmente de excelente calidad. Para ello fue necesario ampliar la larga y extensa red de distribución y construir dos grandes depósitos
más, uno en el cortijo La Cueva —Sierra de Enmedio— y
otro en la Loma de los Tres Cortijos,
en Las Rozas. De este modo, el agua
llegaría a todos los hogares en cantidad suficiente para un adecuado abastecimiento. Encomiable también la labor de este alcalde—
persona asimismo competente y resolutiva— que solventó definitivamente, haciendo
frente con un elevado presupuesto, al problema que más
acuciaba e impedía el desarrollo
económico y la prosperidad de una
parte tan importante de nuestro pueblo: la escasez de agua.
Los Marines y Las Rozas
Todo
parecía mágico e impensable años atrás: el
agua en las casas, el grifo sustituyendo
a las cantareras…Ya no había que ir
con el cántaro a la fuente para traer el
agua, era el agua la venía a
las casas… No diré que era un sueño
hecho realidad, porque tal cosa ni siquiera
la soñarían… Algo así era entonces inimaginable
para ellos, una utopía… No más cántaros, garrafas, caballerías, aguadores ni aguaderas, colas, juicios, amenazas,
privaciones, palizas, cárceles... Adiós
también a los pozos: éstos fueron
cerrados o tapados para evitar posibles accidentes.
Si se conservan algunos no son más que vestigios del pasado sin ninguna
utilización práctica en el presente.
Ya podían disponer en casa de
algo tan elemental e imprescindible como era agua
para beber y un cuarto de baño…, cosa que ya existía en las casas romanas,
que se sepa, desde el siglo VI a. de C.,
es decir, si no calculo mal, hace aproximadamente, veintiséis siglos… Y eso que
los romanos, para llevar el agua de un lugar a otro de distintos niveles, tenían que construir, nos
enseña la historia, nada menos que acueductos
o elevados canales sobre arcadas de piedra…
Para La Viña, Los Marines, Las Rozas y
demás caseríos, todo ello fue un logro que trasformó en oasis un semidesierto, tras un largo y
penoso caminar jalonado de sacrificios y privaciones…
¿Se imagina el hombre de hoy una vivienda sin
agua corriente ni cuarto de baño…?. Pues
así vivieron muchas personas de nuestro pueblo — y por desgracia también en
otros muchos —como en un reducto de
tercermundismo enclavado en un país
considerado como moderno…
A
sabiendas de que me desvío del
objeto central del tema— la problemática del agua y la economía en toda esta amplia comarca— no desaprovecho
la oportunidad para comentar,
sucintamente, a modo de colofón, otro hecho
también de la máxima importancia en el
desarrollo y condiciones de vida de
nuestros pueblo: la construcción de la Carretera del Arco.
Éste era el complemento que faltaba… Ambos logros— agua y carretera—convierten
a esta zona de la Alta Axarquía en un lugar de privilegio donde puede disfrutarse una vida cómoda y confortable, equiparable a la de cualquier otro sitio del país, y donde se levantan vistosas construcciones y restaurantes en sus márgenes, especialmente en las
cercanías de la Presa La
Viñuela…
Esta carretera — conocida
oficialmente como A-356—, en su tramo La
Viñuela a Casabermeja comenzó a
construirse en 1990 y finalizaron
las obras en 1995. Su ejecución tuvo dos fases: La Viñuela-Riogordo (1990-1992) y Riogordo-Casabermeja (1992-1995). Su trazado y ejecución
ofreció ciertas dificultades— me informan los técnicos que la planificaron y
realizaron— por tratarse de terrenos arcillosos, muy impermeables y con
poca resistencia en presencia del agua.
He
querido buscar y reflejar aquí estos datos por si en el futuro, o en el
presente, resultan de interés para
alguna persona deseosa de indagar en estos aspectos de nuestra historia local o
comarcal. Ya sabemos que lo que no se escribe se diluye en el tiempo y resulta imposible recuperarlo después. No hay
investigador que encuentre lo que no se
escribió o grabó por otro medio moderno, excepción hecha de los restos
arqueológicos... Es la mayor dificultad
que encuentran quienes gozan buceando en el pasado, que para algunos — entre los que
me cuento— resulta tanto o más sugestivo y atrayente que hacerlo por el
presente…
Desde
estas páginas expreso mi gratitud a la empresa CONSULTORA
NARVAL DE INGENIERÍA,
de Málaga, por su amabilidad al facilitarme los datos anteriores conservados
en sus archivos, tras más de veinte años desde su participación en la ejecución de las obras de esta vía, así
como también al Ingeniero Director
de las mismas, don Manuel Miranda,
persona aludida anteriormente.
No cabe duda de que el problema de las comunicaciones era también,
juntamente con el del agua, acuciante y vital, y lastraba el desarrollo económico de toda la comarca estancándola
en la pobreza y limitando sus perspectivas de futuro…
Basta
un dato: para llegar a la carretera o localidad más próxima había que transitar por caminos de herradura,
dependiendo del punto de partida, varios
kilómetros a pie o en caballerías, las
mujeres de más edad utilizando las clásicas jamugas
o sillas de tijera, exhibidas
hoy en
museos de antigüedades…
Segundo Pascual Toledo
Diciembre de 2013
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