jueves, 7 de julio de 2011

Los niños herniados y la mimbrera por Segundo PASCUAL TOLEDO.



LOS NIÑOS HERNIADOS Y LA MIMBRERA

Las hernias umbilicales son muy frecuentes en los niños. Suelen aparecer en el ombligo del bebé durante los primeros días de su existencia. Por lo general, se resuelven por sí solas antes de que cumpla un año. Esta es la experiencia que todas las madres tienen de ello. En nuestra comarca—y también en otras muchas—tenían los antiguos una manera muy singular de curar esta dolencia infantil. La sanación se hacía pasando al niño o a la niña (era más frecuente en los varones) por la mimbrera en la noche del día 24 de junio, conmemoración de la Natividad San Juan Bautista. Por lo común, dada la estación, noches claras y estrelladas. Desde los primeros tiempos de cristianismo el Bautista ha suscitado mucha devoción y fascinación entre las gentes. Tal vez sea porque su nacimiento profetizó la Natividad de Cristo. El mismo Jesús dijo de él no haber entre “los nacidos de mujer nadie más grande que el Bautista”. Las Noches de San Juan se han considerado desde tiempos muy lejanos asociadas a leyendas fantásticas, rituales mágicos, como si la atmósfera se cargara de algo invisible que nos trasladara a un mundo distinto donde lo imposible se hiciera posible…Noches también de hogueras: las populares HOGUERAS DE SAN JUAN…
En nuestra comarca existen, especialmente en los arroyos y humedales, muchas de estas mimbreras. Este, como todos sabemos, es un arbusto muy ligado en otros tiempos a las labores de artesanía
Cuando un niño padecía una hernia, es decir, tenía ”una quebracía”, como vulgarmente la llamaban, se pasaba por la mimbrera el Día de San Juan. Para que el rito surtiera los efectos deseados en la curación del niño eran necesarios “cuatro juanes” y “cuatro marías“. Se decía que ellas habían de estar “vírgenes”… Con la antelación suficiente, una rama de la mimbrera era hendida o abierta en canal, dándole forma de arco, para que el niño pudiera pasar de un lado a otro con facilidad a través de la misma.
Allí se reunían ” los juanes y las marías” ( el número solía variar de unos lugares a otros) para proceder al rito en el Día de San Juan, a las doce de la noche, que es justamente cuando comienza esta festividad. Yo recuerdo haber asistido personalmente en mi niñez a uno de estos ritos en favor de un hermano más pequeño. Tuvo lugar en el llamado arroyo de Las Lavaderas, donde existen muchas de estos arbustos. Me informan de que en tiempos muy recientes fue “pasado” un niño de esta comarca por una de las muchas mimbreras que allí prosperan merced a la abundancia de las aguas que discurren por este arroyo. Esto indica que la tradición y la creencia en su poder curativo sigue viva aún en el pueblo, y no ha desparecido del todo, pese a las facilidades sanitarias que se nos ofrecen en la actualidad.
El rito era el siguiente: “las marías” se colocaban a un lado de la mimbrera abierta y “los juanes”, a otro. Una María cogía al niño y se lo pasaba a un Juan a través del arco abierto, diciendo al mismo tiempo: “Tómalo Juan”, y éste contestaba : “Yo lo recibo , María.” Y viceversa: “Tómalo, María”, y ella respondía : “Yo lo recibo, Juan”. Simultáneamente, añadían: “quebrao te lo entrego y sano me lo has de dar”. Y así alternativamente, varias veces.
Después se cerraba la hendidura abierta en la mimbrera con una ligadura de hilo o algodón. Se tenía como un buen augurio el que ésta se consolidara y sanara pronto. Lo mismo sucedería al niño herniado. Hay que tener en cuenta que, según los pediatras, muchas hernias infantiles suelen sanar espontáneamente en la mayoría de los casos…Este era, salvo pequeñas variaciones, el llamado “rito de la mimbre” para la sanación de niños herniados o más comúnmente, “quebrados”… Mientras, la madre del niño permanecía en casa y lo recibía diciendo: “Dame el niño, que bueno está—porque Dios lo quiso —y el señor San Juan".




Segundo PASCUAL TOLEDO

02/07/2011.

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